Archivo de la etiqueta: Octavio Alberola

Memoria histórica . Cómplices de la infamia

La aprobación del proyecto de Ley de Memoria Democrática en el Congreso y el Senado convierte, a cuanto/as han hecho posible -por activa o pasiva- esta nueva Ley, en cómplices de la infamia de mantener en el ordenamiento jurídico el Artículo 10 (1) de la ley anterior. Un artículo infame que divide injusta y arbitrariamente a las víctimas de la represión franquista en dos categorías por el hecho de haber sido ejecutadas antes o después del 1 de enero de 1968.

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Otra vez ‘sálvese quien pueda’

A pesar de estar inmersos desde hace unas semanas en la sexta ola de la covid-19 provocada por el ómicron, con una sucesión de estadísticas de contagios y muertes que elevan la incidencia diaria a niveles verdaderamente alarmantes, otra vez es cuestión -tanto para los gobiernos como para la mayoría de la gente- de volver a la normalidad de antes, la del « sálvese quien pueda » que transformó la epidemia en pandemia.  

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Libertad-Anarquismo-Acracia

El insoportable declive del ideal emancipador 

Varios acontecimientos fortuitos producidos estos últimos días me incitan a publicar el prefacio del libro, sobre el declive de la aspiración emancipadora, que estoy terminando. No solo por considerar necesario evidenciar el declive de esta aspiración sino también para mostrar crudamente a lo que han quedado reducidas las reivindicaciones y luchas sociales… Tan aplastante es hoy el peso y el poder del Capital sobre el Trabajo y lo alejado de la posibilidad para el Trabajo de emanciparse del Capital.

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El activista Octavio Alberola participa en las XVIII Jornadas Libertarias de CGT-València

La Ley de Memoria Democrática y la infamia de víctimas de primera y de segunda

Tal como lo había anunciado el nuevo ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, en una entrevista publicada el 18 de julio en el diario El País, el Consejo de Ministros de este martes 20 de julio ha aprobado el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática que se debía aprobar en el Consejo de Ministros que siguió a la remodelación del Gobierno.

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Las distopías y el futuro*

Más allá de ser un tema de ciencia ficción y un genero literario, las distopías nos alertan del riesgo de un futuro configurado por sociedades totalitarias autocráticas. Así pues no es de extrañar que la gestión autocrática de la pandemia COVID-19 haya reactualizado ese riesgo y que los textos distópicos sean de tanta actualidad como profilaxis para evitarlo. No solo porque el futuro es nuestra mayor preocupación cuando lo que vivimos no nos place o nos angustia -como es el caso hoy en el aspecto sanitario, económico y relacional- sino también porque nuestra sensación de impotencia, para cambiar el rumbo de la historia, nos empuja inconscientemente a confiar en el potencial profiláctico de tales textos para cambiarlo. Y ello a pesar de ser conscientes de la imposibilidad de revertir el sentido del tiempo y de que nada permite saber con absoluta certeza lo que el futuro será. Pues, efectivamente, a pesar de no saber si las tensiones políticas y sociales provocadas por la pandemia COVID-19 y el cambio de la sociedad industrial a la digital serán para bien o mal, el hecho es que este desastroso presente nos hace temer -tanto en el plan económico como en el político, social y cultural- un futuro peor.

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El activista Octavio Alberola participa en las XVIII Jornadas Libertarias de CGT-València

¿Y si decidimos no ser cómplices?

Después de la primera ola de la pandemia COVID-19 y poco antes de morir en septiembre 2020, David Graeber escribió un texto (1) invitándonos urgentemente a no caer otra vez « en una realidad donde todo esto cobra algún sentido inexplicable, como las tonterías que suelen suceder en los sueños », a no dejarnos adormecer por los sermones de los ricos y sus secuaces « de que colectivamente todos carecemos de sentido común para evitar las próximas catástrofes » y a « crear una “economía” que nos permita realmente cuidar a las personas que nos cuidan ».

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El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974)

Reseñamos este libro, por un lado para comprender la oposición libertaria a la cruel Dictadura de Franco en los años 60 y 70, por otro, para aprender de la historia sobre posibles tácticas y estrategias transformadoras, en las que el anarquismo debe tener mucho que decir, huyendo de toda tentativa dogmática e inmovilista.

