Archivo de la etiqueta: Latinoamérica

La historia oficial

En España, sabemos mucho sobre la falta de memoria (mejor dicho, sobre la perversión de la memoria) y sobre las justificaciones a golpes de Estado y, de manera directa o indirecta, también a una dictadura. Argentina hoy está gobernada por gente inicua, encabezada por ese esperpento que es Javier Milei, que como ocurre también aquí con algunos elementos, de manera más clara si se quiere, justifican en aquel caso el régimen dictatorial de Videla, demonizando a toda izquierda, y negando la represión. Y aclararé que esto no va de disputas ideológicas (resulta agotadora esa estúpida polarización), en el caso de cierta izquierda es muy reprobable que no condene, o que también justifique, regímenes dictatoriales construidos en nombre del socialismo; esta vez nos referimos al caso de la derecha, y dentro de la misma yo solo respeto a aquellos que condenan los golpes y las dictaduras de Franco, de Pinochet o de Videla como atentados contra los derechos humanos. Tan sencillo como eso y, desgraciadamente, no se da muy a menudo.

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El Movimento Nacional dos Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR): algunos textos (II)

Os dejamos hoy la segunda y última entrega de textos traducidos del Movimiento Nacional de Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR) de Brasil. En la primera entrada, os dejamos el análisis que hicieron del contexto en el que surgió el movimiento. En esta entrada publicamos la declaración de principios y objetivos. Podéis encontrar más información sobre el MNCR en su web: https://www.mncr.org.br/

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El Movimento Nacional dos Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR): algunos textos (I)

El Movimiento Nacional de Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR) de Brasil nació en el año 1999 fruto de un primer encuentro nacional de recicladores de papel al que seguía, dos años después, un congreso en Brasilia. El movimiento adoptaría una dimensión internacional con la celebración en 2003 y 2005 de sendos congresos latino-americanos de recicladores y recicladoras. Desde Redes Libertarias hemos considerado interesante reflexionar sobre este movimiento y su trayectoria, para lo que hemos traducido dos textos publicados originalmente en su folleto de formación del año 2005. En esta primera entrada, os dejamos el análisis que hicieron del contexto en el que surgió el movimiento. En una próxima entrada publicaremos la declaración de principios y objetivos. Podéis encontrar más información sobre el MNCR en su web: https://www.mncr.org.br/

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La muy maltratada Latinoamérica

Ahora que se sigue discutiendo sobre quién diablos ganó las elecciones en Venezuela, uno se pregunta, de verdad, más allá de la epidermis política de uno u otro país, sobre el panorama social en ese continente tan maltratado que es Latinoamérica. Yo que vivo en Madrid y, solo por mencionar a los que más trato, confluyo con personas cubanas, dominicanas, mexicanas, colombianas, venezolanas, ecuatorianas, peruanas, brasileñas, argentinas, bolivianas... Y que me perdonen las pertenecientes a otros lares, que también los hay de forma nutrida, hablamos de algo tan duro como abandonar el lugar donde naciste y a tu familia para tratar de buscar prosperidad en una nación más rica. ¿Por qué esto es así? ¿Cómo es posible que no se equilibre, al menos un poco (no digo ya una revolución tremenda) la riqueza mundial, lo suficiente para que la necesidad no te empuje a migrar o puede que a morirte? Son preguntas retóricas, por supuesto, y también ingenuas. Toda persona decente sabe a qué obedece esta situación de una economía globalizada, y esquilmadora, para disfrute de minorías como las que acogen y cuestionan a otros más pobres. Aún así, seguiremos aguantando las falacias polarizadas de dos discursos: o bien una falaz gestión estatal estatal que asegura privilegios más que protege, o bien un inicuo «libre» mercado incapaz de repartir el pastel lo más mínimo o, más bien, una mezcla de ambos para que todo siga más o menos igual.

