Erich Fromm nace en Fráncfort, en 1900, y estudia en las universidades de Heidelberg, Fráncfort y Múnich. Su doctorado lo realiza en Heidelberg, estudiando psicoanálisis en Múnich y en el Instituto psicoanalítico de Berlín. Durante algún tiempo, profesa en el Instituto psicoanalítico de Fráncfort, del cual fue uno de los fundadores, para trasladarse en 1934 a Estados Unidos e impartir clases en varias universidades (Columbia, Yale, Michigan State University, New York University).
«Me pregunto si podemos relacionarnos de otra manera con ese pasado, no como la “infancia” de la que hay que desprenderse si queremos crecer, sino como una potencia siempre actualizable. Hay algo de la experiencia de lo minoritario que puede tener siempre un valor: la creatividad, el desafío, la acción sin cálculo ni espera. Para que así, al “madurar”, no nos volvamos fríos y secos, en la mera aceptación del principio de realidad» – Amador Fernández-Savater (a propósito de las memorias de Íñigo Errejón, Con todo: de los años veloces y el futuro).
Desde que leí estas líneas he estado pensando en las velocidades de mi propio pasado político, su carácter minoritario y su no siempre reconocida potencia. La primera de esas reflexiones es tan subjetiva que carece de cualquier tipo de trascendencia, la segunda no consigue ir mucho más allá de la constatación de un mero hecho objetivo (ser pocos y pocas), pero la tercera creo que sí se merece desgranar unos pocos párrafos y expresar un afecto necesario.
La Federación Anarquista de Gran Canaria continúa haciendo anarquismo de barrio desde el noroeste de África, como ellas mismas se ubican geográfica y políticamente. Han iniciado un programa de desayunos gratuitos inspirado en la iniciativa que desarrolló el Black Panther Party a finales de los años 60, primeramente en la ciudad californiana de Oakland, y posteriormente en otras muchas ciudades estadounidenses. Según el colectivo canario “las anarquistas tenemos que hacer cosas anarquistas. Crear comunidad, tejer lazos desde la base, buscar salidas sin esperar nada de las instituciones. Apoyo mutuo y acción directa no son lemas de cartel. Son metodologías útiles y prácticas a usar cada día, en cada relación”
En su perspectiva liberadora, y en su crítica a toda dominación, los movimientos anarquistas han tenido una visión diversa, y en muchas casos ambivalente, sobre la tecnología. Lo que es cierto, como ya hemos dicho en otras ocasiones, es que vincular el progreso técnico con el social en el mundo político y económico actual es, cuanto menos, ingenuo a estas alturas.
No es fácil dar una definición de fascismo, al menos como fenómeno general, y sin embargo es una palabra de uso común en los movimientos sociales (no tanto en el mundo político, seguramente por la herencia que sigue existiendo en España). Como a mí me gusta mucho concretar, sin ánimo de ser demasiado riguroso y aceptando la dificultad de hilar muy fino al respecto, veamos si podemos lanzar unas cuantas reflexiones.
«Podría elegir no aplicar la palabra “anarquismo” a mis propias ideas, pero creo que usarla tiene un valor, el mismo valor y el mismo razonamiento que me han llevado a llamarme bruja todos estos años. Y es que cuando hay una palabra con una gran carga implícita, que suscita tanta energía, es señal de que transgredes un terreno que los árbitros del poder no quieren que pises, que empiezas a pensar lo impensable, a mirar tras la cortina […], reclamar la palabra “Anarquismo” sería como arrancarles el garrote que usan para golpearnos, con el mismo que no quieren que cuestionemos el poder en profundidad». |Starhawk
Sigue existiendo un gran número de anarquistas que continúan identificándose estrechamente con la izquierda política de una forma u otra, pero cada vez hay más sujetos dispuestos a abandonar gran parte del peso muerto asociado con la tradición de izquierda. Las páginas de este texto están dedicadas a comenzar una nueva exploración de lo que está en juego al considerar si se tiene algún Sigue leyendo →
Todd May, para los amantes de las etiquetas, es un propulsor del llamado postanarquismo, cuyo prefijo pretende diferenciarlo del anarquismo clásico (ya etiquetado a su vez por el añadido de un apelativo, por lo que somos partidario de hablar de anarquismo sin más). Veamos, en esta ocasión, lo más importante, algo de las propuestas de May.
Si no reflexionamos de modo amplio sobre lo que llamamos conciencia, sin dogmas, rigidez ni determinismo alguno, difícilmente podemos ampliar el horizonte de nuestra existencia, cambiar nuestra condición, individual y social, ni dar un sentido a nuestros propios actos.
Anomia significa, etimológicamente, ausencia de ley. Anómico tiene el sentido de «alegal», y no hay que confundirlo con algo «ilegal» (contrario a la ley). Parece ser que la palabra «anomia» (o «anomía», como aparece en algunas ocasiones) se forma por analogía con otras en las que interviene la misma formación originaria del griego: «autonomía» (ley propia), «heteronomía» (ley ajena), «teonomía» (ley divina), «eleuteronomía» (ley de la libertad)…
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general