La mañana del pasado 24 de octubre desperté en una pequeña y cálida habitación en Willesden Junction, un barrio periférico de Londres, en un espacio que, en un gesto inolvidable, nacido de la limpia afinidad de ideas, me ofreció C., una compañera de la Federación Anarquista de Londres que en pocas horas se convirtió en compañía entrañable en esa ciudad.
Luego de un viaje de casi 20 horas La Habana-Moscú-Londres, fui recibido dos días antes en el aeropuerto de Londres por A., quien sería un puntal logístico y afectivo decisivo en toda mi estancia por esas tierras, gracias a la contribución solidaria de la Afed (Anarchist Federation) de las Islas Británicas.
Luego sería E., quien me recogió en una cafetería de un barrio cuyo nombre ahora no recuerdo, cálida compañera que me acompañó toda la fría tarde del 23 y me llevó a la excelente librería Freedom, luego me permitió participar en un taller que sesionó en los altos de la librería sobre lenguaje y dominación hasta que sobre las 9 ella y C. me llevaron a Willesden Junction, donde pasé mi segunda noche en Londres.
Lleno de emoción me preparé para encontrarme con E. para ir hacia Granary Building, espacio donde sesionaría todo el día 24 de octubre la Feria del Libro Anarquista. Por el camino nos encontramos a M., quien fue de una gentileza inolvidable y que se empeñó a fondo junto a su compañera en lo relativo a nuestro viaje y ya en la Feria sería un acompañante crucial para presentarnos al resto de los compas de las federaciones locales de Brighton, Bristol, Liverpool, Edimburgo, Glasgow, que días después me recibirían en sus espacios.
El edificio de Central St. Martins fue la sede que acogió la Feria, un espacio universitario rentado por los compas de la Federación Anarquista y que a mis ojos resultó gratamente inesperado… un lugar enorme lleno de compañeros, exposiciones de libros, revistas, folletos, fanzines, periódicos, carteles, salas laterales sesionando en un programa simultáneo de decenas de presentaciones… una fiesta de los sentidos para los ojos de cualquiera proveniente de Cuba, donde disponer de un mínimo espacio tiene, para iniciar, costos morales elevadísimos.
El concepto organizativo de la Feria del Libro Anarquista de Londres es una sesión de un solo día donde ocurre una gran expo-venta de materiales impresos de todas los proyectos editoriales invitados y simultáneamente más de 50 presentaciones temáticas de libros, experiencias, paneles, espacios de debate, de audiovisuales, salas de juegos para niños y adolescentes. Ante tantas opciones interesantes no supe qué elegir y preferí conocer las editoriales que estaban en el gran espacio y a los compas que las representaban.
Sobre el mediodía M. me invitó a comer algo y me llevó a un lugar, en medio de la selva de cemento, que es la sede de una interesantísima experiencia de rehabilitación boscosa en una zona industrial abandonada, donde niños y adolescentes urbanos pueden tener una experiencia distinta. Allí almorzamos una excelente merienda vegana, atendidos por voluntarios implicados en ese proyecto.
De esa interesante experiencia me dispuse a participar en el dialogo y presentación del libro Ecology or catastrophe. The life of Murray Bookchin, de Janet Biehl, una sustanciosa biografía de uno de los pensadores anarquistas más significativos y polémicos de los últimos 25 años. Una presentación protagonizada por la compañera sentimental de Bookchin en sus últimos años y una de las más significativas autoras dentro de la corriente anarquista conocida como ecología social, que derivó en un sustancioso debate sobre el proceso liberatorio que está ocurriendo en Rojava, algo que el sistema mediático estatal cubano y Telesur se han empeñado a fondo en silenciar.
Participé también en el conversatorio que organizaron los compas checos sobre la situación de los espacios antiautoritarios y la represión estatal allí, algo que llamó mi atención a fondo, pues a pesar de las grandes diferencias que nos separan, checos y cubanos compartimos lo que podríamos llamar una misma condición postcomunista que marca nuestro accionar. Los compas checos hablaron de cómo a pesar de la escasa trayectoria de las ideas y experiencias organizativas en su país, en contraste con Cuba, gracias a su ubicación geográfica, han logrado anclarse en la realidad checa de manera pertinente en pocos años.
