Nombres en la Historia

 

Karl Marx (1818-1883)

Parecería casi innecesario hablar, a estas alturas de la película, del pensamiento de Karl Marx. Sin embargo, su tremenda importancia en la sociedad contemporánea, al menos en Occidente, obliga a recordar sin simplezas ni distorsiones, para bien y para mal, el legado de un autor (ahora que se cumplen 130 años de su muerte) y las vinculaciones, reales o no, de su obra con ciertos regímenes políticos. Precisamente, la realidad totalitaria, la falta de libertad y el fracaso económico que supuso esa (supuesta) praxis marxista nos ayuda a encontrar alternativas a un capitalismo mutable en sus numerosos daños desde un socialismo en el que predomine la libertad, la ética y la voluntad humana. Estos rasgos deseables para un socialismo parecen para muchas personas incompatibles con un sistema superador del liberalismo capitalista; la respuesta pasa con seguridad porque gran parte del imaginario colectivo, consciente de que la respuesta no está ni en el fortalecimiento del estatismo ni en la negación de libertades primordiales para la acción y el pensamiento del ser humano, vincula cualquier forma socialista con esa práctica totalitaria. Trataremos de apuntar que, no solo no es así, sino que la evolución del anarquismo, desde aquellos primeros enfrentamientos entre centralistas y federalistas, ha evolucionado aún más hacia posiciones de superación del liberalismo y del socialismo estatista.


Apuntes biográficos e intelectuales de Marx

Karl Marx, que nació en 1818 en Tréveris, antigua provincia del Rin, fue tempranamente influido por algún profesor discípulo de Hegel. Precisamente, conoció a fondo el sistema hegeliano y frecuentó en su juventud el llamado círculo de "hegelianos de izquierda"; no obstante, su relación con la filosofía de Hegel puede calificarse de ambigua a pesar de la notable influencia que ejercería sobre sus concepciones posteriores. También tempranamente, se empapó de diversos autores socialistas, la mayoría de nacionalidad francesa, como Fourier, Leroux o el propio Proudhon; estos pensadores, más tarde, serían calificados como "utópicos" para tratar de confirmar que el verdadero socialismo "científico" era el propugnado por Marx y Engels. También conoció Marx el pensamiento de Feuerbach, por el que se entusiasmó en un primer momento. Trasladado a París, en 1844 conocería a Engels, con el que le uniría una estrecha amistad durante toda su vida, y a revolucionarios como Blanqui y Bakunin. Es en este contexto parisino donde comienzan sus agrias polémicas con Proudhon y con sus antiguos amigos de la "izquierda hegeliana". Será expulsado de París, a petición del gobierno prusiano, debido a sus colaboraciones en el diario Vorwärts y en 1845 se marcharía a Bruselas.

En 1847, fundó con Engels la Liga (Bund) de los comunistas, cuyo programa quedaría plasmado en el Manifiesto del Partido Comunista en 1848. Será en Londres, donde permanecería el resto de su vida desde 1849 y allí escribiría sus más importantes obras teóricas al mismo tiempo que luchaba contra la miseria, mantenía vínculos con las organizaciones revolucionarias y daba impulso a la constitución de la Primera Internacional.

Como hemos dicho, la influencia de Hegel en Marx es notable, aunque hay que tener presente también la de otros autores, como Feuerbach o Saint-Simon, y la de economistas como Ricardo, Adam Smith o Quesnay. De forma general, se suelen mencionar tres principales fuentes para el pensamiento de Marx: Hegel, los socialistas "utópicos", al mismo tiempo que los economistas mencionados y, particularmente, el desarrollo de la economía inglesa; no obstante, hay que hablar de diversas influencias y experiencias en Marx para dar lugar a un sistema positivo propio. Diversos autores han defendido la tesis de que hubo "dos Marx"; así, su pensamiento se dividiría en dos periodos, que estarían caracterizados principalmente por los Manuscritos económico-filosóficos (1844) y por El Capital (1876). La primera etapa mostraría a un Marx filósofo, según algunos intérpretes incluido en una especie de tradición hegeliano-existencial; el Marx posterior, dejando al margen toda moral e ideología, se afanaría en consagrar su obra a la edificación de una ciencia. Para otros autores, contemplando el conjunto de la obra de Marx, sí existe una continuidad en su pensamiento; la dificultad para interpretar tal cosa, así como la contraria o incluso la posibilidad de un proceso de maduración en el autor que culmine en el "Marx científico", es notable.


¿Qué es el marxismo?