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Feminismo y Anarquismo en Brasil: diseño desde la experiencia

1 Proyecto y práctica anarquista en el siglo XIX

Habitualmente, cuando hablamos de perspectivas revolucionarias teóricas que desean el socialismo, encontramos, casi siempre, cierto purismo esencialista en sus fundamentos. Diferente es la fundación del proyecto y de la práctica anarquista que posee su fundamento en la perspectiva ética de la realidad, lo que hace que la doctrina anarquista no se limite a una simple proyección de una realidad futura. Si así fuese, su futuro sería el resultado de una base moral fija capaz por sí sola de impulsar el socialismo libertario, y ese no es el caso de la construcción del anarquismo. Por el contrario, el aspecto embrionario de la perspectiva libertaria anarquista se encuentra en un aspecto importante de la Ilustración, es decir, cuando la inédita posibilidad de movilidad social hizo que, al menos teóricamente, todo y cualquier individuo fuese admitido como sujeto de razón. Eso significó que, a partir de ese momento histórico, cualquier individuo es capaz de pensar racionalmente y, por consiguiente, es capaz de hacer un discurso sobre sí y un discurso sobre el mundo. En ese contexto el anarquismo culmina también en una concepción radical de la existencia, pues su premisa concreta es la de que el ser humano en cuanto sujeto es capaz de pensar radicalmente su condición de vida, y a su vez, criticarla y transformarla. Por lo tanto, el anarquismo se trata de un proyecto forjado en las condiciones y experiencias concretas de vida de los sujetos en el mundo, y no bajo condiciones abstractas e hipotéticas de la realidad. En su origen, su obstinación libertaria no es delegada al «otro», al contrario, los anarquistas y las anarquistas se comprenden en cuanto sujetos en lucha contra una jerarquía coercitiva que aliena tanto el poder del sujeto, como el poder del pueblo y que, por consiguiente, crea barreras a la emancipación y la consolidación del poder popular que es, entre tanto, inminente todo el tiempo.

Esta jerarquía coercitiva puede ser comprendida como la expresión de la relación de control y obediencia que jerarquiza las diferencias que constituyen el colectivo, como raza, clase y género, y que se lleva a cabo en lo que podemos llamar «cadena de opresiones». En ese sentido, el anarquismo se trata de un proyecto que cuestiona la idea de naturaleza humana construida a la luz de abordajes teóricos, como he dicho anteriormente, esencialistas y puristas de la realidad política y social, como, por ejemplo, la base ontológica y moral contractualista del tipo hobbesiana, contraria, absolutamente a la perspectiva libertaria.

El cuestionamiento libertario se da, justamente, en pro de la reflexión crítica y permanente acerca de las contradicciones del mundo, reforzando, así, una perspectiva enraizada en una dimensión materialista de lo real. Por eso, el anarquismo no es un proyecto estético. Eso quiere decir que existir en el mundo de acuerdo con su propósito, no es algo que se realiza expresándose apenas estéticamente. Por lo tanto, la doctrina y la práctica anarquista no resultan de un «estilo de vida» o de un puro «activismo». La concepción anarquista es muy diferente, sobre todo, es ética y se funda en al menos dos elementos importantes para la comprensión de la realidad. Estos elementos nos ayudarán a tejer un breve comentario sobre la relación entre anarquismo y feminismo enfocándonos en las experiencias de las luchas brasileras en el inicio del siglo XX. Tales elementos, a saber, son: el poder y el clasismo.

La especificidad de la presencia de estos elementos en la historia del anarquismo es que ambos son concebidos de forma inédita y radical. La singularidad del primer elemento es que para los anarquistas el poder no existe solo como dominación, sino que es algo presente y expresado por todo individuo, entre tanto constantemente alienado por las opresiones que sufre. La peculiaridad del segundo elemento es que su comprensión clasista se opone a la idea habitual de naturaleza humana antes citada, ofreciendo así, una perspectiva también clasista de dicha naturaleza. Esto es importante, puesto que en su proyecto existen dos aspectos fundamentales que se desprenden de su abordaje original y revolucionario. El primer aspecto se refiere al hecho de que la perspectiva anarquista de emancipación es individual y colectiva. Eso significa que ésta –la emancipación– no sucede solo en la dimensión privada, sino también en la dimensión pública del sujeto en sociedad. El segundo, es que, sin embargo, la responsabilidad del sujeto es colectiva, pero además no deja de ser individual, y eso significa que ésta es, en verdad, una autorresponsabilidad contra las opresiones. En ese contexto es importante decir que esos aspectos deben ser comprendidos dentro de un universo de contradicciones en los que, a veces, somos también nuestro propio enemigo, ya que todos estamos sometidos cotidianamente a la tutela de las instituciones, y a su vez, a sus demandas, sus valores y sus conceptos.

