El anarquismo epistemológico se suele atribuir a Paul Feyerabend, el gran subversivo que acusó a sus colegas científicos de enmascarar su inseguridad en la defensa del sistema establecido. Sería el comienzo de una nueva metodología científica no sujeta a dogmas ni a fronteras. No era posible ya afirmar la idea de un sistema fijo ni de una racionalidad fija, sinónimos de la ingenuidad del hombre, por lo que solo es posible un pluralismo metodológico. Diferentes visiones y actitudes que lleven a juicios y métodos de acercamiento donde, únicamente, pueda defenderse un principio bajo cualquier circunstancia.
Agustín García Calvo nació en Zamora, en 1926, y en esa misma ciudad falleció el 1 de noviembre 2012, no mucho después de aquel 15M en el que se implicó. Como es sabido, ocupó una cátedra de lenguas clásicas en Sevilla y en Madrid, de la cual fue apartado por el régimen franquista en 1965 por su apoyo a las revueltas estudiantiles, y en la cual fue restablecido en 1976. Escritor de diversos géneros literarios y filósofo, las facetas fueron múltiples en quien se reconoce a una figura clave de la cultura contemporánea, recibiendo tres veces un premio nacional: de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción al conjunto de su obra en 2006. Hay que recordar la rebeldía permanente de García Calvo hacia el poder establecido, por lo que nunca fue amante de recibir galardones; en cierta entrevista, explicaba que si acepto los anteriormente mencionados era porque eran premios muy pequeños, sin que él se presentara a ninguno, y «los jurados son muy grandes y variados y hay más probabilidades de que entre ellos haya gente honesta». Uno de los últimos trabajos en los que participó fue el documental de Basilio Martín Patino sobre el movimiento 15M, el cual utilizaba precisamente el título de uno de sus poemas: «Libre te quiero».
Jean Vigo (1905-1934) fue un director de cine, hijo del anarquista Eugène-Bonaventure de Vigo (también conocido como Miguel Almereyda), que pasó a la historia sobre todo por dos películas de gran prestigio: Zéro de conduite (1933), que cuenta la insurrección de un grupo de estudiantes contra sus severos profesores, y L’Atalante (1934), historia de amor entre un joven marinero sin objetivos y su esposa.
El británico Alan Moore es uno de los más prestigiosos escritores de cómic de los últimos años; su popularidad ha aumentado con las versiones cinematográficas que han «sufrido» varias de sus obras, y su prestigio aumenta al comparar la indudable calidad y el rigor de la obra escrita con la banalidad de las adaptaciones al celuloide. En el caso de la obra que ocupa estas líneas, con versión fílmica de hace unos años, Moore reiteró su rechazo e indignación desde que leyó una primera versión del guión.
Recordamos con este texo la falsa controversia entre las tesis de Darwin y de Kropotkin, que no se enfrentan entre sí, sino que se complementan; como es sabido, la erudita obra del anarquista ruso se esfuerza en demostrar que en la evolución, tan importante o más que la competencia, resulta primordial la sociabilidad y el apoyo mutuo.
«El anarquismo es, ante todo, una ética y, como tal, se ha mantenido intacta. El mundo ha cambiado, no así el concepto libertario, el desafío frente a todos los poderes. Gracias a eso, he logrado zafarme del falso problema de la celebridad. Ser un fotógrafo conocido es una forma de poder y yo no la deseo». Henri Cartier-Bresson (1998).
El autor de la genial canción “La mala reputación” fue Georges Brassens (1921-1981), muy reconocido en su país de origen Francia, a pesar de ser un ácrata declarado e irreductible, tal vez el mayor representante de lo que algunos han denominado la trova anarquista; la letra es uno de los mayores alegatos contra el conformismo y, de forma más concreta (en homenaje, en el caso que nos ocupa hoy, a la festividad del 12 de octubre), contra los que consideramos los males que enfrentan a la humanidad: el nacionalismo, la religión y la división de clases. La canción, aunque algunos la identificarán con el rockero Loquillo, fue traducida por Paco Ibáñez e interpretada por él primera vez en esa primera versión; existe también otra traducción de Agustín García Calvo. Si hay algún cantautor español que podamos comparar con Brassens ese es Javier Krahe, que también adaptó algunos temas del francés como “Marieta” o “La tormenta”, letras donde podemos comprobar la semejanza entre ambos.
