¿Qué ocurre en la República Bolivariana de Venezuela?

 

Esa es la pregunta, mediante este artículo, que deseo que nos hagamos. Se trata de una petición de información veraz e independiente, sin ningún tipo de interés de por medio, ni sesgo ideológico alguno (que viene a ser algo muy similar a la falta de independencia). No nos equivoquemos, el análisis de ideas es también necesario, pero vaya la verdad por delante si lo que queremos es informar a las personas para que decidan por sí mismas.

Recientemente, a principios febrero de 2014, se inician una serie de disturbios sociales en la llamada República Bolivariana de Venezuela; los medios generalistas españoles se inundan de estampas violentas producto de lo que parece un amplio malestar social. No son imágenes muy diferentes a las vistas en muchos otros lugares de un mundo con diversos conflictos sociopolíticos y económicos, no siempre recogidas por unos medios oficiales, que desde los movimientos sociales solemos calificar, llenándonos la boca tal vez con demasiada facilidad, de burgueses sujetos a diversos intereses capitalistas (por supuesto, incluidos algunos que se denominan “de izquierdas”). Pero, ¿qué ocurre con los llamados medios alternativos? Lamento decir que, excepto algunas informaciones puntuales, no he encontrado información satisfactoria, en medios que se dicen críticos y progresistas, sobre lo ocurrido en las últimas semanas en un régimen que se ha llenado la boca de socialismo desde que empezara a gobernar el ya fallecido Chávez. El silencio de los medios alternativos en España, me ha empujado a buscar esa información veraz e independiente, además de auténticamente revolucionaria, en otros sitios; resulta estremecedor que, en un mundo cada vez más unido por las nuevas tecnologías, sea tan complicado encontrar esas deseadas fuentes de información sin tener una sensación de sombra manipuladora.
Más adelante abundaré en el análisis, pero antes quiero insistir en la imposibilidad de que el debate sobre la Venezuela chavista, como también ocurre con la Cuba castrista, no caiga en comentarios grotescos. La polarización entre partidarios de Chávez y opositores es tal, que uno, si tiene un mínimo de independencia y espíritu crítico, no puede más que sospechar de ambos. Vayamos a lo verdaderamente importante, ¿se ha producido algún cambio real en Venezuela en los últimos años? Dejando a un lado la retórica revolucionaria del régimen, no parece que la cosa sea para estar muy contento; es tan sencillo como que si lo que predican ciertos gobiernos que se dicen socialistas fuera cierto, se vería al menos cierto horizonte transformador hacia una mayor autogestión económica y sociopolítica; la realidad venezolana parece ser muy diferente: la democracia de base, como tantas cosas, es solo de boquilla, el control estatal es enorme y, finalmente, solo han cambiado los actores económicos para convertirse Venezuela en otra pieza más del capitalismo mundial. Si alguien quiere leer una fuente bien documentada, puede acudir al libro de Rafael Uzcategui Venezuela: la revolución como espectáculo (LaMalatesta Editorial - Los libros de Anarres - El Libertario - Organización Nelson Garrido - Tierra de Fuego, Buenos Aires - Caracas - Madrid 2010).

Se trata de una calamitosa situación, para muchos agravada en el último año por Maduro. El problema en Venezuela, situación que parece haber desembocado en el malestar social de las últimas semanas, no es solo político, sino económico y tiene diferentes rasgos según las regiones: en el interior, ha habido hartazgo de años de interrupción de servicios básicos, de un alto costo de la vida y de escasez de productos de primera necesidad; las manifestaciones en las ciudades de provincia, no solo en Caracas, han dado muestras espontáneas de autoorganización sin contar con los partidos de oposición. Hay quien ha insistido en que las manifestaciones solo eran de burgueses y pequeño burgueses; la realidad parece que es, dado lo multitudinario y largo del proceso, que las protestas tienen un contenido social trasnsversal donde hay personas de la más diversa condición. Las causas de las protestas, además de las económicas, parecen ser muy variadas y de índole estructural. Resulta insostenible ya afirmar que las protestas estén lideradas por la derecha con la ayuda de EE UU (al que le debe interesar poco entrar en conflicto cuando sigue siendo un fuerte aliado comercial de Venezuela a través de la empresa petrolera Chevrón); de esta propaganda gubernamental, con la sombra alarmista de un supuesto intento de golpe de Estado, no existe ninguna evidencia.

La ola de protestas comenzó el 4 de febrero en San Cristobal con la denuncia de estudiantes universitarios de la situación de inseguridad; fueron reprimidos y detenidos y las protestas se extendieron a otros ciudades en una dinámica de represión y aumento de las protestas. Aunque ha habido intentos de canalizarlas por parte de los partidos políticos de oposición, las protestas los han sobrepasado y “superado por la izquierda” gracias a iniciativas sociales. Por otra parte, anto las bases chavistas, críticos con las consignas del gobierno de Maduro, como los sectores de la oposición, parecen mostrar una notable rebeldía contra sus dirigentes; se trata de un horizonte esperanzador si de verdad creemos en una alternativa autogestionaria. Sobre este panorama, estremecedor cuando hablamos de numerosos muertos e infinidad de heridos en las protestas a manos de cuerpos de seguridad del Estado y de grupos paramilitares (muy probablemente, preparados por el gobierno), el silencio de ciertos medios alternativos resulta indignante. Se vuelve, o tal vez no se ha abandonado nunca, a una vieja estrategia; cuando la información deja en muy mal lugar a ciertos regímenes (seudo)socialistas, todo se atribuye a falacias de la perversa propaganda capitalista; si la cosa ya es demasiado evidente, el silencio. La situación es tan grotesta que lo que se aplaude en otros países, la insurrección de las personas, en la Venezuela bolivariana se quiere calificar simple y llanamente de “terrorismo”. La fuerte represión estatal, a través de sus órganos de control y coerción social, parece haber generado también una notable conciencia antimilitarista; algo significativo en un país en el que se ha insistido, desde la propaganda oficial de los últimos años, en la bipolaridad y el maniqueísmo de militar bueno o malo más infantiles. Es en este contexto, en el que hay lamentar a cualquier víctima de la represión, donde puede dibujarse un panorama verdaderamente socialista y autogestionario; por supuesto, eso solo se construye de abajo arriba y con una fuerte querencia por la libertad. Desgraciadamente, en los últimos años los movimientos sociales en Venezuela han sufrido una constante intervención estatal que los ha debilitado, dividido y cooptado a nivel institucional. Es por eso que debemos ayudar desde cualquier parte del mundo a las organizaciones verdaderamente autónomas; para empezar, dando un información veraz e independiente.

José María Fernández Paniagua

Más información: http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/