2 Genealogía del feminismo y el anarquismo en Brasil

A partir de ahí, se esboza el horizonte de la revolución socialista por la perspectiva libertaria y la perspectiva feminista anarquista de emancipación social. Su característica central es que su télos, o sea, su finalidad, no aparecerá en el horizonte sin ninguna mediación: la jerarquía coercitiva –que mantiene las contradicciones y opresiones y jerarquiza las diferencias entre raza, clase y género– sólo será efectivamente derribada por la práctica cotidiana de los principios anarquistas. Principios como lo anticlerical, antimilitarista, anticapitalista, antinacionalista, acción directa, autoorganización y antiautoritarismo. Son esos principios los que forjan para las anarquistas la perspectiva libertaria de lucha. Los principios anarquistas, por lo tanto, tienen como finalidad la destrucción de la jerarquía coercitiva fundada en la idea del poder en tanto dominación. En ese sentido no se puede apostar por el activismo de uno u otro sujeto que detente el protagonismo y el saber en el proceso revolucionario; como anarquistas, no se está ni al frente ni atrás, sino que se camina al lado de los de abajo.

Manifestación en São Paulo durante la Huelga General de 1917. Fuente: Arquivo Edgar Leuenroth | Unicamp

Se destaca en ese universo de principios el sindicalismo revolucionario en Brasil, una concepción forjada en 1906 y que contribuyó a la construcción de la primera huelga general brasilera en 1917. En ella, cerca de 70.000 personas, entre hombres, mujeres, niños y niñas, se movilizaron inicialmente en la ciudad de São Paulo por mejores condiciones de vida y de trabajo. Para que se tenga una dimensión de la grandeza de esa histórica movilización, debemos resaltar que la población de São Paulo era de 400.000 habitantes en esa época. La huelga llevada a cabo por la fuerte influencia de los anarquistas fue una de las mayores expresiones de movilización obrera de la historia de la ciudad de São Paulo y tuvo consecuencias en los movimientos insurreccionales anarquistas en Río de Janeiro y en Rio Grande do Sul. El epicentro de la huelga se dio en el Cotonifício Crespi –una industria textil en el barrio de Mooca en São Paulo– con la paralización de cerca de 400 personas, en su mayoría mujeres, niños y niñas, que tenía como pauta mejores salarios y el fin del trabajo nocturno.

Opuesto al sindicalismo reformista y jerárquico (conocido en Brasil como «sindicalismo amarillo»), el sindicalismo revolucionario buscó crear e impulsar una cultura de clase, por medio de la construcción de un espacio de aproximación entre los trabajadores que no buscaran tercerizar la lucha. En ese sentido, tal perspectiva libertaria que tenía como finalidad construir tanto una noción revolucionaria, como referencias de organizaciones capaces de comprender el sindicalismo en las relaciones de lucha de clase, es decir, comprenderlo desde dentro del lugar de trabajo, con sus especificidades y contradicciones, y no en un espacio físico único y restrictivo como el de una sede. Por el contrario, la concepción del sindicalismo revolucionario estructurado por los anarquistas en este momento no partió de la escisión de la clase trabajadora, o sea, no tomó «partido», sino que antes buscó comprender y partir por encima de todo de lo real (el ámbito de lo concreto), teniendo, por un lado, a los trabajadores organizados como un todo, y por otro, teniendo la perspectiva revolucionaria que comprende que la clase dominante en una fuerza de dominación que aliena el poder de los trabajadores. Se observa que, tal subordinación alienante en la actualidad, muchas veces, es impuesta por la burocracia sindical a los movimientos y sectores de oposición; práctica que culmina en la concepción de la base movilizada como «carne de cañón», y en consecuencia hipotecando principios y priorizando un partido.

