Resistencia indígena, gracias al apoyo mutuo, en Standing Rock (Dakota del Norte)

El anarquismo que vence a las adversidades: Standing Rock

El concepto en el que Piotr Kropotkin (1842-1921) sentó las bases del anarquismo, la ayuda mutua, está sirviendo a los que tratan de evitar la finalización de un oleoducto en Standing Rock para sobrevivir a las extremas condiciones meteorológicas del invierno de Dakota del Norte y a las amenazas del conglomerado corporativo empeñado en desdeñar las energías renovables.
Kropotkin postulaba que la lucha por la supervivencia no debe ser entre los miembros de la misma especie sino para superar los entornos hostiles, para lo cual hay que cooperar. Observando a los pueblos indígenas de Siberia, el príncipe ruso concluyó que no todas las sociedades humanas eran tan competitivas como las europeas, y que la competencia no es algo consustancial al ser humano, sino que
se debe a factores culturales.
Miles de “protectores del agua” llegados a la reserva sioux de Standing Rock y representantes de varios cientos de pueblos indígenas de toda América han conseguido hasta el momento evitar la finalización del oleoducto Dakota Acces, al considerar que pone en peligro los recursos acuíferos de los que se nutren 17 millones de personas.

Los activistas estacionados en el campamento Oceti Sakowin viven el concepto de la ayuda mutua sin mencionar, probablemente la mayoría sin conocer, a Kropotkin. La forma de vida que siguen está inspirada en los siete valores de los indígenas Lakota, similar a aquella que el fundador del anarquismo encontró en los nativos de Siberia.
Los siete valores Lakota promocionan la oración, el respeto, la compasión, la honestidad, la generosidad, la humildad y la sabiduría.
En los reglamentos del campamento se reivindica que no es de protesta y que no son manifestantes, sino “protectores” pacíficos. No se permiten las drogas, el alcohol ni las armas.
En el campamento hay una escuela, un centro médico y otro de servicios legales, un cuerpo de bomberos, carpinterías, un camión para filtrar agua, se utilizan energías renovables y se lleva a cabo un programa de reciclaje.

“Tenemos múltiples cocinas que sirven una variedad de comida sana y fresca de la región, especialmente el pan frito típico (…) Muchos de los sub-campamentos tienen sus propias cocinas abiertas a los invitados. Escoja una cocina que le ofrezca la comida que le guste mejor”, se anuncia en los reglamentos del campamento.
“Por favor, siéntase cómodo de pedir ayuda a cualquiera que se encuentre cerca de usted. Cuando usted esté en el campamento, le pedimos encarecidamente que busque las maneras de ayudar a otros. No pase a una persona que necesite ayuda sin haberle ayudado”, se insiste.
Collen es una periodista canadiense, de Montreal, de 34 años, que llegó al campamento “solo para ayudar”.
“Vine porque sentí que es un momento muy importante y quería formar parte de él y ayudar. Quería formar parte de esta unión colectiva”, cuenta a Standing Rock en Español/Claridad.
Confiesa que al principio no estaba segura de venir al campamento, que se lo estuvo pensando cinco días: “no estaba segura si era apropiado, no sabía si iba a ayudar o a ser una carga. Al final decidí venir a ayudar”.

“Ha sido muy inspirador ver el apoyo viniendo de todo el mundo. Me sorprendió la organización, es como una ciudad crecida de la nada. No he formado parte de las ceremonias ni de las acciones del puente”, dice haciendo referencia al lugar donde se han producido los ataques de la policía militarizada del condado de Morton contra los protectores del agua que periódicamente acuden a rezar al lugar donde se ha detenido la construcción del oleoducto.
La Policía ha tratado de disuadir a los protectores del agua con cañones de agua a temperaturas bajo cero, con granadas de gas pimienta, perros y proyectiles antidisturbios que se han cobrado cientos de heridos, algunos de ellos de gravedad.
Conforme avanza el invierno, los enfrentamientos con la policía han disminuido, pero las temperaturas han bajado y se han sucedido varias tormentas de nieve y viento que están dificultando seriamente la supervivencia en el campamento.
“Casi todo el tiempo he estado en la cocina. Nunca me he preocupado de la temperatura, solo un poquito de lo que iba a hacer, pero desde que estoy aquí se despejaron todas mis dudas. Todos los días llega gente con donaciones de comida, llega gente a arreglar las estufas, a asegurarse de que todo esté bien”, cuenta Collen.

“Todo el mundo pone sus capacidades al servicio de los demás. Si necesitas algo para ti o para los demás, vas a encontrar la ayuda fácilmente”, añade.
Alguien tose y en seguida alguien aparece con un caramelo contra la tos.
Peter se acaba de graduar de Inglés de la Universidad de Texas y también trabaja en la cocina All Relations con Collen. Tampoco ha participado de las ceremonias indígenas ni de las acciones en el puente.
“A nadie le gusta lavar los platos, así que yo vine a lavar platos y a hacer lo que haga falta”, defiende.
Vicente llegó desde California con un cargamento de suministros con la intención de quedarse solo un fin de semana.
Trabaja cortando leña y llevándola allí donde se necesita. Ayuda a montar y desmontar tipis y casetas de campaña.
Siempre está pendiente de todo el mundo y buscando dónde puede ayudar. Lleva dos semanas en el campamento y no sabe cuánto tiempo se va a quedar. Al llegar se le perdieron las llaves de su vehículo. “La gente me dice que los espíritus se quedaron mis llaves para que me quedara. Al principio me puse muy nervioso, pero como con lo que me decía la gente me calmé. Me van a enviar las llaves desde mi casa. No sé cuánto tiempo me voy a quedar, pero en lo que llegan las llaves que le han enviado desde su casa en California se va “a quedar ayudando aquí. Me encanta la idea de tanta gente viniendo de todas partes protegiéndose unos a otros para defender algo que es para todos. Lo que está pasando aquí es histórico”.
Muchos ven el movimiento de Standing Rock como un despertar de los pueblos indígenas de toda América.
Vicente asegura que ha tenido experiencias extraordinarias. Un día vio a un jefe nativo de Alaska y sintió la necesidad de presentarse. A las pocas horas conoció a una mujer, también de Alaska, indígena pero que había perdido sus raíces y el contacto con su gente. La mujer había llegado a Standing Rock buscándose a sí misma. Vicente, narra emocionado, como los presentó a ambos y resultó que eran de la misma tribu y la mujer se deshizo en lágrimas.

Iñaki Estívaliz López

Tomado de: http://www.claridadpuertorico.com/contentpdf.html?news=86FAC0D4BEE772404B4D923CFEAD2A1A

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