Álvaro Girón Sierra:
En la mesa con Darwin. Evolución y revolución en el movimiento libertario en España (1869-1914)
(Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid 2005). 450 páginas.
Cada vez que un estudio se acerca a la producción artística, literaria, divulgativa del movimiento libertario de finales del siglo XIX y comienzos del XX, no puede dejar de sorprendernos la riqueza creativa, de análisis, pero también ética que llegó a alcanzar una corriente ideológica que, salvo contadas excepciones, se nutre de obreros sin una formación académica. De entre todo este elenco de reflexión y divulgación, este libro hace un análisis de lo que el movimiento obrero denominaba la cuestión social, en este caso desde una perspectiva biologizante.
Álvaro Girón Sierra, científico de la Institución Milá y Fontanals de Barcelona, dependiente del CSIC, nos presenta en esta obra un detallado estudio sobre la penetración tanto del darwinismo como de las ideas de Ernst Haeckel o Herbert Spencer, de todo el entramado que podríamos denominar como evolucionismo, en el pensamiento del anarquismo español entre los años 1869 y 1914.
La asimilación del entramado darwinista lo entiende el autor en el contexto del proceso de creación cultural de la clase obrera española, considerando en el anarquismo español tanto los elementos de confluencia con el liberalismo radical (libertad individual, federalismo, anticlericalismo) como aquellos que claramente los diferencian (destrucción del Estado, abolición de la propiedad privada, etc.). En este sentido, la asimilación de los conceptos darwinistas sería paralela a la de los republicanos federales. Pero aquí se acabarían las similitudes, ya que se reconoce la existencia de una lectura específicamente libertaria del darwinismo.
El estudio abarca toda la creación literaria anarquista en prensa, libros y revistas de la multitud de autores que reflexionaron en estos años sobre lo que se conocía como la “cuestión social”, utilizando para ello tanto una lectura directa de las obras de Darwin, Haeckel o Spencer, como a través de las interpretaciones que de los debates en torno al evolucionismo realizaban Piotr Kropotkin, Elisée Reclus o Jean Grave. Cita especialmente a Anselmo Lorenzo, Josep Llunas, Federico Urales, Ricardo Mella o Fernando Tarrida del Mármol.
La obra se estructura, siguiendo un enfoque temático, en dos grandes bloques. En el primero se analiza la interpretación que el movimiento libertario tiene de la nueva visión de la naturaleza: el evolucionismo. Aquí se analizan tres aspectos fundamentales: la interacción de los nuevos conceptos de evolución cósmica con una imagen providencial de la naturaleza que convierte a la evolución en un elemento progresivo que habría de conducir a la revolución como culminación del proceso. La reacción ante el cambio de la relación tradicional entre el ser humano y el orden natural que lleva consigo el origen simiesco del Homo sapiens, que sirvió a los autores libertarios para atacar la cosmovisión religiosa, para reflexionar sobre la evolución tanto física como social de los seres humanos, y para reivindicar una vuelta a la naturaleza como concepto ético. Y, por último, el confuso mundo de las analogías entre el orden natural y el orden social, que introducen diversas interpretaciones sobre los mecanismos evolutivos, como la lucha por la existencia, a la que los libertarios contraponen las ideas de Kropotkin sobre la ayuda mutua como factor de evolución, o la selección natural, el maltusianismo, etc.
En el segundo bloque se tratan las implicaciones que tiene el hecho de considerar al Homo sapiens, como un animal más. Aquí se presta especial atención a las justificaciones biológicas sobre la desigualdad y la acción de la herencia y el medio sobre los seres humanos. Es aquí donde los libertarios españoles van a combatir, unas veces de forma original, otras en la linea del pensamiento libertario francés, sobre todo, la instrumentalización que la burguesía está haciendo del darwinismo, volviendo la tortilla, tanto en la defensa del proletariado como en el ataque a una sociedad, la capitalista y burguesa, que es el origen de los males sociales. En este sentido son interesantes los argumentos que los libertarios, sobre todo Mella, dieron para rebatir la identificación de criminal y anarquista que realizó Lombroso, ya que, aunque el punto de partida era que en el ambiente sano de una sociedad anarquista el delito prácticamente desaparecería, la sociedad del porvenir tendría que dar respuestas a individuos antisociales. Estas respuestas van desde una confianza ciega en la ciencia hasta la “utopía moral” –como califica el autor a la teoría de Ricardo Mella de la coacción moral-, la existencia de un hombre nuevo cuya ética y formación intelectual le permiten tener una autonomía en el discernimiento de lo que son conductas antisociales.
El autor realiza un tratamiento temático que, partiendo de los postulados del darwinismo social, va analizando las distintas respuestas que van dando los libertarios españoles a los temas anteriormente mencionados. Es este tratamiento temático lo que convierte su lectura en un análisis más científico que sociológico, lo que lleva al autor a denunciar ciertas contradicciones en las que incurren en sus diferentes respuestas los autores que analiza. En este sentido es donde el libro se percibe más como historia de la ciencia que como historia de la creación divulgadora libertaria. El problema derivaría de contemplar los escritos que analiza de forma aislada, sin ponerlos en contacto con la realidad histórica que acompaña esos artículos, folletos, libros, etc. Aunque lo considera en el prólogo, a lo largo de la obra tampoco parece tener en cuenta que la mayoría de los autores no poseen una formación académica y que el objetivo no es tanto la elaboración de un darwinismo libertario como la fundamentación basada en el evolucionismo de la tarea de difusión cultural y de la propagación de la Idea que habrían de crear los protagonistas, intelectual y moralmente autónomos, de la revolución.
En cualquier caso, a través de sus páginas se aprecia la herencia ilustrada del movimiento libertario, su fe en el progreso y la ciencia, un progreso que, desde todas las perspectivas llevaría al triunfo inexorable de la revolución que habría de conducir a la sociedad anarquista. El evolucionismo se convierte así en la fundamentación científica que echa por tierra el relato bíblico y el creacionismo. La falsa redención que vende la Iglesia es sustituida por los libertarios por la que ofrece la revolución.
Jose Antonio Canales
Esta recensión fue publicada por primera vez en Germinal. Revista de Estudios Libertarios núm.3 (abril de 2007)