Manifestación en São Paulo durante la Huelga General de 1917. Fuente: Arquivo Edgar Leuenroth | Unicamp

Dentro de la perspectiva anarquista de autorresponsabilidad, mencionada arriba, que conecta la dimensión privada y pública, individual y colectiva, las mujeres anarquistas en Brasil tuvieron, desde el inicio, una gran contribución en la identificación de lo femenino en el campo de la heteronomía y en la constitución del pensamiento feminista como autónomo, es decir, como un pensamiento no tutelado, y crítico con la idea de una «naturaleza humana» a la cual no conseguimos destituir. Ellas impulsaron huelgas por medio de métodos y principios preconizados por anarquistas históricos y se destacaron por eso. En medio de una clase obrera absolutamente diversa –oriunda de los procesos de la abolición de la esclavitud, inmigración, de la guerra y de la ilegalidad y marginalidad que componían el espacio urbano– en la lucha forjada en la esperanza de una vida mejor, las mujeres anarquistas obtuvieron protagonismo en Brasil. Además de sus exigencias de mejores condiciones de trabajo, reducción de jornada y la revuelta contra los salarios desiguales, también se involucraron en cuestiones de religión, control de la natalidad, educación y emancipación intelectual de la mujer; las mujeres estaban sometidas a una jornada de trabajo regular de casi 16 horas e impregnadas de mutilaciones.

A veces, con nombres de hombres, pseudónimos, o firmando apenas con sus iniciales, tanto por causa de la represión, como de la dominación masculina en los ambientes públicos y privados, escribieron en la prensa anarquista reflexionando sobre cuestiones propias y sobre el horizonte libertario y revolucionario. A veces tratadas como locas e histéricas, el hecho es que este horizonte libertario, y por lo tanto, contrario a la generalidad mítica construida sobre la mujer, impulsó la perspectiva de género como producida en el campo de la cultura, y no como dato biológico o destino, fruto de la historicidad y de la temporalidad, o sea, de la situación de la mujer y sus propias temáticas.

Debido a las anarquistas, el «tema de la mujer» fue asignado a la vida política y no a la vida natural, que la destituía de su propio cuerpo. Eso fue importante, pues impulsó la perspectiva feminista como un movimiento contextualizado; contexto de opresión, sexismo y explotación. Por consiguiente, el feminismo anarquista y libertario en Brasil fue acuñado como un proyecto ético‐político, radical y revolucionario, por la admisión de la necesidad de independencia física y material –independencia de la triada lavadero/cocina/y cama– que mantenía a la mujer dependiente del hombre y en la condición de sierva sexual de él. Esa condición de dominación era históricamente ejercida tanto por la iglesia, como por el Estado, que controlaban la mente y el cuerpo de la mujer por el casamiento, por la natalidad impuesta, por su domesticación, sea como madre de familia, empleada, enfermera, doméstica, etc. Las anarquistas en Brasil percibieron desde siempre esa relación de dominación por parte de la iglesia y del Estado sobre los trabajadores, pero, sobre todo, sobre la mujer, y por eso cualquier revolución, y cualquier proceso revolucionario, pasa, para las anarquistas, necesariamente, por la liberación de la mujer y de lo femenino. En el periódico anarquista, lanzado en la ciudad de São Paulo en 1917, llamado A Plebe, la colaboradora y militante anarquista Theresa Escobar escribió:

(…) Transformemos los conventos y templos en talleres profesionales y saquemos a esa panda de criminales (curas y monjas), esos asesinos de la libertad de conciencia para cualquier lugar adonde no puedan hacer mal y en cambio sean útiles a sus semejantes. Basta de infamias, basta de tolerancias. Llegó el momento de arrancar a la mujer de la esclavitud impuesta por el egoísmo nefasto de los verdaderos vampiros sociales. ¡Ya llegará el día en que ser cristiano será tan ridículo cuanto oprobioso poseer fama de ladrón! No está muy lejos, amigos, basta sólo un poco de audacia y mas constancia y mucha ayuda de las patriotas conscientes. ¡Viva la libertad y muera el clero! («¡Es el ideal anhelado!» Escobar, A Plebe, São Paulo, 22 de marzo de 1919, año II, número V citado en Mendes, 2021, p. 270).

