Class War

 
Ian Bone, fundador de Class War, fue considerado en su momento por The Sunday People literalmente "el hombre más peligroso de Inglaterra". Bone creó la beligerante publicación anarquista Class War en 1983; la utilización de un perverso y macabro sentido del humor, emulando a la prensa más sensacionalista británica, queda resumido en el lema "Bash The Rich" (algo así como "vapulea al rico").

Sin embargo, y al parecer, en su primer momento la publicación no encontró su base en el movimiento obrero tradicional, sino en el ala más radical del movimiento punk. El tono violento de la publicación Class War, que quería diferenciarse de otros medios anarquistas e izquierdistas, les llevó a publicar un montaje con la cabeza de Margaret Thatcher atravesada por un hacha, una de sus portadas más populares. Como afirma Ian Bone, sin la Thatcher el movimiento en torno a Class War, que tanto creció entre los años 1983 y 1985, no hubiera sido lo mismo, ya que es difícil encontrar otra figura política que suscite tanto odio; Thatcher era también una feroz combatiente de clase, pero del otro bando, y Bone consideraba que su meta era arrasar a la clase obrera en el sentido de acabar con sus valores de lucha y solidaridad.

Class War tuvo rápidamente eco en los medios generalistas británicos, hasta el punto de que ha habido quien ha comparado el grado de alarma ante los anarquistas con otras épocas anteriores de "miedo a los rojos". En 1984, la portada de la publicación mostraba una foto de la caza del zorro con la siguiente frase: "Mierda de ricos… vamos por ustedes"; hay quien considera que aquello era el resultado de lo popular del movimiento animal en el mundo anarco-punk, algo que les otorgó considerable éxito. Los medios que utilizaba esta publicación pueden parecer muy cuestionables, pero Stewart Home, en su libro El asalto a la cultura, hace un análisis interesante. Considera que Class War se dio cuenta de que la mejor manera de llegar al público  era recurriendo a los estereotipos culturales, alterándolos de forma conveniente y hacerlos llegar así a los medios de masas. Sus fuentes, bien podían ser tres: la cultura obrera revolucionaria, el punk y la tradición revolucionaria con el anarquismo a la cabeza. Así, Class War tuvo un éxito considerable en su cometido de marear a los medios, ya que cualquier cosa que considerasen peligrosa sería glorificada; era el caso de la clase obrera, tantas veces retratada como violenta por los medios generalistas británicos, algo magnificado y dirigido contra el sistema por la publicación anarquista.

En 1985, Class War llevo a cabo su campaña "Métele caña a los ricos" con marchas de cientos de personas lanzando proclamas en contra de las clases pudientes en los barrios más ricos y exacerbando la lucha de clases. En una contraportada dedicada promover una de estas marchas en Londres informaron a los lectores del origen de la idea:

“La idea de las marchas "Métele caña a los ricos" no es nada nuevo. Hace exactamente 100 años, el 28 de abril de 1885, estaban pensando lo mismo en Chicago. La anarquista Lucy Parsons pidió a la gente que, de puro desesperada, estaba deseando morir, que se llevaran unos cuantos ricos a hacerles compañía, dejando que sus ojos se abrieran a la "marca roja de la destrucción". Los anarquistas organizaron enormes reuniones de más de 20.000 personas de donde salían marchas que iban desde los guetos de las clases trabajadoras hacia los vecindarios opulentos. Se juntaban por miles fuera de los restaurantes de lujo y de las casas de los más ricachones con pancartas que decían: "contempla a tus futuros verdugos"; los ricos, aterrados, llamaban a la policía y se montaba un cristo de aquí te espero [...] La clase obrera de Chicago estaba decidida a llevar la lucha al corazón del territorio enemigo; como lo estamos nosotros, un siglo después.”

A finales de la década de los 80, Class War se transformó en federación teniendo una gran repercusión mediática a partir de las revueltas en Trafalgar Square en contra del poll tax, tributo local que obligaba a los ciudadanos británicos a contribuir por igual al margen del nivel de ingresos que tuvieran o la zona en que residieran. Poco después de aquellas batallas callejeras, Ian Bone aparecía en un programa televisivo de gran audiencia lanzando proclamas contra los ricos y reivindicando el orgullo de la clase obrera y su derecho a la autogestión. En los tiempos del thatcherismo, con constantes huelgas mineras y revueltas urbanas, la organización ácrata era con seguridad cierto referente para la clase obrera y los movimientos sociales. El mismo Bone considera que fueron un amenaza real y que, aunque en principio parecen haberse olvidado de aquello en la actualidad, eso cambiara debido a que la lucha de clases volverá recrudecerse al ser Gran Bretaña "una sociedad regida por una pequeña élite hereditaria, muy reacia a cualquier debate sobre privilegios de clase". En la que es tal vez la mejor película de Ken Loach, la combativa Riff-Raff, producida en 1991, y a pesar de la conocida filiación trotskista del director de cine, puede verse al protagonista pasar junto a una pintada de Class War con la A circulada.

Capi Vidal

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