En estas páginas transcribimos la entrevista que el pasado mes de junio realizó Hibai Arbide, de la cadena TeleSur, a Spiros y Thanasis, del grupo anarquista griego Rouvikonas. Este colectivo lleva años acaparando la atención de los medios porque, además de no abandonar el trabajo diario en las calles con su participación en centros sociales, en la atención a migrantes, en el combate a la presencia de neonazis y traficantes en los barrios, han realizado innumerables acciones con gran efecto mediático que les ha permitido llevar su mensaje a la sociedad griega. Entre ellas, destacan las realizadas en embajadas de distintos países como el ataque con pintura roja a la de Israel denunciando la limpieza étnica contra los/as palestinos/as o a la de Francia para criticar los ataques en Siria, la venta de barcos de guerra a Grecia, la reforma laboral de Macron y solidarizándose con la ZAD de Nantes, o las ocupaciones simbólicas de la de México para apoyar la lucha de los/as maestros/as o la muy comentada en nuestro país consistente en la ocupación durante una hora de la embajada española en octubre de 2017 contra la represión estatal en las movilizaciones independentistas. En esta acción colgaron una enorme pancarta con el lema “La solidaridad es el arma del pueblo. No pasarán” y publicaron un comunicado denunciando que lo que sucedió en Cataluña fue un brutal ataque de sumisión y humillación de una mayoría social.
Por este tipo de acciones, en estos momentos el grupo se enfrenta a un juicio en el que se busca su ilegalización por considerarlo un grupo criminal y en el que a doce de sus miembros se les piden penas de prisión.
¿Cómo os definís?
Rouvikonas es un grupo anarquista que existe desde hace cinco años. El objetivo es resistir a todo lo que está pasando estos años en Grecia, los memorandos y la austeridad, y convertirnos, si se puede decir, en un ejemplo para otras personas para que se organicen y salgan a la calle.
Pertenece al movimiento anarquista en Grecia y ha nacido de las entrañas y de la historia de ese movimiento. Intentamos hacer lo que han hecho siempre los anarquistas, al menos las partes organizadas de los anarquistas. Obviamente, si me preguntas cuál es nuestro horizonte, es la anarquía y el comunismo, pero en esta fase en la que nos encontramos damos prioridad a la lucha de resistencia.
Grecia es conocido por su amplio movimiento antiausteridad, especialmente en los años de la movilización de las plazas. ¿Cómo veis el movimiento actual de Grecia?
Por desgracia este movimiento murió. Está muerto. Hizo mucho ruido antes de morir, pero murió.
Murió con el ascenso de SYRIZA, que hizo lo que hacen históricamente las fuerzas de izquierda institucionales, lo que ha hecho la socialdemocracia históricamente. Integró y capitalizó las luchas de todo un ciclo, las metabolizó y las expulsó como rendición y apatía. En estos momentos la sociedad griega está en shock. Han fallado tanto las luchas de los anarquistas como las demás partes del movimiento antagonista que confiaron. El camino fácil es acusar a SYRIZA y acusar a la socialdemocracia por hacer aquello que hacen, pero un camaleón siempre actúa como un camaleón. Ese es su comportamiento. Lo que revela el período anterior es que, al menos las fuerzas revolucionarias del movimiento griego, no lograron… Esta apatía significa que continúa la situación de austeridad, de recortes laborales. No es una crisis que ha venido y se ha ido. Es una crisis en la que el capital está arrasando con todo. El tema es que en este momento en el que estamos hablando, el nivel de lucha en la sociedad griega, más allá de algunas acciones que podríamos llamar temáticas que hacen los grupos como las de Rouvikonas, es muy baja, es el último soldado en pie.
La apuesta para el próximo período es el resurgir del movimiento, antes que nada en las calles, y esta es una de las cosas que Rouvikonas intentará en la medida de sus fuerzas. Digamos de protagonizar, de impulsar. Lo que los anarquistas han hecho siempre en la Historia.
El problema básico es que SYRIZA mató la esperanza. Vendieron la esperanza, mataron la esperanza. Esto es lo que debe recuperar la gente, porque ahora no creen que exista una alternativa, porque SYRIZA siendo socialdemócrata y teniendo muy poca relación con los movimientos de base, se aprovechó de los que tenía para erigirse en su representación y explotarlos en su beneficio.
Hay una enseñanza que debe aprender la base social, desde nuestro punto de vista. En Grecia ha vuelto a suceder, después de muchos años de ascenso del PASOK, aunque en condiciones completamente diferentes a las de entonces que, en definitiva, el camino institucional es una vía muerta. Quizá es el más fácil, puede ser el que comporte menos consecuencias para quienes luchan. A pesar de ello estamos en el punto en el que SYRIZA está aprobando medidas que la derecha no se atrevería si siguiera estando en el poder. Ha tomado medidas peores que la derecha, pero tiene la manera de la socialdemocracia: hacerlo y no ser culpado por ello. Para la sociedad es una lección.