La postura anticlerical era común entre varias anarquistas que escribían en periódicos como A Plebe. Para ellas, la crítica a la Iglesia Católica era tan importante como la crítica necesaria a los políticos y al gobierno republicano. Un nombre importante en ese tipo de crítica fue el de Isabel Cerruti, militante anarquista ítalo-brasilera. Firmando sus textos como Iza Rutt, afirmaba que «lo que los curas hacían era engañar a los operarios y hacerlos confiar en que la solución para su vida sufrida de altas jornadas y bajos salarios estaba en el cristianismo» (Mendes, 2021, p.277). De ese modo, Isabel Cerruti denunciaba la postura de obediencia impuesta por el catolicismo bajo el pretexto de alcanzar el reino de los cielos mientras no había por lo mismo incentivo para la lucha diaria contra la explotación. Otro nombre importante de la postura anticlerical anarquista era el de Maria Lacerda de Moura, nacida en Minas Gerais, falleció en 1945 en la ciudad de Río de Janeiro, ella escribió: «[…] casada, soltera o viuda, la mujer es esclava del salario, del padre, del marido, patrón, director espiritual o la sociedad» (Leite, 1984, p.102 citado en Mendes, 2021, p. 246). Aún de acuerdo con la perspectiva feminista de la escritora y anarquista:

Mientras no pensemos, en vano intentaremos romper los grillos para nuestra independencia individual; la mujer es esclava; dependiente del salario, del hombre, de su capital. Así es imposible la liberación. Su cerebro fue considerado infantil por el egoísmo masculino de los ancestros. […] La brasilera ardiente, altiva, inteligente, idealista, generosa, en un impulso final, por entre los relámpagos de la conciencia adormecida, percibirá. Y su dedicación elocuente completará la obra magnífica. Nos faltan escuelas. Nos faltan educadores en la acepción más amplia de la expresión. Hay que hacerlos nacer de este mismo pueblo– he aquí lo necesario. (Moura, 1922, citado en Leite, 1984, p.20).

Maria Lacerda de Moura, pionera en el antifascismo y anarcofeminismo en Brasil, escribió La mujer es una degenerada, libro originalmente publicado en 1924.
Foto: Reprodução.

En ese sentido, para Maria Lacerda de Moura, la iniciativa anticlerical aliada a la educación racional y científica, tanto para los hombres como para las mujeres, era por excelencia el principal instrumento para la libertad. La escritora denunciaba que el modelo escolar de la época era el gran enemigo en la construcción de una civilización libre, y de ese modo, era en buena parte responsable por perpetuar la esclavitud femenina. (Moura, citado en Leite, 1984, pp. 79 e 81). Por eso, la educación femenina y la emancipación intelectual de las mujeres era tan importante como la emancipación política para la liberación total y la construcción de la autonomía de hecho. Sobre el feminismo blanco y burgués de la época, ella realiza el siguiente diagnóstico:

Llegué a la conclusión de que el medio es asociarse, no es la unión de las mujeres por la defensa de sus derechos, que ellas confunden con cosas antiguas y complicidades reaccionarias. Al hablar de derechos sólo se les ocurre el voto, lo cual debería haber sido reivindicado hace cien años atrás… Ahora, ya no es más de votos que precisamos y sí de derribar el sistema hipócrita, carcomido, de las representaciones parlamentarias escogidas por los pseudorepresentantes del pueblo, bajo la carátula mentirosa del sufragio, una burla como todas las burlas de nuestros sistemas gubernamentales, una superstición como tantas otras supersticiones arcaicas. (Moura, citado en Mendes, 2021, p. 248).

3 La experiencia como base del feminismo anarquista

Finalizando este artículo, es importante reiterar que es posible observar por medio de las experiencias y de los escritos de inicios del siglo XX en Brasil que la perspectiva de las mujeres anarquistas, en la medida en que estaban implicadas en un proyecto ético político‐revolucionario, parte de una determinada realidad concreta, realidad que atraviesa las cuestiones de clase, raza y género. Por lo tanto, esa mirada enfatiza el carácter constitutivo de lo femenino y del feminismo en el socialismo libertario. Por eso, actualmente se tiene la comprensión, por medio de esa concepción libertaria, de que no basta en una organización política solo con la expropiación de un espacio físico para las mujeres –una secretaría de la mujer o algo de ese tipo–, sino que se debe valorar el intercambio de saberes y experiencias entre los trabajadores y las trabajadoras como práctica cotidiana, o sea, como principio para la emancipación y liberación total. De lo contrario, se refuerza solo la dualidad tradicional entre cuerpo y pensamiento en que es delegado exclusivamente al hombre el lugar del pensamiento y a la mujer el del cuerpo –cuerpo este para ser admirado, tratado como accesorio, como cosa, y ubicado en un espacio físico– sustentando, de esa manera, la creencia de que la mujer es incapaz de pensar racionalmente, condenándola, inclusive frente a su presencia, a la ausencia en la cotidianidad. Perspectiva esta, que mantiene la lógica y el lugar de dominación en el que se existe sobre el otro y no con el otro, tampoco como el otro en sus diferencias.