Estando en Londres tuvimos acceso a informaciones relativas a la llamada “Operación Antifenix” que desde el pasado mes de julio lleva a cabo el Estado checo contra ese movimiento anarquista allá y contra los activistas proliberación animal en ese país, sobre la base de una gran campaña de desinformación, festinadas acusaciones de ¨terrorismo ultraizquierdista¨, detenciones arbitrarias de decenas de compañeros en varias ciudades, allanamiento de locales, ocupación de computadoras personales y en especial el encierro de los compas Peter, Martin, Ales e Iván, lo que entre otras cosas demuestra que la transición del totalitarismo a la democracia no significa mucho más que un simple cambio de máscara del Estado policiaco de siempre.
Sobre las 4 P.M. fue la presentación del conversatorio “Anarquismo en Cuba” en la sala del Black Lab del cual fui el presentador. Entré dos minutos antes a la sala, pues me encontraba en una muy grata conversación con compas españoles de Solidarity Federation radicados en Brighton y los compas de la editorial Grillo Libertario de Barcelona. La sala estaba totalmente llena, personas en el piso, gente de todos los colores, en fin, que desde que me senté en la silla percibí un ambiente de expectación fraternal muy fuerte que me emocionó muchísimo.
En una apretada presentación de unos veinte minutos abordé la trayectoria de nuestro Taller Libertario Alfredo López, dentro de la Red Observatorio Crítico en el contexto sociopolítico cubano, a lo que siguió una animada ronda de preguntas y respuestas que abrieron interesantes reflexiones y observaciones sobre nuestra realidad y nuestro accionar en Cuba.
Momento particular fue en el que abordamos la experiencia de nuestra Federación Anarquista del Caribe, una espacio inédito en nuestra región y un gran reto para nosotros mismos que será una prueba concreta de lo que podremos hacer en este contexto caribeño, plagado de imposibles y adversidades de todo tipo, pero que podría ser un punto de giro para abrir un camino antiautoritario inédito en esta región.
La temprana noche otoñal del Atlántico Norte nos sorprendió a todos en esos diálogos informales entre compañeros, pilar fundamental de cualquier sociabilidad libertaria, que uno sabe que pasarán inevitablemente a la historia personal de cada uno de los implicados. Desmontar mesas de exposición, recoger cajas de materiales, limpiar el espacio, la premura de los funcionarios a cargo del local para cumplir con sus superiores, así nos fuimos disolviendo para reunirnos de nuevo en otros espacios, bajo una lluvia sutil y fría que invitaba a estar a salvo en el calor de la fraternidad entre compañeros.
La centenaria estación de Paddington, a cinco paradas de Willesden Junction, pasada la 1 de la tarde, fue el punto de partida desde Londres para dirigirme a cuatro ciudades donde los compas de la Federación Anarquista del Reino Unido habían organizado otros encuentros.
Después de la grata compañía de B., que estuvo conmigo hasta que abordé el tren, comencé mi viaje solo. Con él tuve la inolvidable experiencia de cómo liberar alimentos de los mercados y dejar provisiones a otros compañeros en la ciudad sin pagar un centavo, en el territorio donde tal vez más se desperdicia comida en Europa y con más cámaras de control en el mundo…
Después de un viaje en tren de más de dos horas, sobre las 3 de la tarde me bajé en la estación de Bristol, que indicaba mi pasaje, y para mi tranquilidad ahí me estaba esperando K., uno de los compas que ya había conocido en la Feria de Londres, quien me recibió como si retomáramos la conversación que habíamos iniciado dos días antes, ahora en el escenario de las afueras de esta ciudad, que me sorprendió por la visible diversidad de orígenes de sus habitantes y a la vez por la tranquilidad y silencio, al menos de las calles periféricas que transitamos para llegar a donde nos dirigíamos.
El lugar de mi estancia en Bristol fue una cálida vivienda, tal vez de inicios de siglo XX, donde viven un grupo de compañeros de la FA que me recibieron gratamente y donde me sentí en pocas horas como en casa, gracias al diálogo, los libros, las revistas, la música, las ideas y las miradas en común a la realidad.
