Vivimos una época verdaderamente extraña, pero esto probablemente lo han pensado todos los que han sido hijos de su tiempo.
Sin embargo, lejos de ser un serio positivista seguidor de Popper, yo estaba convencido de que la acumulación de errores cometidos por nuestra especie permitiría tomar conciencia del camino alternativo a recorrer y qué errores no repetir.
No ha sido así. Probablemente no es raro, pero comienza a convertirse en un peso insoportable.
De hecho, en numerosos medios de información y de socialización, telemáticos o no, asistimos a la reiteración de creencias, supersticiones y fortalecimiento de la ignorancia. Las mentiras, la difusión y el mantenimiento de la ignorancia son instrumentos constitutivos del sistema capitalista.
Esta afirmación es comparable a los comportamientos asumidos por muchas personas que actúan sistemáticamente con falta de responsabilidad individual o colectiva respecto a las injusticias de todos los días, se empeñan en crear un sentido común de lo “apolítico” y de la indiferencia ante la acción directa. Este es el terreno en el que el capitalismo se reproduce y mantiene su dominio.
Así, si bien cada uno tiene su propio objetivo, en las redacciones de numerosos periódicos, en las sedes de los partidos, en las webs que reproducen deliberadamente noticias falsas o en los foros de grupos contra los residuos químicos se alimentan estereotipos y prejuicios.
Los prejuicios y los estereotipos confieren un aparente bienestar psicofísico porque simplifican la realidad.
Ligereza
Mientras vagamos ligeros, se refuerzan los poderes que mueven el capitalismo, la explotación de la persona sobre la persona.
Sin darte cuenta, el inmigrante es tu preocupación principal, el sindicato un instrumento útil a eliminar, la disconformidad un delito perseguible penalmente, la diversidad reprimible y cualquier noticia televisiva una verdad proclamada, salvo si es desmentida después de un tiempo sin que nadie se acuerde. Ocurre que quien vive en la Tierra del Fuego levanta los ojos al cielo todo el día publicando en Facebook fotos de estelas de condensación, espaciándolas por fantasmagóricas acciones de geoingeniería y envenenamiento químico organizadas por los Estados Unidos de América.
Entonces ¿qué modalidad se opone por naturaleza a los estereotipos, a las mentiras, a la ignorancia?
El método científico es un instrumento extremadamente útil para combatir y refutar los intereses del poder, o sea, para erradicar la ignorancia, las creencias y los estereotipos.
¿Por qué?
Porque es un modo de conocer la realidad. Atención: cuando hablo de método científico no hablo de “Ciencia”, es decir, del saber, del conocimiento y de las diferentes disciplinas (potencialmente vinculadas u orientadas por un poder cualquiera) y que merecería una larga y conveniente reflexión, sobre todo en lo referente a las relaciones entre Ciencia y Anarquía, Ciencia y Capitalismo.
No me refiero a la categoría de los “científicos” (sociales o pertenecientes a las ciencias exactas), seres humanos que operan en el interior de la ciencia y utilizan métodos científicos, pero cuya investigación puede ser orientada por un determinado segmento de poder con intereses económicos o políticos precisos. A veces empeñados en dialogar entre sí en círculos cerrados o concentrados exclusivamente en la realización de su carrera, constituyen la denominada comunidad científica.
Finalmente, hay que subrayar que sobre el método científico se ha debatido durante décadas y existen posturas diferentes, pero no es este el objeto de este artículo.
Método y aproximación
Con “método científico” me refiero a un modo con el que se puede conocer la realidad que no ha sido compendiado por un científico, ni es empañado por multinacionales u organizaciones criminales.
Es cierto, existen diferentes modos con los que podremos conocer la realidad, pero el método científico garantiza la reproducibilidad del método en cualquier parte del planeta (por lo que es transcultural), puede ser practicado por todos, presupone la utilización de tecnología, tiende a la objetividad y es verificable.
En conclusión, debemos recordar que tanto los fenómenos naturales como las sociedades pueden ser indagados mediante el método científico, por lo que este método posee un amplio espectro de acción.
