“Vosotros no podéis, ¡nosotros sí podemos!” Esta fue la respuesta lapidaria de los trabajadores a los patronos de su fábrica, después de que en mayo de 2011 se encontraran abandonados a su suerte, sin salario y sin trabajo. La factoría de la periferia de Salónica, perteneciente al grupo empresarial Philkeram Johnson, producía cemento-cola. Tras la supuesta quiebra fraudulenta –en 2012 fue detenido el titular, después su abogado– la fábrica iba a cerrar. Pero nadie tuvo en cuenta a los trabajadores, que rápidamente ocuparon la fábrica. Se supo enseguida que los salarios no abonados, la maquinaria y los productos del almacén pertenecían a los empleados, pero todo fue incierto durante más de un año. El 12 de febrero de 2013, 22 trabajadores de los 70 que trabajaban en la fábrica antes del cierre han retomado la producción. En los dos largos años de espera e incertidumbre tuvieron suficiente tiempo para reflexionar sobre su situación, la vida, la sociedad y el futuro. “Durante demasiado tiempo hemos estado constreñidos a trabajar con sustancias venenosas, por lo que ahora queremos producir cosas naturales de las que la gente tiene verdadera necesidad”, explica uno de los operarios de Vio.me.
Hoy producen jabones y detergentes domésticos según métodos artesanales tradicionales. Algunas máquinas tienen un aspecto improvisado, pero son bastante eficaces. Los productos se venden, se intercambian o se regalan, según las circunstancias: de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad. De lo obtenido, se compra nueva material y se pagan los salarios. Cada uno coge 15 euros al día y el resto va a la “solidaridad”, como dicen ellos, es decir, a la lucha colectiva por encima de cualquier frontera por una sociedad basada en la solidaridad. Los jabones naturales, cuidadosamente confeccionados, se pueden pedir (cajas de 104 unidades) incluso desde el extranjero al precio de 2,50 euros la unidad, portes incluidos, a través del correo electrónico viomesy-nergagiki@yahoo.gr (preferiblemente en inglés). Para ofrecer un marco legal a la venta de productos Vio.me, se ha constituido una cooperativa, a la que se pueden adherir incluso terceras personas como “sostenedores solidarios” (sin derecho a voto). La cuota mensual es de 3 euros, para los parados la mitad, y se puede pagar también mediante intercambio de productos. La idea es que Vio.me pertenezca a la sociedad entera, cuyo destino será decisivo también para Vio.me, tomando parte en una revolución social, que ha comenzado al tomar en sus manos su propio destino.
Muy probablemente, el elemento más subversivo de Vio.me es el hecho de que estos 22 obreros han roto con la lógica del mercado y de la competencia que domina nuestra vida. La libertad en una sociedad basada en la economía de libre mercado para la mayoría consiste en escoger libremente –siempre que se tenga dinero– entre una inmensidad de productos de consumo. Y esta libertad, la gente la paga con la propia vida, sometiéndose a la esclavitud del trabajo asalariado y pasando buena parte de su tiempo libre en el transporte y haciendo la compra. En otras palabras, una vida frenética como en una rueda giratoria que cada vez va más deprisa, y cuidado con quien no mantenga el ritmo, que caerá de la rueda y se encontrará tirado por el suelo: parado, receptor de la asistencia pública, enfermo de los nervios, sin techo, independientemente del propio destino individual.
Vio.me se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la austeridad, esta es la razón por la que esta fábrica autogestionada recibe tanto apoyo y tanta solidaridad en Grecia, en toda Europa y también más allá del Océano.
Voce Libertaria
Publicado en el periódico Tierra y libertad núm.324 (julio 2015).