Marruecos ha roto el alto el fuego firmado con el Frente Polisario en 1991 tras atacar días atrás el paso fronterizo de Guerguerat para penetrar en la franja desmilitarizada del extremo sur del Sáhara. Su objetivo era romper el bloqueo al tráfico de recursos impuesto hace tres semanas por un grupo de manifestantes saharauis del Frente Polisario.
Ha estallado la guerra entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, que pretende ocupar por la fuerza desde hace décadas un territorio en el que habita un pueblo orgulloso, autónomo y libre. Los saharauis llevan años sufriendo injusticias, tanto por la expropiación de su suelo por el Estado marroquí como por la ONU, la UE y España. Todos ellos han abandonado a su suerte al RASD, incumpliendo sus compromisos y mirando para otro lado para dejar actuar a Marruecos a sus anchas.
El Sáhara Occidental fue la principal colonia española en África desde 1884 y en 1961 fue integrado en España como su provincia 53, con efectos jurídicos de ciudadanía y nacionalidad. El Sáhara no se descolonizó porque España incumplió tanto su mandato legal como su compromiso ético, entregando el territorio a Marruecos, que lo invadió en 1975.
Esta situación, en la que España ha sido clave, ha costado al pueblo saharaui casi medio siglo de muerte, tortura y abandono. Cien mil saharauis viven bajo ocupación y apartheid de Marruecos, ciento cincuenta mil viven en la franja liberada o refugiados en la hamada de Tinduf (Argelia), y unos cincuenta mil en exilio.
Los saharauis son un pueblo sufrido, valiente, generoso, hospitalario y sobre todo libre. Descendientes de bereberes y beduinos, son bravos y no les gusta que les digan cómo tienen que hacer las cosas, acostumbrados a vivir bajo las estrellas, en la inmensidad del desierto. Confinados en la franja liberada les niegan la posibilidad de acceder a sus recursos naturales para poder alimentarse y vivir en paz, con trabajo y viviendas dignas.
Queremos lo mejor para el pueblo saharaui y por eso aborrecemos el imperialismo alauita, sus cárceles llenas de saharauis, su uso de la violencia para imponer su estado y su cultura a este pueblo.
Los saharauis tienen derecho a la autodefensa y a luchar por su libertad. Pero también creemos que lo mejor para el libertario pueblo saharaui no es sufrir y morir en una guerra para llegar a convertirse en un estado más, confesional (la Constitución de la RSDA dice “El islam es la religión del Estado.”) patriarcal, en donde las mujeres son sirvientes de los hombres y con su gobierno e instituciones de poder. La situación bélica en la que viven desde hace años ha militarizado a la sociedad saharaui y ese ambiente nunca es bueno para el pueblo y genera relaciones y vicios autoritarios difíciles de desprender cuando llega la paz. Muchos dirán que lo primero es la guerra y liberarse de Marruecos y que luego ya se organizará la sociedad. Creemos que, como en la Revolución Española de 1936, la guerra debe ir acompañada de la revolución, algo que, también en nuestros días se puede hacer. Ahí está el referente de Rojava y de los kurdos.
Los españoles conocemos bien a los saharauis, pues fuimos sus explotadores y los sometimos durante años, imponiéndoles nuestra “protección”, explotando sus recursos y organizándoles la vida conforme a nuestra cultura. Hablamos de los gobiernos y de las instituciones de la dictadura y de la democracia.
El pueblo español, la gente de a pie, sin embargo, siempre mostró su apoyo a los saharauis. Muchos de nosotros acogimos en las temporadas estivales a los niños y adolescentes saharauis y les ofrecimos un lugar diferente para pasar el verano, lejos del calor del desierto. Les proporcionamos nuestros alimentos y nuestros servicios médicos. Les arropamos, les visitamos y conocimos a sus familias, compartimos con ellos nuestros recursos. Somos pueblos vecinos y nos entendemos, ejercemos la solidaridad, seguramente la que ellos mismos nos darían si las tornas fuesen diferentes.
Por eso les conocemos bien y sabemos que lucharán hasta el final y que si, finalmente, consiguen alejar a su enemigo y vivir en paz en sus tierras, hoy ocupadas, no permitirán un nuevo gobierno que les oprima, aunque sea de los suyos, con sus jueces, sus tribunales, su policía, sus cárceles…
Lo sabemos bien porque los saharauis son, como los anarquistas, ingobernables, no les gusta mandar en nadie ni que les manden a ellos.
Por eso mandamos al pueblo saharaui ánimos en la lucha y les deseamos que, a la vez que derrotan a sus vecinos imperialistas marroquíes, vayan tejiendo la red de una nueva sociedad más justa e igualitaria.
¡Viva la lucha y la libertad del pueblo saharaui!
Grupo Higinio Carrocera