En los últimos días, como es sabido, ha habido varias detenciones de lo que han denominado miembros de una, supuesta, organización anarquista. Ello ha dado lugar también a que se haya acuñado un término, que todos los medios generalistas han acogido con bastante alegría, llamada «anarcoterrorismo».
En dichas publicaciones, se ha podido leer que una organización llamada Grupos Anarquistas Coordinados (GAC) es el brazo operativo de FAI-FRI (Federación Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional); no es casualidad la confusión de siglas y los medios la mencionarán en adelante con el nombre de FAI, como es sabido, una auténtica organización anarquista que considera esta operación policial simplemente como una nueva escala represiva sobre los que trabajan por la transformación social.
Sobre los GAC, poco puede rastrearse sobre su existencia, más allá de una presentación a mediados de 2012, sin que el movimiento anarquista sepa quiénes son ni, mucho menos, pueda vincularse de ningún modo a la supuesta actividad de estos grupos. Entre los nombres que adopta este «anarcoterrorismo», vinculado siempre a estos GAC, según las fuentes policiales y reproducido por los medios, está el descabellado de «Comando Mateo Morral», que sale a la luz hace unos años con la aparición de un artefacto explosivo en la madrileña Catedral de la Almudena, al que posteriormente se añade el apelativo de «Insurreccionalista»; «comando» y «anarquismo» son conceptos contradictorios, un simple oxímoron que adopta en este caso la forma de despropósito.
La Operación Pandora, en diciembre de 2014, supone detenciones y registros de diversos centros sociales anarquista en Cataluña; como no podía ser de otra manera, se les vincula al Comando Mateo Morral con las acusaciones de colocar varios artefactos explosivos, y se menciona ya a los Grupos Anarquistas Coordinados, que se considera una organización subversiva que adopta medios terroristas. Recientemente, a finales de marzo, una nueva operación policial llamada Operación Piñata supone nuevos registros en Madrid de centros sociales con la detención de una docena de personas acusadas de pertenencia a los GAC. En otras provincias de España, como Valladolid, Palencia y Granada, también se realizan detenciones en ese afán de vincular terrorismo con alguna organización anarquista. Como puede comprobarse fácilmente, los medios de todo tipo se hacen eco recientemente de la versión difundida con estas operaciones repitiendo las mismas ambigüedades y simplezas sobre los supuestos anarquistas; al parecer, el origen pudo estar en una nota de la Agencia EFE. Esa versión policial, convenientemente reproducida por los medios, roza el esperpento. Recomendamos este artículo, que profundiza en las supuestas pruebas y cargas sobre los detenidos y recuerda los numerosos montajes policiales para criminalizar al anarquismo.
Como es sabido, el Gobierno está llevado a cabo leyes represivas como la conocida como Ley Mordaza, que pretende justificar la creación de un Estado policial; estas detenciones, con el amplio eco mediático, que simplemente repite lo que afirman las fuentes policiales (que han transgredido, incluso, la simple presunción de inocencia), parecen la justificación de esas medidas legales. El impacto mediático es enorme, aunque en la mayor parte de los casos estas detenciones quedan en nada; nos referimos en este caso al anarquismo, pero puede aplicarse a muchos otros dispositivos policiales que hallan eco en el periodismo amarillo, no es nada nuevo que los modernos mass media buscan el sensacionalismo y hacen el juego de una manera u otra al Estado. Desgraciadamente, las nuevas tecnologías de la información, con su enorme e inmediata difusión, y en manos de grandes grupos de poder, parecen sirven para causar mayor ruido y para manipular sin demasiado margen para profundizar en las noticias.
Capi Vidal
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