Recientemente, escuché una estadística sobre los suicidios en este inefable país, que parecía increíble por estremecedora. Nada menos que once personas acaban con su vida a diario en el Reino de España, algo totalmente cierto de lo que apenas se habla. Por mucho que se aluda a cuestiones particulares de cada uno, un factor que se nos trata de introducir en todos los ámbitos de nuestra vida haciendo creer que todo es posible desde la actitud individual, la estructura social y el sistema político y económico están íntimamente relacionados con los problemas personales que empujan a la gente a lo peor. Como en tantos otros problemas sociales, que es lo mismo que decir que los de los individuos que componen la sociedad, no interesa profundizar en los mismos, no sea que el personal empiece a cuestionar el sistema que se le impone. Los problemas mentales, como no podría ser de otro modo, están ampliamente extendidos en una sociedad donde las crisis se suceden y la precariedad se acumula a diario. El machacón discurso de que todo es posible, sencillamente con una actitud positiva, parece una broma cruel de los que solo quieren que nos convirtamos en meros consumidores compulsivos y sumisos feligreses del Estado.
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