Es mucho más utópico pensar que dentro del sistema vas a cambiar algo, creer que haciendo las mismas cosas vas a tener resultado, que creer en la anarquía, por ejemplo.
Habitualmente no aceptáis las peticiones de entrevistas y habéis tenido muchas en los últimos tiempos. ¿Cuál es vuestra relación con los medios?
Mira, como te decía al inicio, estamos dentro del movimiento anarquista en Grecia, somos parte de su continuidad. El movimiento anarquista respecto a los medios tenía y tiene una posición muy clara justificada en el tiempo. Es extremadamente negativa, rechazando cualquier relación con los medios oficiales. Somos contrarios por defecto. Con los medios internacionales elegimos cuando nos resulta posible. Respecto a vosotros, por lo que sabemos por vuestra trayectoria de vuestro canal, cómo funciona, qué posiciones tiene, quién lo financia y todo eso… no hemos visto ninguna prueba de que nos vaya a censurar. Por ejemplo, para Fox News nunca daríamos una entrevista, creo que eso está claro. Pero aquí quiero hacer una puntualización: igual que hoy os damos una entrevista a vosotros, nuestra posición respecto a los medios griegos es una posición confrontativa y en algunos casos del tipo pirata. A veces les obligamos a hacer lo que queremos y hasta ahora esta táctica ha funcionado. Entonces, Rouvikonas no es la imagen que dan los medios, es el conjunto de cosas que hace, hace muchas cosas. Y si en algún momento los medios quieren que acabe, creemos que en algún momento dejarán de sacarnos, pero seguiremos bastante bien sin ellos.
Y cambiaremos de táctica si es necesario. Pero decir que no queremos ninguna relación con la imagen es como decir que no quieres tener relación con la tipografía en el siglo XVI. No tiene sentido. Los medios oficiales nos sacan porque ya estamos en Internet y no pueden no emitir algo de lo que ya se habla.
Una razón básica por la que os hemos dado una entrevista a vosotros es la audiencia de América Latina, una parte del mundo con una enorme historia de lucha, con un movimiento anarquista que ha escrito importantes capítulos de lucha en la Historia, y el contexto del internacionalismo nos interesa llegar a esta audiencia, llegar a esa gente.
Sois conocidos sobre todo a través de las acciones que hacéis. Vuestras acciones tienen mucha repercusión a veces, tanto en las redes sociales como en los medios griegos. Me gustaría saber cuántas acciones habéis hecho durante todo este tiempo y si hay algunas de ellas que consideráis que son más importantes, más icónicas o más relevantes políticamente.
No sé cuántas son exactamente. Más de 120 ó 130. Una de ellas es la del médico que pedía mordidas en un hospital público hace relativamente poco. El médico pedía dinero para operar a la gente, es decir, exigía que la gente le pagara en un hospital público.
Me interesa también la manera en que vosotros combináis tanto la acción local como la perspectiva internacional o global y quería preguntaros, ¿en qué medida es importante el internacionalismo para Rouvikonas?
Para nosotros el internacionalismo es algo realmente importante porque como decían los viejos revolucionarios tienes que actuar localmente y pensar globalmente. Creemos que los compañeros de todo el mundo llevan a cabo luchas importantes, como por ejemplo en Turquía o en América Latina. Creemos que la única manera de que el movimiento consiga cosas es que estemos en contacto, que hablemos, que nos conozcamos, que encontremos la solidaridad de los unos con los otros en cada sitio. Hay embajadas por todas partes, los Estados colaboran cuando quieren reprimir a la resistencia… Así es como los luchadores deberían luchar porque nuestras ideas son para toda la humanidad no solo para esta esquina del planeta.
Es importante entender que estamos en los Balcanes. Es una parte del mundo en la que en cada metro cuadrado ha sido derramada mucha sangre de las guerras. Cualquiera que investigue mínimamente lo que pasó en los Balcanes puede entender rápidamente, y en estos momentos nos encontramos en esa situación en la que los Balcanes y el Mediterráneo Oriental están en el centro de los intereses imperialistas. El fantasma de la guerra ha vuelto a la zona y nosotros, como internacionalistas, en realidad, la única respuesta que podemos dar a los enfrentamientos nacionales e imperialistas es la solidaridad internacionalista. Por eso, además de estar interesados en temas internacionales y que a través de nuestras acciones tenemos oportunidad para tomar posición, damos gran importancia a las cuestiones del Mediterráneo Oriental y nuestra zona. Por ejemplo, somos solidarios con el movimiento kurdo, un miembro nuestro ha luchado en el Kurdistán sirio, e intentamos estar conectados con el movimiento turco así como con el kurdo.
