Me llega un artículo, del medio digital Público, en el que un trabajador de Telemadrid denuncia la instrumentalización de la cadena por parte de ese esperpento inicuo que preside la Comunidad de Madrid. Claro, ya aquel grotesco y perverso elemento político llamado Esperanza Aguirre, que hoy defiende abiertamente el franquismo al estar ya libre en su dañina carrera política, convirtió al canal público en una herramienta al servicio de sus intereses. Lo que ocurre, al parecer, es que ahora es mucho peor con todo tipo de bulos e insultos y sin que ya nadie les haga frente dentro de la Redacción. No puedo hablar de los entresijos del medio, pero es que tampoco demasiado de lo que emite Telemadrid, ni tampoco de ningún canal en general, ya que hace muchos años que no presto atención a la caja tonta. Cierto es que, gracias a ese aparato móvil al que prestamos a veces demasiada atención, algún extracto llega de ciertos programas para consumo excesivamente rápido. Lo que ya rebosa el vaso, reflejado según dicho texto en las crónicas de Telemadrid, es que la inefable y ridícula Ayuso, junto a la plana mayor de esta maléfica derecha que padecemos en este indescriptible país, siguen negando que haya un genocidio en Gaza. Esto lo realizan por intereses que, afortunadamente, ya se han denunciado para quien quiera verlo. Es posible que lo del PP ya se pase de castaño oscuro cuando gobierna, ya que hay que recordar que el repulsivo Aznar puso directamente a un tipo del partido al frente de RTVE, aunque ahora él, sin asomo de desvergüenza, se esfuerce en denunciar la manipulación de Pedro Sánchez en la televisión pública. Dicho esto, mi lúcida condición ácrata me hace preguntarme si no hay algún gobierno que no haya usado los medios públicos para sus propios intereses. Es más, resulta francamente complicado que el poder dé voz a un discurso que lo cuestione, máxime en una sociedad jerarquizada, solo de apariencia plural y liberal, con continuos intereses políticos y económicos.
Alguien dirá que existen grados de instrumentalización y de manipulación, pero siempre argumento lo mismo en esa pertinaz controversia en que gobiernen unos, seguro que no muy buenos, u otros, quizá peores. Yo lo que quiero es estar sano, no que me cambien una dolencia por otra (supuestamente) menos mala; si alguien razona que la salud completa resulta imposible, diré que puede ser, pero que al menos yo quiero ser responsable del tratamiento de mi enfermedad. Bueno, basta de metáforas y analogías de andar por casa y sigamos con el tema que nos ocupa. ¿Los gobiernos del PSOE, a diferencia de los del PP, han asegurado una televisión pública mínimamente decente y plural? Insisto en que no puedo hablar por los últimos años, aunque sí recuerdo episodios vergonzosos en las distintas administraciones encabezadas por el especialmente pernicioso Felipe González. Eran otros tiempos, de acuerdo, la sociedad ha cambiado mucho a nivel mediático, vale, pero lo cierto es que de aquellos polvos políticos y económicos llevados a cabo por gobiernos supuestamente progresistas, estos lodos. Reconozco que este irreductible temperamento ácrata mío me hace ser tremendamente subjetivo, aunque yo al menos lo reconozco y no caigo en el maniqueísmo tan atroz de otros. Aceptado que, en mayor o menos grado, los que mandan cuidan de sus intereses en la propaganda. Aceptado también que la profesión periodística, tal vez hoy más que nunca, resulta algo más que cuestionable solo con algunas gloriosas excepciones. Pero, hay algo que me preocupa mucho más y es la aceptación del profundo papanatismo de una masa cada vez más acrítica. Antaño, cuando dicha propaganda tenía vías mucho más concretas la manipulación se producía de una manera más evidente, de acuerdo.
Hoy, con toda una revolución tecnológica e informativa en sociedades mal llamadas avanzadas, cómo es posible que gran parte del personal siga refugiado en su propia estupidez y negación de lo evidente. Lo preocupante no es lo lógico, el hecho de que los poderosos cuiden de sus intereses proporcionando una información adecuada a ello. Lo verdaderamente preocupante es que cada vez esté más extendida la ausencia de espíritu crítico, por no hablar del respeto a unos mínimos principios y moralidad que te empujen a cuestionar, incluso con más ahínco, a los que tú mismo has colocado en el poder y no a justificar todo lo que hagan. Relacionado con ello a nivel mediático está la condenada burbuja ideológica, que se genera a diestra y siniestra para consumo, casi de forma exclusiva, de aquello que confirme lo que ya pensamos o creemos de antemano. ¿Es que, por ejemplo, no puede haber personas de derechas que denuncien sin ambages los crímenes del Estado de Israel? Y pongo este ejemplo por ser algo de actualidad que urge actuar para acabar con ello, pero otros ejemplos pueden ponerse en la órbita izquierdista con personas, solo supuestamente, más críticas. Sí, creo que está muy expresado, el llamado sapiens por ignotos motivos tiende a una mezcla de papanatismo con aceptación acrítica. El problema no es tanto que haya una clase dirigente que mienta y manipule, sino el hecho de aceptar que lo hacen a sabiendas de que hay una masa receptiva a ello. He tenido, infinidad de veces, que escuchar todo tipo de estupideces sobre mi naturaleza ácrata, pero lo que la que la hace ser lúcida, en primer lugar, es en el hecho de cuestionar el discurso de cualquier tipo de autoridad. Solo por eso, todos deberíamos ser algo anarquistas en lugar de correr raudos a formar parte de esa masa aborregada presta a ser manipulada para no sé muy bien qué tranquilidad existencial.
Juan Cáspar
https://exabruptospoliticos.wordpress.com/2025/09/27/manipulacion-y-papanatismo-por-doquier/