El método científico, sobre todo en el campo de las Humanidades, es posible definirlo como una aproximación.
En efecto, no se puede pretender que los fenómenos naturales puedan equipararse a los histórico-sociales porque no hay una exactitud tan clara, neta e indiscutible en los fenómenos culturales. Debemos ser conscientes de que se adopta una aproximación científica mientras estudiamos tales fenómenos, pero por comodidad aquí continuaremos genéricamente denominándolo método.
¿Cómo?
Estos son más o menos los pasos clave independientemente de que sea un método o una aproximación: observación, intuición, hipótesis, experimentación, resultados, verificación, prueba y contraprueba.
Sucesivamente se da la interpretación de los datos, que deben ser accesibles para todos, para que cualquiera pueda reproducir las fases, criticar e interpretar los datos.
Si el método fuese aplicado de manera coral, es decir, en equipo, seguramente tendría un efecto más eficaz respecto al de un solo individuo. La observación de muchos, de hecho, permite percibir aspectos y elementos que un único individuo no aprecia.
¿Qué más añadir?
Es fundamental reafirmar que en la base de la crítica a las fuentes reside el método/aproximación científico.
Internet, por ejemplo, expone a quien navega a un número elevado de informaciones y noticias.
¿Cómo se puede orientar y discernir la verdad de la mentira?
El método científico sugiere criticar y verificar las fuentes a través del cruce de datos, midiendo el grado de accesibilidad y trazabilidad del propio texto analizado, facilitando referencias eventuales a otras informaciones o estudios y notas; en conclusión, el método permite valorar la credibilidad singularizando el uso de estereotipos o la historia del espacio que publica o quién escribe esa fuente.
El método científico no es autoritario. Admite la posibilidad de error y parte de la certeza de que la propia interpretación pueda en el futuro ser parcial o totalmente definida.
A la luz de todo esto, el método científico no solo es un modo de conocer la realidad, sino que se convierte en un instrumento de emancipación de la Humanidad en la medida en que se libera del yugo del poder que la quiere ignorante y supersticiosa. Una forma de lucha contra la ignorancia, las creencias y las supersticiones, es decir, contra el capitalismo.
El método científico surge evidentemente como una práctica necesaria en este ciclo histórico.
¿Cómo llevarlo a la práctica?
Desde la escuela primaria a la Universidad, en los espacios sociales, en la calle, en los lugares de trabajo y en la web, debemos intentar practicar y difundir el método científico, unido a la denuncia de las mentiras y las distorsiones suministradas por la realidad.
Eso significa organizar momentos experimentales en los que es posible probar el método y ejercitarlo. Invitar a las familias y a los niños, a los trabajadores. Crear iniciativas que puedan transmitir una experiencia experimental. Pienso, por ejemplo, en la organización de actos públicos en parques o en la calle en los que colectivamente se aprende a efectuar la crítica a las fuentes y a identificar las mentiras o deconstruir los prejuicios difundidos. Lo puede hacer cualquier persona, aunque si se realiza colectivamente resulta más eficaz. Personalmente, he participado en algunas experiencias que juzgo positivamente y me pongo a disposición de quien tome en consideración una idea del género.
Debemos abrir un debate articulado y con espíritu propositivo porque son muchos los elementos a añadir. Ojalá pudiéramos hacerlo partiendo de Kropotkin.
Seguramente no basta con lo hasta aquí expuesto. Junto a su difusión, el método científico debe ser usado para una búsqueda orientada libremente y sin patronos, porque las universidades solas no bastan. Archivos y bibliotecas son la base del acto cognoscitivo porque la memoria y las fuentes son la base del conocimiento, pero pienso que también es importante crear y apoyar una investigación libre e independiente como acto cognoscitivo. Tenemos necesidad de todos los instrumentos eficaces y coherentes con los principios que caracterizan al anarquismo: la aproximación y el método científico lo son. Por ello estoy convencido de que el movimiento anarquista debe contribuir seriamente a la práctica y difusión del método científico.
Fabio Esposito
Publicado en Tierra y libertad núm.329 (diciembre 2015)