Haciendo gala de una prosa tan irónica como punzante en sus novelas y ensayos, el escritor libertario Aldous Huxley supo captar las contradicciones sociales y mostrar el revés de la trama de los dispositivos y mecanismos de control social.
Su célebre distopía Un mundo feliz exhibe las múltiples formas en que los micro y macropoderes se apoderan de la subjetividad humana y la manipulan en medio de la alienación, induciendo al consumo compulsivo con ilusión de una “felicidad eterna”. Si los escenarios de los escritos de George Orwell se caracterizaban por la sordidez, los que monta Huxley aparentan confort. Y esto es sólo el disfraz de experimentos de manipulación genética por parte de la férrea dictadura de elites tecnocráticas. Además, Aldous Huxley es implacable en sus ensayos literarios y políticos. En ellos desmonta las imposturas que son basamento de sociedades que predican la libertad como valor, pero coaccionan permanentemente a las personas con discursos falaces. No sólo es un extraordinario narrador, sino y por sobre todo un lúcido protagonista y testigo del tumultuoso siglo XX.
Esbozo biográfico
Aldous Leonard Huxley nació en Godalming (Inglaterra) el 26 de julio de 1894 y falleció en la ciudad de Los Ángeles, California, Estados Unidos, a los 69 años, el 22 de noviembre de 1963. Como afirma uno de sus biógrafos: “Fue un novelista y ensayista inglés de prosa enciclopédica y a la vez visionaria. Se educó en una familia de sólida tradición intelectual. En su juventud quedó prácticamente ciego, y en 1942 publicó un libro, El arte de ver, acerca de sus esfuerzos para recuperar la visión. Se graduó en literatura inglesa en el Balliol College de Oxford, donde estudió entre los años 1913-1915, y trabajó para la célebre revista Athenaeum y como crítico de teatro en la Westminster Gazzette.
Sus primeras publicaciones fueron colecciones de versos, entre ellos The Burning Wheel (1916), Jonah (1917) y Leda (1920). De su prosa, la primera entrega fue Limbo (1920) y prosiguió con cuentos como los de La envoltura humana (1922). Ya en 1921 publicó su primera novela, Los escándalos de Crome, crítica mordaz de los ambientes intelectuales. Viajó constantemente con su compañera de vida tanto por Europa como por Estados Unidos, otros países americanos y la India. Residió en Italia, donde escribió una de sus más notables obras, Contrapunto (1928), en la cual despliega su solidez intelectual y las técnicas novedosas del arte de la novela.
En 1932 publicó su obra Un mundo feliz, tal vez su libro más importante y uno de los que lo hizo más conocido: una ficción futurista de carácter visionario y pesimista de una sociedad regida por un sistema de castas, donde imagina una sustancia o droga llamada “soma”, utilizada con fines totalitarios. A través de experimentos de manipulación genética, se producen individuos de dos clases bien diferenciadas: los servidores y sumisos, llamados “alfa menos beta”, y los “alfa”, de la elite privilegiada. En 1936, publicó Ciego en Gaza, de carácter autobiográfico, en el que desarrolló la contraposición entre intelecto y sexo.
La etapa “mística”
Tal como señala un comentarista: “En 1941, Aldous Huxley tomó contacto con la literatura religiosa de la India, tuvo contactos con La Sociedad Vedanta, de Los Ángeles, y colaboró en la revista Vedanta and the West, hasta 1960”. En 1944 publicó El Tiempo debe detenerse, inspirada por El Libro Tibetano de los Muertos, y en 1946 una colección comentada de textos místicos de todos los tiempos, La filosofía perenne, libro que ha ejercido influencia por el punto de vista tan abierto adoptado para sustentar la idea de lo sagrado; aquí contrapuso la espiritualidad mística a la técnica y pragmatismo modernos.
El ensayista
En 1936, Huxley publica un volumen de ensayos: The Olive Tree, medio de expresión en el que se sentía más cómodo. En ellos aborda un sinfín de temas: arte, música, literatura, historia, psicología, pedagogía, política, ciencia, etcétera.
En 1956, da a conocer Adonis y el alfabeto y en 1958 Nueva visita a un mundo feliz e inicia un periplo extenso: Perú, Brasil , viaja a Italia donde dicta una serie de conferencias y Suiza donde conoce a Krishnamurti, asistiendo a sus disertaciones. Pero los viajes más significativos para Aldous en estos últimos años los realiza por Estados Unidos, e inducen un periplo por una serie de universidades impartiendo cursos y conferencias en San Francisco, Stanford, Berkeley, Santa Bárbara, Massachusetts y Nueva York.
Apoyo a la República
El 22 de julio de 1937, Edged Rickwood reprodujo en Left Review Authors takes sides on the Spanish Civil Wars un diálogo que no deja lugar a dudas sobre la convicciones políticas de Aldous Huxley. “¿Está usted a favor o en contra del gobierno legal del pueblo republicano de España? ¿Está usted a favor o en contra de Franco y el fascismo?
Aldous Huxley responde sin dudar: “Mi fidelidad está, por supuesto, con los anarquistas. Porque el anarquismo me parece mucho más verosímil para liderar un deseable cambio social que el tremendamente centralizado y dictatorial comunismo”.
El 12 de mayo de 1961, un incendio destruye completamente su casa en Hollywood y pierde todas sus pertenencias y recuerdos, a excepción de unos pocos objetos que logra rescatar, entre los que se encuentra el violín de Laura (un Guarnieri elaborado en Cremona en 1707) y el manuscrito de su última novela, La isla (1962), en la que llevaba trabajando cinco años. La isla constituye una especie de testamento literario de Huxley, donde el autor recrea un orden social que bien podría considerarse la contraparte de Un mundo feliz.
Ya en el ensayo Nueva visita a un mundo feliz el autor formula una autocrítica respecto de su libro más conocido, afirmando que en lugar de sociedades desiguales y jerárquicas la especie humana podía organizarse según pautas del comunismo libertario como las esbozadas por el anarquista Piotr Kropotkin en La conquista del pan.
Carlos Solero
Frases para reflexionar
Aldous Huxley era irónico y también contundente. A continuación, algunas frases que ilustran al respecto:
“Saber es relativamente fácil. Querer y obrar de acuerdo a lo que uno quisiera, es siempre más duro”.
“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”.
“El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás”.
«Nunca es igual saber la verdad por uno mismo que tener que escucharla por otro”.
“Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”.
Carlos, creo que estarás de acuerdo en considerar esta que sigue como una de las más actuales o que, por lo menos, cuestiona más la inconsciencia humana actual:
«Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia».