Pensionismo, estupidez y maldad

He estado mirando un poco la manifestación de jubilados de mi ciudad, montones de miles de señores y señoras mayores, gritando, protestando, mientras que llueve y hace frío… ¿No decían que eran esos viejos los que votaban al PP?
Meditabundo y cabizbajo, me han venido a mente mis conversaciones con Carlo Cipolla. Este hombre, recuerdo que en los años sesenta del siglo XX, estando yo en Italia por unas cosas de restauración, discutía con el reputado profesor el concepto de estupidez. Y yo se lo aclaré: un estúpido es una persona, que no solo es capaz de dañar a los demás, si no que también se hace daño a sí misma.

Cuando le hice esta revelación, Cipolla dejó de hacerme caso, porque realmente lo que quería explicarle, es que su apellido, –Cipolla–, en español era algo divertidísimo que nadie en su sano juicio mantendría llegada la mayoría de edad, sobre todo en Andalucía. Por lo del seseo.Luego de hablar conmigo, Cipolla, a través de la definición de estúpido, llegó a clasificar a las personas en cuatro grandes grupos de personas. Os lo explico. Cipolla decía que cada cual lleva a cabo acciones, y que las acciones pueden tener consecuencias positivas y negativas para uno, y para los demás. Eso es fácil de entender (1).

Entonces hacía un gráfico de abscisas (Y) y de ordenadas (X) que intersecan en el punto de origen (O).Esto da lugar a cuatro cuadrantes que serían –coged papel y lápiz–:
– Primer cuadrante: abscisa positiva y ordenada positiva. En él están las personas que con sus acciones se benefician a sí mismos y a los demás. Estos son inteligentes. Son escasos.
– Segundo cuadrante: abscisa negativa y ordenada positiva: ahí se ubicarían las personas que con sus acciones, perjudican a los demás, y solo se benefician a sí mismos. Estos serían Los malvados. Montones.
– Tercer cuadrante: abscisa negativa y ordenada negativa: junta a aquellas personas que no solo perjudican a los demás, si no que además, llevan a cabo acciones que les perjudican también a ellos. Abundan muchísimo. Son Los estúpidos.
– Cuarto cuadrante: abscisa positiva y ordenada negativa: en este lugar se encuentran quienes inician acciones que les perjudican a ellos mismos y que en cambio, benefician a los demás. Son Los incautos. También son muy raros.

El que una acción tenga consecuencias negativas o no –explicaba Cipolla–, es algo que siempre tiene que decidir y juzgar el sujeto que reciba el daño o beneficio. Por ejemplo: yo puedo iniciar acciones que me conduzcan a mantener una relación sexual de la que derive una gran alegría para mí, y puedo quedar convencido de que la otra persona que recibió mis atenciones también disfrutó muchísimo. Pero la otra persona puede ser de otra opinión, haberse quedado en puertas, tener un enorme cabreo por haber sido malfollada/o, maldecirme a voces, y en su frustración, quemar la cocina al hacer una tostada. En esta situación, yo sería un malvado. Me he beneficiado produciendo un gran daño, aunque yo opine otra cosa.

Cipolla aseguraba que esto de la estupidez, era algo natural, genético, no podía ser corregido con educación ni buenos consejos. Y que además, la estupidez lo contaminaba todo, de tal forma que existían en un número enorme, malvados, incautos, estúpidos e inteligentes que poseían un altísimo grado de estupidez. O que, en resumidas cuentas, la estupidez gobernaba el mundo. Es una gran excusa para acabar con los Gobiernos. Tacatacatá.
En definitiva, puede ser un buen ejercicio antes de iniciar una acción, o a la hora de evaluar los resultados de nuestros actos, considerar en un gráfico de Cipolla, en qué cuadrante se ubica cada cual. Tú. Esto te lo digo desde el respeto y el cariño, sin ningún ánimo raro de nada, porque dependiendo del análisis que se haga, tal vez con un poco de suerte, la siguiente acción que lleves a cabo sea mejor que la anterior. No lo creo posible, pero, por si acaso.

Por eso, yo siempre que me encuentro en una situación penosa, hago esto: primero relativizar para darme cuenta de que lo que considero un problema terrible, seguramente no lo es tanto. Esas historias de principios, dignidades, patrias… ¿De qué sirven si se te abre una fístula en algún esfínter? Y después de relativizar, intento ubicarme en el gráfico de Cipolla, donde suelo comprobar que –con mucha más frecuencia de la deseada– me coloco en el cuadrante de los estúpidos.
Como ya habréis entendido –si sois inteligentes–, los estúpidos resulta que no son racionales, son imprevisibles y son muy dañinos. Es imposible combatirlos, están en todas partes, en el gobierno, en la universidad, en el santoral… Son una legión. Por eso, en lineas generales, intento siempre, hacer nada, así que no voto. Ni al PP, ni a sus muertos. A menos de la nada, no se derivan daños.
Besos y ánimo, queridos pensionistas. Quienes os condenan a la miseria, merecen la muerte, porque el trabajo, es la vida (2).

Acratosaurio rex

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NoTa
(1) Carlo M Cipolla. Las leyes fundamentales de la estupidez humana.
(2) El sentido oculto de esa frase, en caso de caer en manos de un fiscal avispado (malvado pero no demasiado estúpido), me llevaría a buen seguro, a multa, cárcel y patíbulo…, por enaltecimiento.

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