«La Mauvaise Reputation», interpretada por Brassens en televisión:
Versión de Paco Ibáñez:
En mi pueblo sin pretensión Tengo mala reputación, Haga lo que haga es igual Todo lo consideran mal, Yo no pienso pues hacer ningún daño Queriendo vivir fuera del rebaño; No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia feTodos todos me miran mal Salvo los ciegos es natural.Cuando la fiesta nacional Yo me quedo en la cama igual, Que la música militar Nunca me supo levantar. En el mundo pues no hay mayor pecado Que el de no seguir al abanderadoNo, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia feTodos me muestran con el dedo Salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón Y a la zaga va un ricachón Zancadilla doy al señor Y aplastado el perseguidor Eso sí que sí que será una lata Siempre tengo yo que meter la pata
No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe
Todos tras de mí a correr Salvo los cojos, es de creer.
No hace falta saber latín Yo ya sé cual será mi fin, En el pueblo se empieza a oír, Muerte, muerte al villano vil, Yo no pienso pues armar ningún lío Con que no va a Roma el camino mío,
No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe No, a la gente no gusta que Uno tenga su propia fe
Todos, todos me miran mal, Salvo los ciegos, es natural.
Interpretación de Sole Giménez, en clave de jazz, en un disco homenaje a la canción francesa (agradecible es que la artista eligiera esta radical letra de Brassens):
Interpretación de Pablo Dacal (que respeta íntegra la traducción de Ibáñez):
Original, divertida, radical y malhablada, totalmente reivindicable, versión del dúo argentino formado por Claudina y Alberto Gambino:
Elegante versión de Nacha Guevara:
Traducción de García Calvo (muy diferente a la anterior), interpretada por Antonio Selfa:
En el pueblo yo, con perdón, tengo mala reputación: que me mueva o quieto me esté paso por un qué sé yo qué. Y eso que no sé que a nadie le dañe que yo a mi manera me las apañe. Pero es que ellos no quieren que ande uno por donde le dé: no, jamás te perdonarán si no vas por donde ellos van. To el mundo dice “Mira, ahí va” menos los mudos, claro está. ¿Qué es el 12 de Octubre hoy?: en mi camita yo me estoy; y si suena la musicá, yo, ni me viene ni me va. Y no sé que a nadie le perjudique porque a los desfiles no me dedique. Pero… To el mundo apunta para acá menos los mancos, claro está. No hace falta ser un faquir pa adivinar mi porvenir: si una cuerda a gusto les dan, de corbata me la pondrán. Y el caso es que el cielo no se desploma porque mi camino no vaya a Roma. Pero… To el mundo en la horca me irá a ver menos los ciegos, es de creer.
Interpretación del inefable Loquillo (es la misma traducción de Ibáñez, pero en interpretaciones anteriores excluye la parte que alude a la religión católica; aquí sí la incluye cambiando la palabra Roma por Zarzuela y, de la manera más estúpida, distorsionando todo el sentido):
No muy conocida versión de Joaquín Sabina (sutilmente diferente a la letra de Ibáñez, aunque la última parte de la religión está totalmente cambiada):
Versión rockera de Luis Rueda & el Feroz Tren Expreso (un poco, ya el despiporre):
Había mucha expectación para ver la última película de Alberto Rodríguez, Modelo 77. Tengo que decir que este director es para mí es uno de los más interesantes en la actualidad, y ahí está su filmografía para demostrarlo, donde ya había tocado de manera muy crítica la historia reciente de este país. Ahí están películas tan notables como Grupo 7, La isla mínima o El hombre de las mil caras, donde bajo el formato de policiacos o thrillers se denuncia una determinada realidad social y política de un país con demasiadas costuras.
Herbert Read: Al infierno con la cultura Cuadernos Arte Cátedra, Madrid 2011. 305 páginas.
Herbert Read es una interesante personalidad de la que ya nos hemos ocupado, especialmente de su pensamiento anarquista, en alguna ocasión. Al infierno con la cultura es una de sus obras fundamentales, en su faceta de crítico de arte Sigue leyendo →
En su perspectiva liberadora, y en su crítica a toda dominación, los movimientos anarquistas han tenido una visión diversa, y en muchas casos ambivalente, sobre la tecnología. Lo que es cierto, como ya hemos dicho en otras ocasiones, es que vincular el progreso técnico con el social en el mundo político y económico actual es, cuanto menos, ingenuo a estas alturas.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general