El fin de la Segunda Guerra Mundial, todavía con la esperanza de una intervención de las potencias occidentales para acabar con la Dictadura franquista, llevó a las organizaciones clásicas del anarquismo a cierta espera e inmovilismo renunciando a la acción revolucionaria.  La situación parecía que iba a ser muy diferente con el Congreso de la CNT en Limoges, en 1961, que supondrá la reunificación de la CNT. Como Luis Andrés Edo aclara en el prólogo, la base de este libro está en un Dictamen elaborado en dicho Congreso, que promulga la creación de un organismo conspirativo que iba a recibir el nombre de Defensa Interior (D-I); se pretendía romper con el inmovilismo y fomentar la acción directa radical contra la Dictadura de Franco.

 

Este Dictamen contemplaba la participación, no solo de la Confederación Nacional del Trabajo, también de la Federación Anarquista Ibérica y de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. En el Congreso de CNT de 1963, en Toulouse, se inicia un proceso orgánico de disolución del D-I, que culminará dos años más tarde en el Congreso de Montpellier. Se denuncia que este proceso «oficial» de disolución del D-I, que no aceptará la FIJL, y continuará respaldado además por sectores de base de la CNT, iniciado además después de un momento clave como es la ejecución de Granado y Delgado, crea una falsa polémica sobre la «ilegalidad orgánica» de la organización de Defensa Interior. Sea como fuere, estamos hablando del testimonio clave de dos personas, protagonistas históricos, firmantes de un libro, que ya conoció una primera edición en 1975.

El Movimiento Libertario sufrió en España, tras la Guerra Civil, una ruptura generacional provocada por la cruel represión y por el forzado exilio de cientos de miles de militantes; a ello se une el trágico suceso de la Segunda Guerra Mundial, que supondrá la muerte de unos cien millones de personas. El anarquismo necesitaría, ya en la segunda mitad del siglo XX, una reactualización urgente. El contexto será, en los años 50, el del nacimiento de la Guerra Fría con el temor constante de un tercer conflicto mundial; ese miedo llevará al paralizamiento de la actividad política y sindical de los partidos y organizaciones clásicos produciéndose un profundo inmovilismo, ello a pesar de que continúen produciéndose situaciones conflictivas cuyos protagonistas serán ya otros.

Este inmolivismo tendrá una especie de «mar de fondo» en Occidente protagonizado por una juventud de diferente calado ideológico (marxistas, comunistas, cristianos…); el anarquismo, como no podía ser de otra manera, también será protagonista en gran medida a través de la la llamada Internacional Situacionista. Sin embargo, habría una organización española en el exilio, la FIJL, que no romperá con la estructura del movimiento clásico, pero sí con su estrategia inmovilizadora. Será la FIJL, siempre dispuesta a colaborar en acciones radicales contra la Dictadura, la que promueva la creación de ese organismo conspirativo que recibirá el nombre de Defensa Interior. Del seno de la FIJL nacerá el Grupo Primero de Mayo que, con el apoyo de algunas figuras experimentadas en el movimiento libertario, llevarán el anarquismo a las luchas obreras y estudiantiles producidas en el país.

El discurso central del libro es que la D-I supondrá, no solo una ruptura con el inmovilismo imperante en la organizaciones clásicas, también una impugnación ideológica a cualquier forma de dogmatismo que pudiera producirse en el movimiento anarquista; por supuesto, es un antidogmatismo que no adopta la forma de ningún tipo de posibilismo, sino la acción directa y radical contra el autoritarismo de la Dictadura y del capitalismo. No se trataba de entronizar la violencia, es más, se otorgó dignidad a las actividades al no producir ni una sola víctima mortal. Los autores del libro consideran que ha faltado objetividad crítica sobre la actividad del activismo anarquista, en los años que abarca la obra. Esa impugnación que un movimiento anarquista renovado, gracias en gran medida al ímpetu de la juventud, realiza al enclaustramiento de gran parte de las organizaciones clásicas supuso un cambio notable en los planteamientos y estrategias de las diversas corrientes revolucionarias.

