Bakunin y la moral

 

Bakunin consideraba que el socialismo y el materialismo conducen a una moralidad auténticamente humana. Después de afanarse en demostrar que el idealismo, a través de las ideas absurdas de Dios (inmortalidad del alma, libertad original de los individuos, moral independiente de la sociedad...), lleva de manera inevitable a consagrar la esclavitud y la inmoralidad, se esfuerza en demostrar cómo se llega a la máxima libertad de los individuos y a una moralidad elevada. Para ello, son necesarios la verdadera ciencia y el materialismo, así como un socialismo que es en realidad el desarrollo de una naturaleza material tomada como punto de partida para lograr la emancipación humana dentro de la sociedad (es decir, partir de lo material para alcanzar el más alto ideal).

El anarquista ruso no dejaba de considerar al ser humano como un animal más desarrollado, de tal manera que en él, al igual que en otras especies, se encuentran dos instintos antitéticos: el instinto de preservación del individuo (egoísta) y el instinto de preservación de la especie (sociable). Ambos son legítimos y necesarios, y considera Bakunin que se presentan con la misma intensidad en el hombre. Su manera de entender la moralidad humana, individual y colectiva, es reconociendo en cada persona el "respeto". El respeto humano es el reconocimiento de la humanidad, del derecho y de la dignidad en todo hombre. Bien es cierto que se hace imposible respetar la estupidez y la iniquidad de muchos seres humanos, pero sí se reconoce en ellos esa manera de entender la naturaleza humana como respeto. De hecho, la naturaleza nos otorga sentido e inteligencia, excepto claro está en casos extremos de enfermedad o demencia, por lo que incluso el individuo más feroz posee esa posibilidad de llegar a ser consciente de su humanidad.

De alguna manera, Bakunin habla de determinismo social, por lo que considera que es el medio el que moldea al individuo. Hoy, algunos expertos en sicología social opinan de modo parecido, de tal manera que ponen incluso ponerse en duda la supuesta bondad o maldad congénita de las personas (algo, tal vez, demasiado categórico, ya que no termina de haber respuestas definitivas sobre las condiciones inherentes al ser humano). Lo más importante, y es algo que hay tomar nota porque es posible que nuestra cultura está impregnada de este concepto, es que se niega la llamada "voluntad libre". Tal cosa, de origen religioso, pero aceptada por la jurisprudencia, viene a significar que existe en cada individuo una especie de autodeterminación espontánea de su voluntad negando toda influencia natural y social. Bakunin es monista, es decir niega toda posibilidad de una entidad, moral o espiritual, separada del cuerpo. Las capacidades morales e intelectuales, los que algunos denominan "alma", son el resultado o expresión del desarrollo del cerebro y de otros factores relacionados con el cuerpo del individuo.

Por lo tanto, existen multitud de causas precedentes al individuo, el cual es producto de siglos de desarrollo. Como es lógico, resulta imposible remontarnos a las causas primigenias de esas capacidades llamadas "alma", así como conocer las sucesivas transformaciones. Así, Bakunin considera que el individuo es el producto del desarrollo histórico, entendido como el desarrollo físico y social de su especie, pueblo y familia transmitidos a través de herencia y determinantes de su naturaleza particular. Todas esas causas precedentes condicionan las cualidades fisiológicas, nerviosas y cerebrales, de cada ser humano. Aunque las condiciones sean similares en cada persona, existen tantos condicionantes externos, que puede entenderse que a medida que se desarrolla el individuo se va perfilando su naturaleza individual. Entendido de esa manera, existen tantas naturalezas distintas como individuos. Llegamos a un punto primordial para la génesis del pensamiento anarquista: cada personalidad es única, determinada por infinidad de factores.

Tal y como la entiende Bakunin, la moral tiene un sentido positivo. Es decir, la malevolencia es la reducción de la generosidad y de las buenas cualidades, tal vez no de un modo absoluto, por lo que la educación puede ayudar a desarrollar, fortalecer y aumentar lo positivo. En este sentido, se niega todo tipo de cualidades innatas (aunque Bakunin admite su ignorancia última sobre cuestiones fisiológicas, considera que la evidencia indica que es así) y se deja toda a la educación y los factores ambientales. Los aspectos intelectuales y morales de la humanidad consisten en el desarrollo y perfección de las asociaciones de sentimientos e ideas. La herencia biológica no transmite esas cualidades, pero sí la capacidad cada vez más perfeccionada para concebir y crear nuevas asociaciones.

José María Fernández Paniagua
http://reflexionesdesdeanarres.blogspot.com/2011/09/la-moral-anarquista-de-bakunin.html