El Doble Vínculo

Las personas no podemos “no-comunicar”. Sin embargo, a veces comunicamos cosas contradictorias. El Doble Vínculo es la teoría que analiza las relaciones de poder donde una parte queda sometida a la otra ante la imposibilidad de cumplir con los mensajes contradictorios que le impone.

El primer axioma de la Teoría de la Comunicación (Watzlawick, Beavin y Jackson) afirma que “es imposible no comunicar”, es decir: no es posible dejar de comunicar, ya que todo comportamiento es una forma de comunicación y, al no existir el no-comportamiento, tampoco puede existir la no-comunicación. Salvo enfermedades que impidan gravemente, podemos afirmar que habitar un cuerpo es comunicar.

Dentro de la comunicación, distinguimos dos aspectos: el de contenido (la parte digital) y el relacional (la parte analógica).

El contenido, o aspecto digital, se refiere a la información en sí que transmite el mensaje. El aspecto relacional o analógico hace referencia al resto de elementos de la comunicación, a todo lo demás que ocurre durante la interacción. Por tanto, comprende tanto la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, corporalidad, tonos de voz, celeridad, distancia entre interlocutores, etc.), como la indicación sobre cómo debe ser entendida la información del mensaje. La parte analógica, entonces, habla sobre el contexto y el vínculo entre los participantes, por lo que puede imponer conductas.

Por ejemplo, si una persona dice “te odio” con palabras pero lo acompaña de una sonrisa y movimientos sensuales, está sugiriendo complicidad y sexualidad. El aspecto digital se refiere al contenido del mensaje (“te odio”) pero es el aspecto analógico el que nos dice cómo debe interpretarse dicho mensaje (los gestos indican “atracción sexual” o “amor”).

Pero ¿qué pasa si constantemente se reciben mensajes donde ambas partes, la digital y la analógica, son contradictorias? Aquí entra la Teoría del Doble Vínculo de Gregory Bateson como forma de comunicación autoritaria.

La Teoría del Doble Vínculo hace referencia a situaciones comunicativas en las que se reciben mensajes contradictorios – especialmente en la familia u otros vínculos intensos, como pareja y amistad – por parte de una o varias personas. Se refiere a relaciones marcadas por patrones comunicativos donde se emiten mandatos en conflicto entre sí, por lo que quien los recibe queda bajo esa incoherencia que no puede cumplir.

Existen algunas paradojas conocidas, como “nunca digas nunca” o “no aceptes órdenes”, pero la cuestión que tratamos se refiere a cuando éstas definen la comunicación. Veamos unos ejemplos:

– «No, a mí no me pasa nada» (con cara de enfado)

– «Venga, hazlo tú que eres el listo» (con tonillo pasivo-agresivo)

En estas situaciones, ¿cómo debemos interpretar el mensaje: atendiendo al contenido (parte verbal, entrecomillada) o al aspecto analógico (entre paréntesis), si son contradictorios entre sí?
Cuando esto no se da como una ironía puntual, sino que se instaura como estilo comunicativo predominante, tiene mucho potencial para convertirse en manipulación y chantaje, autoritarismo y maltrato. Lo explicaremos con ejemplos más complejos, propios de sistemas familiares:

– Un niño que pregunta a su padre “¿lo estoy haciendo bien?” y éste le responde “sí, lo estás haciendo fenomenal”, mientras mueve la cabeza de lado a lado poniendo los ojos en blanco. El niño queda confundido.

– Unos padres que constantemente reprochan a su hija que sea tan tímida pero, cuando ésta decide tomar la palabra, la hacen callar.

– Una madre que repite a su hijo adolescente que tenga un comportamiento más adulto, pero cuando lo ordena, lo está tutorizando y, por tanto, definiendo como niño.

– En una pareja, unx le dice a otrx: “ven o no vengas, haz lo que quieras”. Esa parte «elige» y hace lo que quiere. La pareja se enfada.

La verdadera naturaleza del Doble Vínculo implica que no existe posibilidad de elección: si escoges una alternativa yerras y si escoges la otra, también. Cuando unx menor crece en un entorno así es probable que sienta confusión: al ser contradictorio, no puede cumplir con el mandato que se espera de sí. La interpretación del mensaje queda en manos de quien lo emite y está manipulada de partida, lo que supone un ejercicio de poder. Además, no se permite el debate o cuestionamiento del mismo. Por tanto, la persona víctima de esta influencia está destinada al fracaso en su respuesta, quedando indefensa y, al fallar, muchas veces es castigada con la retirada del afecto (silencio, frialdad), por lo que el apego queda trastocado, lo que sin duda marcará las relaciones presentes y futuras.

Ésta es la gravedad del Doble Vínculo y lo que puede convertir la relación en una relación de poder: la sensación constante de sentir anulación, falta de validación y, aun más, penalización con la retirada del cariño. Es una forma de control.

Quien haya vivido bajo este estilo comunicativo sabe el daño que hace. Te dicen que te quieren, pero su mirada expresa furia o da miedo. Te dicen que tengas vida propia, que no agobies; pero cuando sales, que no te vayas, que les abandonas.

En resumen, el Doble Vínculo caracteriza la comunicación y, por tanto, las relaciones, donde una parte manipula a la otra, quedando ésta última en una encrucijada ante la imposibilidad de cumplir con lo que se espera de ella, sintiéndose cuestionada, culpable, en definitiva, sometida a la autoridad de quien comunica, que a su vez puede jugar con el castigo del afecto.

Artículo de Sorri @sorricilla, ilustración de Irah

El Doble Vínculo

2 pensamientos sobre “El Doble Vínculo”

  1. ¿Estoy yo muy liado o hay términos intercambiados?
    Analógico sería el contenido verbal expresado y digital el contexto, el lenguaje no verbal, etc.
    Por otra parte, el ejemplo que ilustra lo anterior, ya es contradictorio porque dice «te odio» cuando el resto dice «te amo».
    El doble vínculo fue una de las primeras explicaciones relacionales para los trastornos psicóticos. Básicamente parecia responsabilidad del estilo comunicativo de las madres (aunque no exclusivo) que son quienes solían (y suelen aún) tener la responsabilidad de la crianza.
    En terapia familiar se dice que el trastorno es del sistema familiar, no de la persona individual.

Deja un comentario