Cornelius Castoriadis:

Democracia y relativismo. Debate con el MAUSS

(Trotta, Madrid 2007). 98 páginas.

Este libro es la transcripción del debate público celebrado entre Cornelius Castoriadis y los redactores de MAUSS (Mouvement anti-utilitariste dans les sciences sociales) en 1994. Lo primero que habría que decir es que es una conversación, no un texto escrito por Castoriadis en el que se expliquen y argumenten todas sus afirmaciones, sino un debate en el que inevitablemente se “pierde” en densidad teórica y se “gana” en espontaneidad.

El hilo conductor de dicho debate es la escurridiza y difícil cuestión de la Democracia. Que el asunto es espinoso queda patente a lo largo de toda la obra, la cual fue publicada, como indica Jean Louis Prat en su presentación, en la Revue du MAUSS en 1999 dos años después de la muerte de Castoriadis.

El ser humano no es un ser desencarnado, sino que pertenece a un lugar. Castoriadis defiende la tesis que la sociedad griega es una singularidad en la historia universal, “movimiento de autonomía dentro del segmento de la historia universal que supone el segmento griego-occidental”. La antigua Grecia es el germen de la verdadera política como actividad colectiva, de la puesta en cuestión de sí misma y de las instituciones existentes: “se habla como si en cualquier época la gente hubiera tomado posiciones políticas, se hubiera dado el derecho a discutir, a criticar a sus sociedades.¡Es una completa ilusión! ¡Provincianismo en un medio hiperculto! ¡Este derecho existió dos siglos en la Antigüedad y tres en la Edad Moderna! ¡Y no en todos los lugares! Sólo sobre pequeños promontorios, el promontorio griego o el promontorio occidental, europeo, eso es todo. En ningún otro lugar ha existido. Un chino, un indio tradicional, no consideran normal tomar posiciones políticas, juzgar a su sociedad. Por el contrario, les parece incluso inconcebible. No disponen del marco intelectual que les permita hacerlo” (página 39).

Como es obvio la cuestión del eurocentrismo está servida. Castoriadis defiende reiteradamente que “la cultura occidental es más o menos la única en el seno de la cual puede ejercerse una contestación y un cuestionamiento de la instituciones existentes”. Se opone tanto al relativismo como al universalismo: ni todas las culturas son equivalentes desde el punto de vista de la elección política, ni los valores democráticos de autocrítica son universalizables: “yo estoy por la defensa de esos valores, por su propagación mediante el ejemplo (…) volvamos a su pregunta sobre la condición de la universalización de estos valores. Respuesta: que los otros se los apropien (…) yo no digo que haya que transformar a los africanos, a los asiáticos, etc., en europeos. Digo que hace falta algo que vaya más allá, y que existen en el Tercer Mundo, al menos en ciertas partes, comportamientos, tipos antropológicos, valores sociales, significaciones imaginarias como yo las llamo, que podrían ser incorporados a este movimiento, transformándolo, enriqueciéndolo, fecundándolo” (páginas 42-43).

Sin embargo, la influencia de Occidente es cada vez menor dado que su democracia es cada vez más débil, por su carácter formal y representativo. Para Castoriadis la democracia es una creación y una conquista histórica, por el camino occidente ha convertido a la naturaleza en su enemiga. La democracia ni es natural (es artificial), ni es un procedimiento, ni es representativa. La democracia es directa (a partir de la página 78 se desarrolla un intenso debate sobre lo límites, ventajas de los modelos democráticos: los interlocutores del MAUSS defienden un modelo mixto de democracia), improbable y muy frágil (se discute principalmente la tesis de la naturalidad de la democracia, la opinión de Castoriadis es opuesta). Sólo es posible la democracia mediante la paideia ciudadana, con la formación de los ciudadanos y la participación máxima en la vida colectiva. En nuestra sociedad dominada por los medios de comunicación “la verdadera cuestión es la actividad de la gente. Pero no se puede tomar esta actividad de la gente como un milagro que se producirá o que no se producirá (…) El deseo y la capacidad de los ciudadanos para participar en las actividades políticas son en sí mismos una tarea y un problema político” (página 78).

La edición española ha tomado como base los textos publicados en la Revue du MAUSS mejorándolos, ya que se han corregido errores y lagunas, y se han incorporado intervenciones omitidas. Estamos de enhorabuena en pocas ocasiones la edición española es la más completa siendo una traducción del francés.

¿Qué es la democracia? ¿Es viable y deseable? La relación entre política, economía, antropología, filosofía, todo ello está presente en este apasionado y brillante debate. Este debate es una reflexión sobre el presente que nos invita a cuestionarnos nuestra contemporaneidad “¿qué sociedad es está en la cual la principal ocupación de la gente –al menos de aquellos que pueden- es la de enriquecerse, y la de otros sobrevivir y embrutecerse?” (página 30).

No se embrutezcan y léanlo.

Elena Sánchez

Esta recensión fue publicada por primera vez en Germinal. Revista de Estudios Libertarios núm.4 (octubre de 2007)