Desafortunadamente no tuve tiempo de recorrer la ciudad, ver los ambientes del “Bristol Sound” donde surgieron bandas entrañables para mí como Massive Attack, Portishead, Tricky, ver alguno de los grafitis del célebre Bansky o conocer de cerca las huellas en la ciudad de las riquezas dejadas por el comercio de personas y comunidades africanas esclavizadas y buscar la estatua de Edward Colston, el gran millonario esclavista de Bristol, para escrutar, con el silencio del odio centenario, el rostro banal de la maldad, la irresponsabilidad y la codicia, convertida en respetable presencia, gracias a la filantropía y la hipocresía imperial.
Pero tuve la calurosa atención de algunos de los más valiosos compas anarquistas de esta ciudad, que en la segunda noche organizaron un encuentro abierto en el Centro Social Bristol Kebel, un espacio con una excelente cocina-comedor, sala de actividades y biblioteca, que sirvió de sede para el encuentro. Allí, para mi sorpresa, me encontré con el único cubano que vi en todo mi recorrido por el Reino Unido.
A tantos miles de kilómetros, después de varios días sorteando las marejadas del inglés, tener un diálogo en el español de La Habana con un vecino del barrio de Pogolotti fue como un bálsamo para mi cerebro… pero la conversación tuvo momentos tensos. A la vista de un cubano que ya pasa de los 50 años, otro cubano que dice ser anarquista en un Centro Social en Bristol, debió parecérsele bastante a un estafador de meriendas en una escuela de niños huérfanos…
La charla abierta en esa noche del Kebel Center de Bristol estuvo marcada por esa tensión. Es que estaba ocurriendo algo que todos los presentes sabían que era algo completamente inédito y ese cubano también lo sabía, pero probablemente lo sentía de manera más intensa que todos los presentes. Entonces surgió la pregunta que estaba flotando en el aire: ¿Tú sabes el origen de los recursos con que has viajado a este país?
Una moneda provechosamente puesta a circular por los dos bandos contendientes de la guerra fría fue aquella de que la CIA ha tenido a izquierdistas críticos como parte de sus agentes preferidos. Los anarquistas cubanos que vivieron los años 60 sufrieron el más amargo aislamiento de los propios compañeros en el mundo, bajo el mismo espectro de ser agentes izquierdistas al servicio de la CIA…
Estoy casi seguro que mi vecino, el cubano de Pogolotti, no tendría idea de esta larga historia que contenía su pregunta, pero era una interrogante honestamente ineludible y con toda honestidad la respondí… “No he venido acá buscando cómo quedarme en Inglaterra como hacen muchos cubanos que viajan a cualquier lado, yo y mis compañeros en Cuba nos sentimos parte del movimiento mundial de lucha contra el capitalismo y sus variantes autoritarias, mi lucha y el sentido de mi vida está en Cuba, los fondos con que contamos provienen de nuestros compañeros anticapitalistas del mundo, son dineros provenientes de distintas secciones de la Internacional de Federaciones Anarquistas, ellos no son agentes de la CIA, tampoco nosotros”. Fue un momento crucial de ese encuentro… se sentía electricidad en el aire.
Fue un dialogo muy animado y diverso donde asistieron además miembros del Partido Comunista del Reino Unido, marxistas revolucionarios (trotskistas), cosa no muy usual en espacios como este, que en cualquier caso indica la riqueza del diálogo que genera el tema Cuba en cualquier espacio internacional.
La fría noche de las afueras de Bristol no impidió caminar otra vez por sus calles vacías y silenciosas como las que vi el día anterior en la tarde. Unas compañeras de Barcelona se sumaron al pequeño grupo que conformaban mis anfitriones y ahí salió el tema de Podemos y las paradojas a que se verá abocado un movimiento que se convertirá muy pronto en un partido gobernante más, algo que, salvando las grandes diferencias, ya en Cuba de manera antológica sabemos a qué huele.
Marcelo “Liberato” Salinas
Publicado en Tierra y libertad núm.320 (enero de 2016)