Chris Ealham:
La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto. 1898-1937
(Alianza, Madrid 2005). 381 páginas.
Muchos son los libros que hay escritos sobre el movimiento obrero. Los hay malos, surgidos de las plumas de los enemigos de Acracia. Los hay necesarios por lo que nos enseñan, y los hay imprescindibles porque ponen sobre la mesa una verdad irrefutable: el orden sin poder es posible. A esta última categoría pertenece el libro de Chris Ealham. La lucha por Barcelona es una investigación exhaustiva y veraz sobre la Rosa de Foc, la “capital” del anarquismo español, ibérico o hispano (que cada cual elija según sus fobias).
El historiador británico, traductor al inglés de la obra de José Peirats, La CNT en la Revolución española, nos narra a lo largo de las 381 páginas del libro el cómo y el porqué Barcelona se convirtió en foco de atracción del anarquismo y del anarcosindicalismo español y europeo. El epicentro del libro es por tanto la Ciudad Condal pero no como simple espectadora de los sucesos que en sus arterias, sus calles, se suceden, sino convertida en ser vivo. Cuya radiografía experta hace Chris Ealham, en cuyas entrañas se desarrolla la guerra social entre el movimiento obrero y la burguesía. Así, el autor nos muestra el esqueleto de Barcelona: una ciudad de crecimiento caótico y especulativo que únicamente busca satisfacer los intereses de la burguesía, alejar a la clase trabajadora, de cuya plusvalía se nutren, a espacios alejados del centro y controlados por el poder. Surgen así proyectos como las Cases Barates. Se traslada a los trabajadores a los arrabales de la ciudad, donde se construyen hileras de casas rodeadas de tapias, separadas de la ciudad por campos de cultivo (al modo de cordones sanitarios) y construidas cerca de cuarteles como en Sant Andreu o incluso con comisarías en el interior del recinto.
Frente a esta ciudad capitalista impuesta por la burguesía, surge la otra: la Ciudad Proletaria. Ésta tiene como elemento característico los Barris, que se convierten en “espacios de contestación y esperanza”. Lugares donde las relaciones vecinales, familiares y comunitarias marcan el devenir de sus habitantes. Aflora una identidad colectiva, así como brotan fenómenos de autoayuda, de apoyo mutuo. Los problemas materiales son resueltos por la comunidad sin necesidad de la intervención de las autoridades, que tampoco estaban interesadas en ello. Se producirán requisas de alimentos, cajas comunes para ayudar a los trabajadores en caso de accidente o enfermedad, etc.
La identidad colectiva que surge de los barris vino a ser reforzada y convertida en bandera de la guerra social contra la burguesía por la CNT. La Confederación Nacional del Trabajo se convirtió en canalizadora de la lucha del movimiento obrero. Su concepto de acción directa cuadró a la perfección entre unos trabajadores habituados a resolver sus problemas y necesidades sin intermediarios (o fue al revés, el eterno dilema del huevo o de la gallina).
Es de resaltar también el trabajo por el desarrollo del movimiento cooperativo y del trabajo cultural en el interior de los barris que permitieron, llegado el momento, convertir “redes de solidaridad, en redes de resistencia”.
Asistimos a lo largo de las páginas del libro a toda la historia de la CNT y de la FAI: lucha contra el pistolerismo, divisiones y reunificaciones, huelgas míticas como la de La Canadenca (término que utiliza Ealham en vez del más habitual La Canadiense, Historia del anarcosindicalismo español de Juan Gómez Casas), ciclo insurreccional años 31, 32, 33, etc.
Frente a las luchas y revueltas del movimiento obrero, la burguesía sólo supo o quiso dar una respuesta: la represión. La defensa de “la ley y el orden” burgués se convirtió en obsesión de todos los tipos de gobierno que se desarrollaron en los cuatro decenios que cubre el libro. Así Monarquía, dictadura de Primo de Rivera y República se pusieron manos a la obra para desde posturas ideológicas supuestamente diferenciadas, poner coto a los “desmanes” del movimiento obrero. Muchos fueron los métodos utilizados, desde el terrorismo patronal, pasando por formas sutiles y burocráticas de represión hasta las leyes de Defensa de la Republica, de Orden Público y la de Vagos y Maleantes. Esta última, elaborada por Jiménez de Asúa, padre a su vez de la constitución del 31, transgredía preceptos constitucionales que la misma República había establecido. El orden y la ley se pueden quebrantar siempre y cuando sea para poder imponer el orden y la ley.
Chris Ealham dedica el último capítulo al 18 de julio y la Guerra Civil. Analiza el resurgimiento de una nueva ciudad revolucionaria, esa urbe que tan bien describieron Orwell, Mary Low o Kaminsky. La derrota de los alzados permite que la Ciudad Revolucionaria que había estado larvándose durante tantos años en los barris salga de su crisálida. El movimiento obrero recupera espacios de los que había sido expulsado. Se produce una revolución urbana desde abajo. Las barricadas se convierten en herramienta espacial de una nueva fuerza: la red de comités revolucionarios armados, locales y de barrio. Éstos son la plasmación de un nuevo poder revolucionario. Éste sería poco a poco fagocitado por la guerra y por el antiguo poder, que no habiendo sido destruido el 19 de julio, volvió para reclamar su lugar en mayo de 1937.
El desmantelamiento de las barricadas de los barris supuso el final del poder revolucionario y el paso del anarquismo-anarcosindicalismo CNT-FAI a una posición defensiva. Del “Barcelona es vuestra” a la expulsión del gobierno de la Generalitat. La caída de Barcelona supuso el fin momentáneo de la Rosa de Foc.
En definitiva, el libro de Ealham es una perfecta combinación de aspectos urbanos, culturales, económicos, sociales y políticos. Todos estos conocimientos combinados con una escritura entretenida y amena (¡Oh! Se pueden escribir libros de Historia que no aburran a los muertos) hacen que este libro esté al alcance de cualquier lector interesado en conocer la verdadera memoria histórica y no ésa que pactan en los parlamentos.
Marcos Ponsa
Esta recensión fue publicada por primera vez en Germinal. Revista de Estudios Libertarios núm.3 (abril de 2007)