Hace escasos días, en el madrileño barrio de Lavapiés se produjeron unos hechos, que muestran la inmundicia del sistema «democrático» y «liberal» que sufrimos. Una grabación, por parte de un vecino, nos muestra a, al menos, una decena de policías deteniendo violentamente a dos personas de piel oscura. Todo ello, claro, llama la atención de un nutrido grupo de viandantes, algunos de la cuales increpan a la pasma por sus excesos cercanos a la brutalidad. Se ve a un hombre de sienes plateadas, más tarde sabremos que de la edad de 75 años, se acerca a la policía, presumiblemente para interesarse por los detenidos, ya que uno de ellos está aplastado contra el suelo con varios uniformados conteniendo su cuerpo. Sin que se sepa exactamente qué ocurre a continuación, ya que existe una pequeña laguna en la grabación, lo que se ve en el siguiente tramo es que tres tipos armados, jóvenes y fornidos, empujan a un anciano hasta tumbarle sobre el asfalto para acabar, exactamente, reducido como el otro detenido. Es posible que las imágenes puedan impresionar e indignar al más pintado, pensando que son más propias de Estados Unidos que del inefable Reino de España, pero conviene mantener la mente fría; aunque pueda hablarse de brutalidad policial, creo que es en realidad un ejemplo del día a día de la fuerzas armadas del Estado. Al contrario de lo que suele pensarse, la policía no está principalmente para combatir el crimen (habría que preguntarse entonces qué delitos y de qué clase social), sino para mantener el orden; un orden estatal y capitalista, por supuesto, por muy «liberal» y «democrático» que se presente, vertical, jerarquizado, clasista y con evidentes privilegios para una minoría.
No olvidemos que una de las definiciones más elementales del Estado es que constituye el monopolio de la violencia y allá la conciencia de cada cual con lo que quiera entender a continuación de dicha sentencia. Una máxima, por cierto, que no la dijo ningún loco soñador anarquista, sino alguien tan poco sospechoso como Max Weber, para bien y para mal uno de los de padres de la sociología y esa cosa tan cuestionable que es la administración pública. Bien, después de la acciones policiales en el popular y multiétnico barrio de Lavapiés, que acaban con varias personas detenidas, veamos qué ocurre mediáticamente a continuación. Los medios generalistas titulan la noticia resaltando el pasado del anciano, que fue miembro de ETA durante la dictadura franquista, e incluso alguno reproduciendo una frase que supuestamente dijo a los polis (y que, claro, se quiere dar a entender que justifica la detención). Esto lo realiza un medio que miente sin pudor alguno, El Mundo, pero también un manipulador de conciencias tan progre como El País, que resalta igualmente el pasado etarra del protagonista y afirma, en el mismo titular (ojo), que está acusado de intentar quitar la porra a un inocente miembro de la fuerza policial. El contenido de la noticia, que como tantas veces reproduce sin cuestionamiento alguno la versión policial, no tiene precio; se insiste en algo meramente anecdótico, como es la antigua militancia política del detenido, y se llega a afirmar que le quita la estaca al indefenso policía para espetarle «¡Te la voy a a meter por el culo!».
Todo esto, con algunas contadas excepciones que tratan de dar una información más ponderada, inunda los titulares de esta inicua y manipuladora sociedad mediática. Para el que trate de indagar en el indignante, pero paradigmático asunto, puede accederse fácilmente, con un poquito de ganas y esfuerzo, a la grabación vecinal, así como a un acercamiento a la veracidad de lo ocurrido; un ejemplo más de este sistema tan cuestionable que propugna el aborregamiento de las masas. He de decir que, esta vez, yo mismo recibí la información de primera mano a través de amigos del represaliado, durante el franquismo y ahora en la democracia, que tuvo que ser atendido de las agresiones policiales. Txepe Lara es un conocido productor cinematográfico y sí, fue miembro de ETA hace mucho tiempo y en otra época; antes de lo ocurrido ahora en 2023, vino a Madrid a un encuentro en el Teatro Valle Inclán, muy cerquita de donde se dieron los hechos, sobre la lucha social que se está llevando a cabo en Francia por las pensiones. Él mismo ha explicado lo ocurrido, que concuerda con lo que puede verse en el vídeo, cuando se acerca a interesarse sobre uno de los detenidos con dos policías inmovilizándole y con posibles problemas para que el joven pueda respirar (lo cual sabemos cómo puede acabar). Mientras eso ocurre, otros uniformados reparten porrazos a diestro y siniestro, incluso Lara afirma que a alguna persona por la espalda, lo cual provoca su indignación y acaba increpando a algunos de ellos. Lo que pasa a continuación puede contemplarse nítidamente en el vídeo, el anciano no se resiste en absoluto a la detención, pero le empujan violentamente para aplastarle contra el suelo. Es posible que mucha gente pase de largo ante estas acciones policiales, pero afortunadamente tantos otros actúan a pesar de la consecuencias.