Puede hablarse de tres forma de entender el marxismo: 1) el propio pensamiento de Marx, tomado en su conjunto, bajo el aspecto de una evolución total o atendiendo principalmente a alguna de sus etapas; así, ese pensamiento incluiría un método, una serie de supuestos, un conjunto de ideas de distinta índole y multitud de reglas de aplicación, tanto teóricas como prácticas; 2) un grupo de doctrinas, filosóficas, sociales, económicas y políticas, fundadas en una forma de interpretación del marxismo y tendiendo a sus sistematización; Engels dio forma definida a este grupo de doctrinas, para luego ser transformado por Lenin y dar lugar al llamado "marxismo ortodoxo"; 3) por último, existen una muy variada serie de interpretaciones originadas en diversas épocas y formadas según distintas tradiciones, temperamentos o circunstancias históricas (ejemplos pueden ser las interpretaciones alejadas del "marxismo ortodoxo", el llamado "marxismo occidental", el maoísmo, algunos intentos de reavivar el marxismo retornando a las fuentes…). De un modo más general, se ha llamado marxismo también a los métodos, doctrinas e ideales políticos adoptados en diversos países en el momento de la lucha contra el imperialismo y el colonialismo. Como ya se ha insistido en muchas ocasiones, la apelación al marxismo se produjo de manera tan indiscriminada, que a menudo parecía perder su significado. En cualquier caso, puede hablarse de elementos comunes a toda interpretación de Marx, como es el caso de las doctrinas del materialismo histórico y del materialismo dialéctico.


Materialismo dialéctico, materialismo histórico

Parece ser que la expresión "materialismo dialéctico" fue acuñada por Plejanov (abreviada con el termino Diamat); aunque este concepto es habitual relacionarlo con el marxismo, algunos expertos aseguran que las diferentes variedades del marxismo hacen esa identificación poco afortunada. A pesar de ello, hay que recordar varias cosas de Marx: que fue un materialista opuesto al materialismo mecanicista; que en su pensamiento hay una fuerte impronta dialéctica, y que acabó confirmando una de las leyes dialécticas, el paso de la cantidad a la cualidad, según el modelo de la Lógica de Hegel. Según Ferrater Mora, en su Diccionario de filosofía, Marx es identificable con el "materialismo histórico", noción que veremos más adelante.

La formulación del materialismo dialéctico se encuentra en Engels, siempre en la línea de Marx y tratando de aportar y completar su pensamiento, la cual se incorporó al "marxismo ortodoxo" y a la denominada "filosofía soviética". No obstante, hay que aclarar que es posible sostener el materialismo dialéctico fuera de la ortodoxía marxista, bien para apartarse del marxismo-leninismo o para hacerlo de la razón analítica y positiva (en otras palabras, dejando a un lado la causalidad y primando la dialéctica). Las intenciones de Engels fueron apoyarse en Hegel para dar lugar a una "filosofía de la naturaleza" que superara el materialismo mecanicista, tan propio de las interpretaciones filosóficas de la ciencia en el siglo XIX. El modelo mecánico sería demasiado superficial para Engels, no tiene en cuenta el nuevo desarrollo científico (como el de la evolución de las especies), y tampoco el carácter práctico del conocimiento y la cuestión de que las ciencias están vinculadas a las condiciones sociales y al hecho posible de revolucionar la sociedad. Si el materialismo mecanicista se basa en la idea de que el mundo está compuesto de cosas, de partículas materiales combinadas entre sí de un modo inerte, el materialismo dialéctico dice que los fenómenos materiales son procesos. Hegel diría que esos procesos naturales son manifestaciones del "Espíritu", pero lo que se coloca ahora en la misma base de esos procesos es la materia en cuanto que se desarrolla dialécticamente. Son tres las grandes leyes dialécticas de la naturaleza: ley del paso de la cantidad a la cualidad, ley de la interpenetración de los contrarios (u opuestos) y ley de la negación de la negación (según la cual, un germen da lugar a una flor, la cual acaba muriendo y produciendo otro germen que florecerá). Para Engels, negar que existen contradicciones en la naturaleza es caer en la "metafísica", el movimiento mismo supone estar lleno de contradicciones y los cambios no pueden explicarse sin esa lucha entre opuestos. El carácter de lucha y oposición de contrarios es universal, se manifiesta tanto en la sociedad y en la naturaleza como en la matemática.

Después de Engels, otros autores sostuvieron el materialismo dialéctico modificándolo de alguna manera. Lenin, iniciador del marxismo-leninismo, insistirá menos en el concepto de "materia" como realidad sometida a cambios según los procesos dialécticos. La posición del ruso supone huir del idealismo y del fenomenismo, defendiendo para ello un realismo materialista, aunque insistiendo en el aspecto dialéctico. Lenin equiparará la realidad material con el mundo real "externo" reflejado por la conciencia, la cual copia este mundo mediante las percepciones; éstas, serán una especie de "reflejos" de la realidad material misma, lo cual no quiere decir que las percepciones describan el mundo físico tal como es. El verdadero conocimiento es el conocimiento científico, y la percepción no es incompatible con ese conocimiento. Según el ruso, el materialismo dialéctico, así como la epistemología realista y científica propia de él, constituye la doctrina para la lucha a favor del comunismo; si se puede equiparar con una ideología el materialismo dialéctico, será la "teoría verdadera" que dará lugar a una sociedad sin clases.

