La búsqueda en la que estoy empeñada está centrada en reconsiderar el concepto de revolución, en sopesar la experiencia del tiempo, en la importancia de diferenciar ideas de ideologías, en las vivencias de la emancipación, y en todo aquello que está vinculado a la manera en que las mujeres se adentran en esas experiencias y tejen vivencias que la historia convencional tiende a descartar.
Quizás, aunque parezca excesivamente pretencioso, el propio concepto de historia hay que ponerlo en cuestión. En todo caso, a diferencia de lo que plantea la Historia con mayúscula de poner distancia con los hechos, de acercarse objetivamente a los acontecimientos, me voy situando en otra posición en la que conocer los hechos sin poner distancia, desde dentro y con planteamientos empáticos (la Academia puede descartar mi intento por subjetivo, no importa).
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