Ese activismo anarquista contra la dictadura, en los años 60 y 70, recibirá a su vez la influencia de otros grupos revolucionarios surgidos en Occidente, poniendo así evidencia la crueldad de la Dictadura franquista aliada con las democracias occidentales. Si en América Latina ya estaba pronunciándose una juventud rebelde en los años 60 cuya máxima era «La revolución es obra de todos los revolucionarios», será la condición indudablemente antiautoritaria de Mayo del 68 junto al activismo revolucionario anarquista en Europa la que lleve la situación a su máximo apogeo. El fracaso de todas estas tentativas revolucionarias, resultado de diversos factores, es digno de análisis; el orden autoritario irá perfeccionando sus formas de manipulación y su nivel de eficacia. Para el futuro, quedará la estrategia anarquista de adecuación de medios a fines bien lejos de ese «terrorismo» de quienes tienen como objetivo conquistar el poder y no tardan en convertirse ellos mismos en represores.

Hoy, bien entrado el siglo XXI, cuando el orden autoritario adopta forma más sutiles y perfeccionadas, pero no menos alienantes, irracionales y también violentas, es más necesaria que nunca una nueva renovación de las tácticas y acciones verdaderamente transformadoras en el movimiento anarquista. Al margen de la forma que adopte ese movimiento, hoy sin una gran organización de masas, no cabe duda del importante legado de unas ideas libertarias que han impregnado la acción auténticamente revolucionaria de las últimas décadas: crítica a la familia, a la escuela, a la empresa capitalista, al Estado; negación de todo paternalismo, de la burocracia, el nacionalismo o el militarismo; reclamación de espacios autogestionarios, profundización democrática, solidaridad comunitaria…

Octavio Alberola y Ariane Gransac terminan su libro a mediados de los años 70, en un momento en que el orden autoritario tenía dos caras, la liberal y la dictatorial; la tesis de su obra es que lo que condujo, en cierta medida, a una sociedad más libre e igualitaria no fue una izquierda tradicional subordinada al juego político, finalmente en España integrada en el sistema dentro de esa farsa que fue la Transición democrática, sino la actividad revolucionaria de una juventud decididamente revolucionaria y antidogmática. La revolución auténticamente emancipadora, aquella que elimine la alienación y la explotación, y funde una sociedad libre y fraterna, es un objetivo por el que los anarquistas en el siglo XXI deben trabajar, influyendo en los movimientos sociales y en el conjunto de la sociedad, huyendo de nuevo de todo sectarismo.

En palabras de los propios Gransac y Alberola como colofón a su libro:

Para los anarquistas, lo esencial no es reconquistar un lugar entre las organizaciones sindicales o los movimientos políticos, sino reforzar y radicalizar todas las formas de «contestación» antijerárquica y de afirmación de la solidaridad revolucionaria en el seno de las sociedades en que viven y en el mundo.

Esa es la lección que hemos aprendido a lo largo de este testimonio.

Capi Vidal

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El activista Octavio Alberola participa en las XVIII Jornadas Libertarias de CGT-València

Políticas de memoria y derecho a las memorias

Que la memoria sea «cívica» o una «cultura», el problema es la irreductible incompatibilidad entre las «políticas de memoria» y  el «derecho a las memorias»

El Anteproyecto de ley de «memoria democrática», presentado por el Gobierno de «coalición progresista» para «reparar y reconocer la dignidad de las víctimas», ha abierto un interesante debate sobre el objetivo de las «políticas públicas de memoria democrática» en el contexto político español actual. 

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El activista Octavio Alberola participa en las XVIII Jornadas Libertarias de CGT-València

Violencia y emancipación social

El uso de la violencia para transformar la sociedad ha dado lugar a numerosos y apasionados debates en el seno de los movimientos revolucionarios. Para los libertarios, esta cuestión ha sido siempre de una gran importancia. No sólo por las posibles derivas de la violencia en terror, en terrorismo, sino porque el recurso a ella pone en causa la necesaria consecuencia entre medios y fines que siempre nos ha parecido fundamental. No obstante, la perpetuación de la dominación y la explotación y circunstancias coyunturales muy particulares nos han obligado a recurrir a ella. Lo que no quiere decir que el dilema ético haya dejado de interpelarnos, y no siempre a posteriori.

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Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, de Octavio Alberola

Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, libro editado este año 2017 por Queimada, recoge las memorias de Octavio Alberola a través de artículos suyos escrito a lo largo del tiempo, muestras de un anarquismo libre de dogmas y heterodoxo, que llega hasta nuestras días, en los que se nos invita a repensar y reinventar la revolución a través de una llamada a la rebelión en un sociedad adormecida y seducida, en gran medida, una y otra vez por las instituciones. Sigue leyendo