En cuanto al materialismo histórico (Hismat, de nuevo según Plejanov), sí puede considerarse característico del pensamiento de Marx. Según no poco autores, es posible sostener el materialismo histórico sin apoyarse en el dialéctico. En cambio, a la inversa resulta francamente difícil. Tampoco parece fácil dejar al margen a Engels de la elaboración del materialismo histórico, aunque habitualmente se vincule con Marx y con el marxismo. Una de las ideas principales es la de transformar el mundo material por medio del trabajo. En la sociedad capitalista, el trabajador enajena su trabajo al convertirse en un producto de compra y venta. La causa de ello está en los modos y relaciones de producción, y entender esto supone hacerlo también de la formación de las sociedades. La historia de los hombres, como historia de las sociedades, se entiende entonces tomando como base el mundo material y lo que realizan los seres humanos con él; los cambios en las condiciones materiales de existencia son, así, el fundamento de los cambios sociales e históricos. El resto de actividades humanas y sus consecuencias (Estados, leyes, cultura...) se hallan subordinados a los modos de producción. La verdadera preocupación de Marx está, no tanto en la naturaleza humana (que sería una abstracción), sino en lo que ésta hace con el mundo (realidad concreta, que cambia y evoluciona). Se trata de comprender los mecanismos de la formación de las sociedades y los cambios que se operan en ellas, los cuales son de naturaleza dialéctica al producirse en las sociedades conflictos que se resuelven gracias a transformaciones en la estructura. Se trata de una dialéctica "real" que permite comprender que en la historia, al producirse la "lucha de clases", existen negaciones de una clase por otra. Una clase dominante, impulsora de los modos de producción, cae víctima de una serie de tensiones y contradicciones intrínsecas, cediendo su lugar a una clase desposeída que asume el mando de los modos de producción.

En cualquier caso, puede decirse que esta situación no se produce de manera mecánica ni, totalmente, gracias a unas condiciones objetivas. Es necesaria la voluntad humana, la actividad revolucionaria de la clase desposeída para acabar con los privilegios de clase; en caso contrario, la historia parece estancarse. Una de las cosas criticables en Marx, es la subordinación que realiza de la acción humana a unas determinadas condiciones objetivas, para él las relaciones de producción se definen de manera independiente a la voluntad del hombre. Para el marxismo, "el modo de producción en la vida material determina el carácter general de los procesos sociales, políticos y espirituales de la vida". Ello ha supuesto que numerosos autores afirmen que, según el materialismo histórico, la economía constituya la base de la historia y de todas sus estructuras. No obstante, no hay una subordinación de todos los sectores sociales a uno solo, lo que ocurre es que en todas la actividades humanas están presentes los modos y relaciones de producción material. El materialismo histórico trata de proporcionar una explicación concreta de la formas básicas de las estructuras sociales humanas, y de las condiciones y leyes que rigen sus cambios en el curso de la historia.

A pesar de que Bakunin (padre del anarquismo moderno, con permiso de Proudhon) adoptó, en gran medida, la concepción materialista de la historia y aunque el objetivo para el anarquismo es también una sociedad sin clases (una de las características obvias de una sociedad antiautoritaria), la visión ácrata se aparta inevitablemente, casi desde su origen, de Marx y sus herederos. No hablamos esta vez de diferentes medios sociales y políticos para lograr un fin, la simple idea de una voluntad subordinada y víctima de unas leyes de la historia resulta, o debería resultar, odiosa a un espíritu libertario. La lucha de clases está en gran medida asumida, no solo por las ideas anarquistas, pero el enriquecimiento de éstas se produce con factores que corresponden al plano de la actividad humana: el apoyo mutuo como importante factor evolutivo, la solidaridad como indispensable presencia social, la libertad como muestra de dignidad humana... El deseo de acabar con toda institución coercitiva, que obstaculice el desenvolvimiento de una sociedad libre, hace que no puedan verse unas simples condiciones objetivas (aunque la idea antiautoritaria constituye, en sí misma, un atractivo motor de evolución social), se entiende que la libre experimentación en las relaciones económicas es uno de los factores importantes para los objetivos. Para el anarquismo, en nuestra opinión, es la acción humana frente a toda resistencia autoritaria un elemento indispensable para el cambio social.

J.F. Paniagua

Publicado en el número 301 del periódico anarquista Tierra y libertad (agosto de 2013)

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Los anarquistas en la praxis marxista

El marxismo heterodoxo