Los medios locales dicen que sois violentos y que vuestras acciones son violentas. ¿Es esto verdad? ¿O qué es para vosotros la violencia?
Antes que nada, quiero decir que la violencia es algo malo. Nadie que está en su sano juicio quiere resolver sus conflictos con violencia. Por otro lado, la violencia es parte de la política desde que existe la política. Es parte de la sociedad, es un arma de doble filo. Lo diré de otra forma, por un lado está la violencia del poder, la violencia del Estado y el capital y la más directa represión del ejército, así como la indirecta que se ejerce a través de la explotación, y por otro está la violencia de los oprimidos, la lucha de clases y la violencia desde la base. Hasta dónde llega cada una de estas violencias de cada uno de los lados tiene que ver con la relación de fuerzas, dentro del poder y contra el poder. En cuanto a Grecia y al grupo Rouvikonas, hemos elegido el nivel de violencia, hasta qué punto llegamos en base a diferentes razones. Una de ellas es nuestra seguridad, otra es la fuerza que tenemos y una tercera variante es cuánto puede asumir la gente de nuestra base social. Nosotros somos un movimiento con base social, y así actuamos. Usamos cierto nivel de violencia y no pasamos de ahí. Y esto es una decisión política a largo plazo siempre coherente con las circunstancias. Las acciones de Rouvikonas, en estas circunstancias, van desde lo simbólico cuando tiramos octavillas para protestar en un edificio público hasta romper algunos cristales con un determinado objetivo. Hasta aquí hemos llegado, por el momento. Así que a tu pregunta, respondo que sí aceptamos la violencia como instrumento político y creemos que todos los espacios políticos aceptan la violencia, institucional o no, como instrumento político y actúan como si no lo hicieran. Nosotros hemos decidido qué nivel de violencia usamos.
¿Cómo afrontáis la represión del Estado? ¿Tenéis miedo, es el miedo parte de la cotidianidad de un militante en una situación como esta? ¿Qué esperáis de los procesos legales a los que os enfrentáis?
Quien dice que no tiene miedo o miente o es un estúpido. No queremos mentir y no somos estúpidos. A pesar de ello, cuando eres anarquista sabes que, tarde o temprano, vas a tener que enfrentarte a la represión del Estado. Buscamos un equilibrio. Sabemos que tendremos juicios, sabemos que sufriremos violencia: lo consideramos y lo esperamos. Desde el punto de vista psicológico, legal y de base, nuestras acciones y lo que decidimos hacer, estamos dispuestos a afrontarlo. Entonces, el miedo está en la esencia de lo que hacemos y de lo que no hacemos, y existe y no existe. Antes hemos nombrado ciertas acciones que tienen que ver con la represión, una parte de la ecuación es el Estado, el enemigo. No es la única, pero es una parte de la ecuación. Pero no tenemos tanto miedo como para dejar de actuar. Lo que hacemos lo hacemos con nuestro nombre, con nuestra firma, la mayoría a cara descubierta. Contamos con que el Estado nos reprima y tomamos nuestras medidas.
Como decíamos, está dentro de la vida de los anarquistas la represión desde el momento en el que alguien quiere considerarse anarquista y tener cierto nivel de acción. La cuestión es que nosotros hemos tomado la decisión de reivindicar con nuestro nombre acciones que son ilegales. Eso significa que automáticamente lo que hacemos puede comportar represión. No hacemos nada sin reivindicar, no inventamos otros nombres para las acciones que hacemos, esto es una decisión política que comporta molestias.
Tenemos que reunir una cantidad de dinero increíble para nuestra experiencia política hasta ahora para garantizarnos un abogado en cada juicio. Pero es algo que sabíamos desde el primer momento y hemos asumido recorrer este camino sabiendo las consecuencias. Ahora, ¿qué deparará el mañana?
Habéis hecho una llamada a la solidaridad, quiero saber cuál es el objetivo de esta campaña que habéis lanzado y, entre otras cosas, por ejemplo, cómo vais a enfrentar el coste económico y cómo vais a pagar todos los juicios que tenéis.
La última pregunta es muy buena…
Existen ciertas redes de solidaridad por aquí. Esperamos que haya solidaridad internacional, si los compañeros envían algo de dinero, aunque sea poco, es muy importante. Pero como he dicho, existen embajadas en todas partes, la presión política es una parte que es posible y queremos que suceda. Igual que nosotros intentamos llevarla a cabo para otros compañeros nos gustaría que otros compañeros lo hagan por nosotros. En el contexto de la solidaridad, ese es un camino. Que nos ayuden económicamente es otra manera. Ser declarados inocentes en el juicio es otro objetivo que ha pasado en muchos juicios porque el Estado exagera mucho con las acusaciones. A veces quieren hacer acrobacias judiciales en el mecanismo de la represión, a veces nos condenan y otras veces no.
