Glosario (subjetivo, tan ecléctico como comprometido, flexible, supuestamente heterodoxo y sensible al debate y a razonables modificaciones)
Glosario (subjetivo, tan ecléctico como comprometido, flexible, supuestamente heterodoxo y sensible al debate y a razonables modificaciones)
Nihilismo: A menudo, se usa la palabra "nihilismo" aludiendo a la absoluta falta de principio moral o político. Tal vez, el primer filósofo que utilizó el término fue William Hamilton, el cual consideró que el nihilismo es la negación de la realidad sustancial. Hamilton consideró que Hume era un nihilista, al negar que exista una realidad sustancial -o que en realidad hay sustancias- solo cabe sostener que se conocen fenómenos. Desde este punto de vista, el nihilismo sería identico al fenomenismo -el cual tiene, a su vez, diversas vertientes-. Este nihilismo de Hamilton sería llamado posteriormente "nihilismo epistemológico". Se diferencia del nihilismo moral -negación de que haya principios morales básicos-, pero está tal vez muy emparentado con el nihilismo metafísico -pura y simple negación de "la realidad"-. El propio Hamilton aludió con frecuencia al sofista Gorgias, según el cual no hay nada -y si hubiera algo, sería incognoscible; y si fuera cognoscible, seria inexpresable, inefable o incomunicable-. También se ha mencionado al escéptico Pirrón a propósito del nihilismo; aquí es importante detenerse, cuando se equipara muy a menudo nihilismo y escepticismo radical y se considera que ambos apuestan por una especie de universal "negacionismo". El escepticismo se ha manifestado muchas veces como duda de que haya nada permanente en el movimiento y en el cambio, el nihilismo se ha entendido como la afirmación de que todo cambia continuamente y de que todo varía en función del sujeto. A veces, se expresa el nihilismo en forma de una concepción del mundo, que puede adoptar un pesimismo radical o bien conduce a un punto de vista totalmente "aniquilacionista". Así, en este último sentido, en el Fausto de Goethe Mefistófeles considera que sería mejor que nada surgiera ya que todo perece; en La vida es sueño, Segismundo parece seguir esa línea al decir que "el delito mayor del hombre es haber nacido". Schopenhauer, en El mundo como Voluntad y Representación, cita esas dos obras, así como versos de Teognis. Este filósofo consideró que toda existencia "refleja" el impulso irracional e incesante de la Voluntad; la vida es lucha, y la vida humana está llena de sufrimientos y oscila entre el dolor del deseo (basado en la necesidad o en la carencia) y el dolor no menos intenso del aburrimiento o la inanidad (experimentado cuando todas las necesidades han sido satisfechas). Para Schopenhauer, la Voluntad es la causa, no solo del egoísmo y la agresión, sino la raíz de todo mal en general. Ante la objeción de que la negación del sufrimiento implica la eliminación de la voluntad y, por lo tanto, "el deslizamiento hacia una nada vacía", el filósofo afirmará que, para quienes se hallen llenos de Voluntad, lo que permanece después de la completa abolición de la Voluntad -o después de su negación- es una nada. Para Nietzsche, la noción de nihilismo es muy importante. Por un lado, considera al nihilismo como una amenaza, como el término final de un desarrollo histórico sin salida. En otro sentido, considera como nihilista la interpretación de la existencia humana y del mundo proporcionada por la Europa cristiana y por la Europa moderna; esa interpretación niega los valores superiores de la fuerza, la espontaneidad, el concepto de superhombre, a beneficio de los supuestos valores de la equidad, la humildad, etc. Se puede hablar así de un nihilismo "malo", que será aquel pasivo perteneciente a la tradición moral y metafísica. Pero se puede hablar también de un nihilismo "bueno" -o "auténtico"-, que sería activo y consistiría en destruir el sistema de valores de aquel nihilismo pasivo tradicional. El nihilismo de los "espíritus fuertes" pone punto final al nihilismo débil del pesimismo, del historicismo, del afán de comprenderlo todo, de la idea de que todo es vano. Este tema nietzscheano del nihilismo ha sido recogido por Heidegger al tratar de la destrucción de la metafísica occidental e, incluso, de toda metafísica como un "acontecimiento". Capítulo aparte merece la historia del nihilimo ruso, con fuertes raíces sociales. Recordaremos que Bakunin llegá a afirmar que sólo la destrucción es creadora (y consideramos aquí, por supuesto, que el gigante ruso se refería a la instituciones, y tenía en mente la injusticia social, por supuesto). Más radical aún será Dimitri Ivanovitch Pisarév, el cual escribió que "todo lo que puede romperse, hay que romperlo; lo que aguante el golpe, será bueno; lo que estalle, será bueno para la basura. En todo caso, hay que dar golpes a derecha y a izquierda: de ello no puede resultar nada malo". Hay que entender este violento párrafo como que sólo lo que resiste la critica implacable es digno de ser conservado.