El oficio de político español, es sin duda un oficio de riesgo. ¿O tal vez no? Hay que ver la de diputados, gobernantes y charlatanes que están cayendo con la epidemia del virus este propagado por el turismo. Claro, esos tipos no hacen más que dar la mano a todo quisque, abrazos, besitos y sonrisas… También es cierto que las pruebas se las hacen sin mostrar síntomas siquiera. Corren a llamar al médico del Congreso o al Médico del Pardo, y presto les hace los análisis. Y así se confinan, siguen trabajando desde casita, y se hacen de notar diciendo que «he dado positivo». ¿Qué no hacen los políticos para dar la nota? Ni uno la ha cascado de momento.
Muy diferente es la situación de la purria obrera. A nosaltres no nos hacen pruebas más que cuando ya estamos sacando tres palmos de lengua, intentando meter aire en los pulmones. Tengo el caso cercano de un vecino, que empezó con fiebre y nada más. Responsablemente se quedó en casa por consejo médico. Fiebre fiebre y fiebre, y a los cinco días su cuñao lo sacó a rastras de casa para llevarlo al hospital, con la neumonía del COVID. A la UCI y en un par de días muerto. 59 años y sin enfermedades crónicas. Eso es.
A ver si no lo he entendido mal. Las medidas de confinamiento y Estado de Alarma se han tomado, no para acabar con la epidemia, sino para hacerla controlable, o sea, para que no aparezcan doscientas mil personas por urgencias a la vez. Se intenta una mortalidad que esté controlada, que la gente vaya llegando poco a poco, que aguarde en la sala de espera, que observe con cara de sospecha a sus vecinos, mientras una enfermera con bata de papel le toma muestras de sangre, y discrimina a quién le hace la prueba, y a quién no…
Claro, no es lo mismo, no. A la Familia Real, al cuerpo diplomático, a los altos mandos del ejército y la policía, a los jueces de alto nivel, a los políticos en general, y los empresarios con pasta, les realizan las pruebas tengan o no síntomas, mientras se hacen la paja de mediodía. Y se les manda a la cuarentena en sus lujosas residencias veraniegas y palacios. La familia Aznar se lo pasará pipa en su mansión de Málaga, Felipe González en algún latifundio, el Rey andará donde le dé la gana renunciando a herencias… No es lo mismo, eh, estar confinado así, que meter a cinco personas precarias y un gato en un piso de cuarenta metros, cuarta planta sin ascensor y todo eso. Las masas que cogen el metro cada mañana para trabajar, y las que son despedidas sin ceremonias, y que caen también como moscas, no gozan de los privilegios de La Superioridad, y es que parece que la democracia se detiene a la puerta de fábricas, bancos y empresas. Como la cárcel, sólo que a los presos, les han metido confinamiento dentro de prisión.
En fin, que estamos confinados. Buena noticia para ocupantes arruinados, que lo mismo suspenden los desalojos. Han convertido España Una, en Una Institución Total. Se nos ha despojado del rol habitual; estamos perpetuamente vigilados y custodiados, por la policía o por el vecindario; sufrimos la muerte civil y la situación de inferioridad con paciencia, pensando que en el futuro seremos recompensados de algún modo misterioso. Ahora mismo cientos de sicólogos, sociólogos, antropólogos, economistas e historiadores, afilan sus grabadoras y marcos teóricos, para realizar sus tesis doctorales y estudios científicos, y explicar la obediencia del personal, en base a la razón y al miedo, y cómo controlarlo en futuras crisis para que la disidencia sea mínima y exterminable. Todos iguales, pero unos más que otros, ¡yupiiiii!
Pues menudo panorama. Para que veáis en manos de quiénes estamos, recordar que hace unos días Boris Johnson, Primer Ministro británico, declaraba que era imposible contener la pandemia, que había que pensar en la economía, y asumir que muchos súbditos morirán. Él no, por supuesto, eso ni se lo plantea siquiera. Esos tipos tan votados, no se cuentan entre las posibles víctimas. Y en lo que piensan es en la economía, en cómo meterle otro mordisco a la sanidad pública, e inflarse a ganar money.
Ya nos dirán en las próximas elecciones, en medio de la gran crisis, que hay que votar para frenar al fascismo, que ahora mismo se alimenta del miedo y de la desconfianza…
¿Quieres vencer al fascismo, las privatizaciones, los recortes, la pobreza? Pues sal a la calle, cuando pase el Jodido Estado de Alarma, y muévete. Que si no esto que alarma, entrará en la normalidad.
EXCELENTE. CELEBRO LEER ALGO ASÍ, ME PARECÍA QUE HABÍA CAÍDO EN UN SOLILOQUIO OBSESIVO….GRACIAS