Tenemos que tener en cuenta que más allá de las cuestiones legales, Rouvikonas existe y se mueve también en otros campos, desde apoyar la existencia de un centro social antifascista en el barrio Agrios Panteleimonas participando en él y apoyando económicamente para que exista el centro social. Esta ha detenido el crecimiento de la extrema derecha en ese barrio que querían convertir en su centro político. Decidimos como colectivo hacer un llamamiento público y confrontar cuerpo a cuerpo al partido neonazi Amanecer Dorado que trataba de convertir en su territorio. Creamos un centro social junto a la plaza, lo que significaba un gran reto, somos parte del Centro Social Okupado VOX, en plena plaza del barrio de Exarjia.
La idea con la que fue creado el colectivo Distomo era recuperar terreno de los nazis, no solo hacer algo puntual y comportó confrontación directa como si Amanecer Dorado hubiera querido abrir una oficina aquí mismo, al lado nuestro.
También participamos en la Federación Anarquista y ésta también tiene sus propias acciones. Rouvikonas es una cosa con múltiples caras, más allá de lo que se ve habitualmente, que son las acciones grabadas con las cámaras y que tienen un coste judicial.
A veces los y las activistas pierden la esperanza. A veces viendo las noticias es difícil mantener esta esperanza, no solo viendo lo que sucede en Grecia sino en el mundo, ¿Qué hacéis para combatir la depresión? Qué hacéis para continuar luchando?
Lo que preguntas tiene que ver con lo filosófico y con lo sentimental. ¿Qué sucede? En los últimos años, la mayoría de los movimientos son jóvenes. En Occidente y, en general, en el mundo entero, los movimientos radicales son juveniles y eso significa que suelen tener los hábitos de los jóvenes. Pero, por el contrario, creemos que las ideas y luchas que pueden significar un cambio son un compromiso de décadas, un empeño de generaciones. La mejor medicina contra la depresión es pensar que por donde transitamos ya han caminado gigantes de la lucha, a lo largo de la Historia. Y aunque hayan fallado, han tenido éxito en el sentido de que el mundo ya no tiene nada que ver con el de su época. Esto se lo debemos a sus luchas. Nosotros somos militantes con un compromiso. Tenemos una hipótesis de lucha. Recorremos este camino y quien decide recorrerlo tiene que entender que es un camino que no va a dar frutos. No va a traer la victoria que imaginas inmediatamente. Aunque, por otro lado, hay una realidad histórica y es que ninguna revolución pudo ser prevista dos antes de que sucediera. Por tanto, hacemos lo que creemos.
Como grupo, pensamos que esta lucha se mantiene con esta forma, como mínimo desde que existe el capitalismo y podríamos pensar que desde que existe el Estado, y vamos a continuarla. No esperamos que lo que hacemos nos traiga mañana la revolución, la felicidad humana y que corramos desnudos felices por el campo. Es una lucha en la que sabemos lo lejos que estamos en comparación con los movimientos del pasado que lograron mucho más que nosotros. Y sólo en estos términos, si estás dentro de esta lucha y tienes la capacidad de entender lo difícil que es lo que persigues, porque lo que perseguimos es realmente difícil. No tenemos la ilusión de que, aunque mañana por la mañana los explotados y los oprimidos se alzaran con la lucha obrera, las cosas fueran fáciles, serían muy difíciles para ellos mismos. Siendo conscientes de todo esto, sabiendo esta verdad, nos damos cuenta de por qué es tan difícil que se comprometan. Un problema que tienen siempre los revolucionarios (es un tema complicado lo del término revolucionario, uno no se puede considerar a sí mismo revolucionario hasta que morimos y sean otros los que nos califiquen), es que no entienden que la sociedad comprende el coste de la revolución. Por eso, la decisión de la revuelta tiene un precio muy alto. Nuestro trabajo, como anarquistas, es valorar que aunque no seamos nosotros los que logremos tal cambio social, haremos todo lo posible para que sean nuestros hijos los que lo consigan.
Nos hacemos mayores y empezamos a creer que no seremos nosotros los que lo vamos a lograr pero lo básico es esto: dejar condiciones mejores que las que había cuando empezamos a luchar. Si no somos nosotros, habrá otros después de nosotros. Ese es el objetivo. Creo que toda persona que se quiera considerar luchadora tiene que dejar como legado mejores condiciones que las que tú encontraste.
Entrevista realizada por Hibai Arbide Aza
Transcripción y edición por Todo por Hacer
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