Hay historiadores e historiadoras que leo por placer o con fines utilitarios (para alguna investigación en marcha) o por ambos motivos a la vez. Tony Judt forma parte del primer grupo, algo que quizás me replantee a partir de ahora. Cualquier persona dedicada a la investigación histórica tiene ideología, no existe una persona que no tenga su subjetividad, su visión del mundo, su manera de comprender la realidad. Pretender ser objetiva y no estar influida por todos esos componentes (y muchos otros como el género, la raza, la etnia, la clase social, la nación en la que ha nacido, su religión, etc.) es engañoso y sospechoso (quienes lo pretenden llaman historiadores/as «militantes» al «otro u otra» como insulto).
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