Veréis… Se trata del proceso que se ha llevado a cabo contra seis personas que entrarán en la cárcel: sin haberle pegado a nadie, sin haber roto nada, sin haber robado, traficado o haberse enriquecido. La cosa –por lo que leo en la prensa– va de lo que sigue: la trabajadora, empleada en una panadería, estaba embarazada, se sintió mal, sangraba, y pidió ir al hospital. Vino la pareja a buscarla al hospital y tuvo un rifirrafe con el jefe. Su pareja le pegó un puñetazo al congelador. Y el empresario lo denunció a la poli: daños, agresión, pidió cárcel.
La trabajadora fue dada de baja por embarazo de riesgo ante el sangrado.
Por ahí empezó la cosa. ¿Qué hubiera hecho yo de ser el empresario? Yo hubiera metido en mi coche a la mujer, cerrado la tienda, y conducido al hospital, hasta que estuviese acompañada. Yo creo que la maternidad debe ser protegida. Pero pasó lo que pasó: un abuso empresarial.
La trabajadora denunció además una situación de acoso… Cuando estaba a solas con el empresario. Comentarios, proposiciones… Claro, no hay pruebas. No hay grabaciones. No hay testigos. No hay testimonios. No hay papeles. No hay nada. La denuncia de este tema, no llega a ninguna parte judicialmente hablando.
Terminada la baja maternal, la trabajadora no quiso volver con el empresario. Los intentos de negociación de un despido improcedente, una indemnización, el pago de horas…, y la retirada de cargos por agresión, solo empeoran la actitud del empresario. Plantea una y otra vez, demandas judiciales.
Si yo hubiese sido el empresario, en lugar de obcecarme hubiera llegado a un acuerdo. Negociar lo que marque la ley y el convenio, facilitar una vuelta segura al trabajo… Una cerveza, o dos cafés, disculpas, un mal día, se me fue la olla, y aquí no ha pasado nada. Fácil y barato, todo el mundo contento. En lugar de eso pone más de treinta querellas: amenazas, coacciones, obstrucción a la justicia. Conclusión, el empresario es un señor que dice «estos son mis genitales, y esa mujer, no queda por encima mía».
Para rematar la jugada, son denuncias que buscan meter gente en la cárcel. Ese señor se ha gastado un dineral en buenos abogados. Mucho más que pagando las horas adeudadas. La cárcel es un lugar terrible. Un año en ella, es muchísimo tiempo. Yo hubiera retirado la denuncia en cuanto hubiese leído las peticiones de la fiscalía o escuchado los consejos de sus letrados. Cómo voy yo a meter a nadie en ese agujero?
Cerró el negocio este señor, y se llevó sus buenos dineros con la venta del local. Un negocio que previamente no le iba bien. Un tío que dice que le han arruinado los piquetes. Fueron catorce piquetes. Catorce días, de hora y pico o dos horas. ¿Quién puede creerse que una pastelería tenga que cerrar por ello? ¿Cómo puede un hombre que afirma que no tiene dinero, pagar un montón de abogados y querellas?
Una de las cosas que más me han llamado la atención, ha sido la condena por «obstrucción a la Justicia». ¿Cómo diablos obstruyeron a la Justicia las condenadas (seis)? Me puse a leer lo que dice al respecto el Tribunal Supremo. Desde la página 17 y siguientes, expone que:
«Frente a las sentencias dictadas en apelación tanto por las Audiencias Provinciales como por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, según dispone el art. 847.1.b) LECrim, únicamente procede interponer recurso de casación por infracción de ley de acuerdo al motivo previsto en el número 1o del art. 849 LECrim, esto es, por infracción de un precepto penal de carácter sustantivo u otra norma jurídica con carácter sustantivo que deba ser observada en la aplicación de la Ley Penal, debiendo ser inadmitidos los recursos de casación fundados en la alegación de infracciones procesales. Se trata, en consecuencia, de un recurso basado en una función nomofiláctica, limitado al error iuris, y tendente a homogeneizar la interpretación del derecho penal sustantivo para garantizar la seguridad jurídica. La previsión legal de que el motivo previsto en el art. 849.1o LECrim -por infracción de ley- sea el único que habilite el recurso de casación frente a sentencias de apelación de las Audiencias Provinciales o de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional es una decisión de política-legislativa, por lo que el legislador -se comparta o no- ha fijado el ámbito de este recurso de casación extraordinario, el cual ha de ser observado por los Tribunales sin que proceda efectuar interpretaciones que vengan a suponer un exceso del marco casacional establecido, so pena de ampliar el mismo -desnaturalizándolo- más allá de la previsión legal…»
Bla, bla, bla… Y siguen en el mismo tono, unas diez páginas más que las entiende el que las ha escrito. No se diga que la Ley garantiza unas relaciones justas entre personas, cuando la gente del común es incapaz de entenderla. Allá películas, es muestra de la independencia judicial, que escriben e interpretan e igual podrían hacerlo en finlandés.
En resumen: un empresario que consigue que seis personas, seis, entren en la cárcel. Trabajadores que no han robado, atracado, engañado, traficado, estafado, golpeado, o destrozado nada… El Tribunal Supremo declara que obstruyeron a la Justicia (no sé cómo) y emplearon violencia (piquetes informativos pacíficos) en sus demandas económicas. Tres años y medio de cárcel.
El empresario consigue 125.000 euros de indemnización, más la venta de su antiguo local… Le da para vivir más de una década sin pegar ni golpe. ¿Que qué me parece? Pues que el dinero debería servir para vivir en paz y para ayudarnos unos a otros. Por eso yo en mi vida elegí siempre una actividad laboral que fuera beneficiosa para otras personas, que tuviera utilidad. Yo ganar dinero como lo ha hecho ese señor, utilizando abogados, contactos y el sistema de justicia, es que ni se me hubiera ocurrido. Y muchísimo menos hubiera organizado esa conspiración para llevar a gente a la cárcel.
Veo además, las fotos de los jueces, abogados de la acusación, empresario, que probablemente se jactan de la hazaña y cuentan los billetes de la nómina o la cuenta corriente… Meras motas de polvo cosmológico que desaparecerán olvidadas en unos años… Me dan pena. De verdad. Les tengo lástima. Es una sensación –la mía– que se pregunta… ¿Cómo puede haber gente así? Y es que si yo hubiera llevado a cabo ese cúmulo de infamias, estaría… Enfermo. Hospitalizado. Muerto.
En resumen:
Para mí, en base a lo leído, la denuncia de acoso sexual y laboral que hizo la trabajadora, es verosímil. Por dos motivos: porque el acoso no es algo que se dé de golpe. Es insidioso, lento, camina despacio, se aprovecha de la necesidad y del miedo, poco a poco, hasta que la persona asediada se ve envuelta en una telaraña de la que no puede salir y es incapaz de denunciar; y por la personalidad cruel del empresario, que queda bien reflejada con los hechos descritos por la sentencia del TS (1).
En fin. Así es la vida. Compleja. Una vez más se demuestra que la moral, la ética y la justicia, no son más que palabras inventadas por los ricos para liar a base de bien a los pobres. Y que no nos queda más remedio –si queremos un mundo en el que nos cuidemos los unos a los otros–, que seguir persiguiendo nuestros objetivos, y si duro es el camino, hay que transitarlo con botas: apoyo a los condenados, búsqueda de soluciones, que se sientan arropados, y si entran, que salgan como héroes. Esos y no otros, son nuestros hechos probados.
Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/55114
(1) La Sentencia: Explicación del Poder Judicial
Y la explicación sindical en Explicación sindical