De nuevo nos encontramos ante la representación teatral más importante de la cristiandad. Y no sé lo tomen como una crítica, sino como una descripción de lo que se dice en las calles de los países cristianos durante lo que se denomina la Semana Santa.
Representaciones teatrales desarrollando lo que en la Biblia se recoge como la pasión de Jesucristo. Pueblos en los que se “crucifica” a vecinos que hacen el papel de Jesucristo y los ladrones crucificados junto a él. Países donde literalmente se crucifica a varios hombres para purgar sus pecados, otros lugares donde se autoflagelan para procesionar, etc.
Pero lo dicho, hoy hablamos de La Vida de Brian. Esa película icónica que los Monty Python hicieron en 1979.
Esta película, que en muchos casos pasa por ser una comedia, tenemos que valorarla como mucho más que eso. Es una sátira con toda la intención de sacar punta a la ridícula escenografía del catolicismo. Nos presenta a un tal Brian, que tiene todas las señas de tener una vida paralela a la de un tal Jesús de Nazaret, que se consideraba el hijo de Dios. Minuto a minuto reconocemos la historia de un Jesucristo de la Biblia. La diferencia entre Brian y Jesús es su objetivo final. Uno lucha contra el poder opresor de los romanos, un poco de rebote, y el otro lucha por liberar a los judíos de sus “malos corazones y sus pecados”. Al final, sus vidas paralelas acaban unidas en el calvario y considerando a Brian el “mesías” que era Jesucristo.
Nos reímos con las escenas absurdas que suceden durante la película, pero van más allá de ser escenas cómicas. Son escenas que ridiculizan la sumisión a un mesías y seguir las instrucciones de líderes sin sentido común. Mítica es la escena de cuando Brian sale huyendo de la multitud y pierde una sandalia y, creyendo que es una señal del maestro, se quitan todos una sandalia. La escena de la lapidación donde lo importante es lapidar a alguien sin importar el porqué, etc.
Y ahí es donde tiene esta película su mayor logro. Es una sátira que critica el comportamiento humano tan ridículo que mostramos habitualmente en nuestra sociedad. A nivel político, la desunión y las miles de divisiones entre quienes tienen un objetivo común demuestra lo poco práctica que es la muchedumbre.
Podemos destacar las escenas míticas del grupo del Frente Popular de Judea discutiendo sobre los demás grupos opositores a los romanos (Frente Judaico Popular, Unión Popular de trabajadores Judea, Frente del Pueblo Judaico), todos disidentes. Algo tan real como la vida misma en nuestro día a día actual. Esa sopa de siglas que adornan los carteles de movilizaciones, que apenas son capaces de llevar a cabo una acción conjunta sin haberse peleado.
La verdad es que es una película desternillante y que viene muy bien verla entre las de Las sandalias del pescador, Quo Vadis?, Espartaco, La túnica sagrada, etc, que las televisiones nos ponen en Semana Santa.
Pero, además de morirnos de la risa, si hacemos un poco de autocrítica no nos vendría mal.
Desde luego, la sociedad tampoco ha cambiado mucho. Unos colonizadores que oprimen a los habitantes de esas tierras, intereses particulares que condicionan la política y unos pobres seres que son engañados y manipulados.
Bueno y feliz resto del año. ¡Hemos sobrevivido a la Semana Santa!
Charo Arroyo
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