Lily Litvak, La voz de los vencidos. Doce entrevistas con anarquistas que vivieron la guerra civil en España

Editorial Universidad de Granada
Fundación Anselmo Lorenzo, 2024

Hace 35 años era posible escuchar la voz de los vencidos en sobremesas, en paseos al aire libre, mientras se preparaban paquetes de propaganda o cuando se salía a pegar carteles al anochecer. Tras la derrota de 1939, su existencia se había encriptado durante años –demasiados–; habían permanecido en España, apurando la clandestinidad o entre rejas, o habían deambulado en el exilio y retornado. En todo caso, hace 35 años se encontraban disfrutando del tiempo libre que les permitía la jubilación, y podían emplear buena parte de él en actividades en las que encontrar sentido a la existencia. Lily Litvak vino de Austin y escuchó algunas de estas voces en un periplo realizado entre 1989 y 1991; tomada la confianza suficiente, grabó las conversaciones, ajustadas a la espontaneidad de la conversación más que a un guion preciso.

Al igual que cerezas que extraemos del cesto, unas presencias le llevaron a otras, aumentados los contactos por militantes jóvenes del momento con los que tenía relación, alguno de los cuales ya no se encuentran aquí. Las grabaciones quedaron archivadas hasta que en tiempos recientes se planteó la idea de poder editarlas. Manos variadas son necesarias para llevar a cabo un proyecto semejante y, en especial (según indica Lily), la existencia en la sombra de alguien que se implica sin horario ni ansia de méritos, lo que ha sido realizado por Manuel Carlos García Amador. El número de lo recogido –50– superaba el deseo de que aparecieran agrupadas en negro sobre blanco, por lo que hubo que hacer una selección, fruto de la cual son las 12 entrevistas que contiene este volumen que supera con creces las 500 páginas. Ni que decir tiene que ha exigido unos meses de trabajo puntilloso en las transcripciones y, después, en las correcciones, más las demoras que suelen llevar las labores de preimpresión.

El resultado es una cascada en tres niveles: los años de la revolución guerra (con antecedentes y posteriores); la época en que se realizan las grabaciones; la época en que llega a nuestras manos el libro.

De los capítulos del libro, dos cuentan con doble protagonista: el primero, en el que hablan indistintamente Ángel Urzaiz Simón y Consuelo Zabala Martínez; y el octavo, en el que intervienen José Sánchez Contreras y Cecilio Hernández Morcillo. El resto corresponde a Antonio Ramos Palomares, Jenaro de la Colina, Gregorio Gallego García, José Luis García Rúa, Abraham Guillén, Eduardo de Guzmán, Ramón Álvarez Palomo, y Teresa Hernández Fernández, que cierra el volumen. El primer entrevistado fue Eduardo de Guzmán en mayo-junio de 1989 y Antonio Ramos el último, en diciembre de 1990.

El libro queda enriquecido por el conocimiento que tiene Lily Litvak del anarquismo desde los años setenta, debido al contacto que mantuvo con exiliados españoles en México. Puede hablarse, incluso, de naturalidad de la autora hacia el ideal libertario. De ahí nació Musa libertaria (1981) y otros textos posteriores que avalan lo dicho. A lo que hay que añadir su producción intelectual ligada al arte y la literatura hispana en los siglos XIX y XX, lo que vemos en una veintena de obras exentas; una cuarentena de trabajos en colectivas; y algo más de un centenar de artículos en revistas tan variadas como Evohé, Studi Ispanici, Imago critica, Moenia, Siglo diecinueve, Revista de Occidente, Arte y ciudad, El Rapto de Europa, Angélica, Creneida, Bicel, etc.

Y seguramente es esta comprensión global de personas y asuntos lo que hace que se perciba, desde el inicio de cada entrevista, la confianza y franqueza necesaria para que la conversación sea cercana y sincera, pues las palabras surgen del ambiente de familiaridad que facilita la fluidez de los recuerdos.

Dos de las entrevistas presentes se han publicado hace un par de años en la revista anual lucense Unión Libre. Cadernos de vida e culturas, en el número 27, ejemplar dedicado a “Voces anarquistas”, que corre a cargo de Litvak. No deja de ser anecdótico ello en relación al contenido del libro que comentamos, pues se produce en el tiempo en el que se están transcribiendo las grabaciones.

En todas las intervenciones late el deseo de permanencia, en especial de las ideas. La sociedad ha pasado a un estadio de consumo desde mitad del siglo veinte, en el que pasan a primer plano los proyectos personales, la manera de mantenerse cada cual en el marasmo de ofertas y demandas. Un espacio en el que el anarquismo vive arrinconado, ello sin tener en cuenta la represión tan cruel que sufre en el franquismo –similar a las que es sometido desde la década de 1870, y de las que resurge siempre–. Apenas se mira a quienes lo vivieron, por lo que les ronda la duda de si su lucha fue inútil.

Litvak contesta que «hay aquí un mensaje contra el olvido, pero sobre todo una afirmación de la perdurabilidad de sus ideas. Entre las diferencias de opiniones, todos coincidieron en establecer la coherencia del pensamiento libertario, que, según ellos, fue y seguirá siendo válido a través del tiempo, porque permite aportaciones nuevas, y está abierto siempre y de mil maneras en beneficio de la humanidad». Se afirma la libertad y solidaridad y el comunismo económico, derivado del social, como solución deseable.

Salud

Ignacio Soriano Jiménez

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