“Espaço Maria Antônia Soares e Maria Angelina Soares” es un espacio político libertario localizado en el centro de la ciudad de São Paulo que sirve de base para eventos y actividades de inserción social de los movimientos y organizaciones políticas desde 2022. Las hermanas Soares que dan nombre al espacio construyeron un legado anarquista por medio de sus escritos y de sus registros de acción directa. Ellas publicaron en periódicos de São Paulo, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul y Argentina. Fuente: Reprodução/Instagram.

El análisis de coyuntura forjado por las anarquistas, desde siempre en la comprensión de la práctica de los principios –como la autoorganización, la acción directa, la postura anticlerical, anticapitalista, antirracista, y de apoyo mutuo y solidaridad de clase– permite la construcción de un proyecto revolucionario capaz de efectivizar una vida bajo la óptica del socialismo libertario. Por consiguiente, es por la condición específica de la mujer trabajadora como se estructura la relación de dominación, pero también como estructurante del proceso revolucionario, que se sustenta en la perspectiva feminista anarquista, sobre todo comprometida para que no se aleje a los trabajadores y las trabajadoras de la revolución y de la liberación tanto individual, como colectiva.

Eloísa Benvenutti de Andrade
Traducción Diana Cordero
Eloísa Benvenutti de Andrade es filósofa, militante anarquista y sindicalista brasilera. Doctora en Filosofia de la Universidad Federal de São Paulo y profesora de la Facultad Cásper Líbero y de la Red Pública Estatal de São Paulo.

Publicado en Redes Libertarias núm.1
https://redeslibertarias.com/2024/07/16/feminismo-y-anarquismo-en-brasil-diseno-desde-la-experiencia/

Bibliografía:

Corrêa, Felipe, Bandeira Negra: Rediscutindo o Anarquismo. Curitiba, Editora Prismas, 2015

Corrêa, Felipe, «Anarquismo, poder, classe e transformação social». Em Debat, Florianópolis, 8, (jul‐dic, 2012), pp. 69‐89.

Escobar,Theresa, «¡Es el ideal anhelado!» A Plebe, São Paulo, marzo de 1919.

Leite, Miriam, Outra face do feminismo: Maria Lacerda de Moura. SP: Ática, 1984. ‐Mendes, Samanta, «As mulheres anarquistas no Brasil (1900‐1930): entre os esquecimentos e as resistências». Revista Espaço Acadêmico, 210, (nov. 2018 a), pp. 63‐75.

Leite, Miriam, Anarquismo e Feminismo: As mulheres libertárias no Brasil (1900‐ 1930). Editora Prismas, pp.173‐ 205, 2018b.

Leite, Miriam, Companheiras: Mulheres Anarquistas em São Paulo (1889‐1930). São Paulo: Editora Faísca, 2021. Moura, Maria Lacerda de, A mulher é uma degenerada.

São Paulo. Tenda de livros, 2018.

Magonismo, anarquismo en México

El magonismo es una corriente de pensamiento que se ha definido como indígena-libertaria, y que inició como su nombre indica Ricardo Flores Magón, la cual impulsa al pueblo mexicano a hacer la revolución social. El propio Flores Magón, nacido en 1874 en San Antonio de Eloxochitlán (Estado de Oaxaca, México), tenía un origen indígena y humilde; sigue sus estudios en México D.F., donde se iniciará en la política a través de la lucha contra el dictador Porfirio Díaz junto a sus hermanos Enrique y Jesús.

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Perú: Paraíso neoliberal, herida sangrante de América Latina

El estado actual de la situación social en Perú es el perfecto ejemplo de lo que genera el neoliberalismo en latitudes como América Latina. Un extractivismo de recursos y explotación humana asentado sobre las bases ideológicas del colonialismo de hace siglos, gobiernos parlamentarios inestables y autoritarios, y represión, mucha represión y matanzas contra las comunidades sociales. Desde 2016 se han sucedido hasta siete gobiernos en Perú, un país heredero del fujimorismo más autoritario, que organizó un genocidio en los años 90. Desde el 2021 venía gobernando Pedro Castillo, inepto progresista que nunca se sintió cómodo con la etiqueta de izquierda, vapuleado por una oposición derechista furibunda. Receloso de parecer más izquierdista de lo que es, a nivel internacional Castillo se acercó a la Organización de Estados Americanos y al Brasil de Bolsonaro, mientras marcaba distancias con Venezuela. Esto tuvo dos consecuencias: por un lado, provocar que las élites derechistas demandaran más concesiones y, por otro, minar los apoyos de la propia base social de Castillo.

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¿Alguien sabe qué diablos ha pasado en Perú?

La pregunta del titular de este nada modesto blog es (casi) retórica, ante la imposibilidad de acceder a una mínima verdad debido a la avalancha de intoxicación informativa. No sé si esto es por el principio de incerditumbre ese del tal Heisenberg, pero creo que no, que es pura y dura manipulación mediática por parte de toda suerte de sinvergüenzas. Creo recordar que el año pasado, el premio Nobel peruano Vargas Llosa, tan talentoso en lo literario como inicuo en lo económico y político, aludió a «la gente que no vota bien». No hace falta mucho recorrido intelectual (o moral) para dilucidar que lo que este fulano quiso decir es que las elecciones en su país, celebradas poco antes, las habían ganado los que no eran de su cuerda. El caso es que, efectivamente, un maestro rural ganó la presidencia en el país y la izquierda (parlamentaria) de este inefable país se congratuló por ello. El mismo tipo, llamado Pedro Castillo, hace escasos días, acabó disolviendo el Congreso, creando un gobierno de excepción y dando lugar a nada menos que un toque de queda para convocar elecciones constiruyentes unos meses después. Ciertos medios han insistido que las accciones de Castillo suponían un golpe de Estado de tomo y lomo; no me gusta en absoluto estar de acuerdo con la inmensa mayoría de ellos, pero a mí me parece que todo eso olía, efectivamente, a autoritarismo puro y duro. También se ha dicho que el golpe o disolución, o como narices quiera llamarse, fue debido ante la amenaza de una inmediata destitución, gracias a una moción de censura, del hoy ya expresidente.

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Los ilusionantes gobiernos de izquierda en Latinoamérica

La izquierda (parlamentaria, se entiende) está exultante, con la victoria de Gustavo Petro en Colombia, un país donde se está repitiendo que ha gobernado la derecha toda la vida de Dios. Incluso, el triunfo de Petro ha servido de severo paliátivo al disgusto de las también recientes elecciones andaluzas, donde el Partido Popular ha barrido a la izquierda con el único pírrico consuelo para la progresía de no entrar en el gobierno los abiertamente ultraderechistas de Vox. Pero, centrémonos en el panorama latinoamericano, donde el panorama izquierdista es alentador como demuestran los éxitos de Boric en Chile y de un tal Castro en Honduras o los gobiernos consolidados de López Obrador en México o de Alberto Fernández en Argentina, entre otros. Entre esos otros, por cierto, hay que señalar a Maduro en Venezuela o Daniel Órtega en Nicaragua, de tendencia algo más autoritaria de lo habitual. De entrada, habría que definir con detalle qué diablos queremos decir en esta ocasión y en estos tiemops con «gobiernos de izquierda», y como se traduce en sus políticas de supuesto cambio social, pero bueno. Vamos a congratularnos de que en tantos países hermanos no haya administraciones abiertamente reaccionarias e incluso pueda acabar desbancándose a engendros como Bolsonaro en Brasil.

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130 años de historia del anarquismo en Chile

La memoria del anarquismo en la región chilena nos llega de la mano de los compañeros del Archivo Histórico La Revuelta, quienes ubicados desde 2019 en Santiago de Chile hacen una enorme tarea de recuperación y custodia de los documentos de la historia del anarquismo chileno, que en este año 2022 cumple 130 años desde que irrumpiera con abrumador potencial en el país andino. Un fino hilo rojinegro que alumbra un camino de lucha libertaria hasta la actualidad y que también ha estado presente en la reciente revuelta social en Chile iniciada el 18 de octubre de 2019.

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