El nombre real de María “la Jabalina” era María Pérez Lacruz. Nació el 3 de mayo de 1917 en Teruel (Aragón), hija de Manuel e Isabel, y su mote proviene de que su familia provenía de la zona de Jabaloyas, en la Sierra de Albarracín. Debido a la necesidad económica, la familia de trasladará en 1923 a la ciudad portuaria de Sagunto, en Valencia, y María tendrá que trabajar ya a corta edad ayudando en un puesto de verduras, junto a sus cinco hermanos, y limpiando en una casa ajena. En 1934, con 17 años, entrará a formar parte de las Juventudes Libertarias y, tras el alzamiento fascista en julio de 1936, se incorporará a la Columna de Hierro y participará, como enfermera, en la creación de un hospital de campaña.
Hay que decir que muchas mujeres se unieron como enfermeras a la mítica Columna de Hierro, pero también se equipararon a sus compañeros al usar un fusil para combatir a los fascistas. Hay que destacar el grado de conciencia y desarrollo social alcanzado por las mujeres en aquel momento revolucionario en aras de la liberación social, política, económica y sexual. En noviembre de 1937, la columna se disolvió en el ejército regular de la República aprobándose un decreto que prohibía la presencia femenina en los frentes de batalla. Durante la batalla de Teruel, en agosto de 1936, María será herida en una pierna y permanecerá hasta finales de año el Hospital de Valencia. Posteriormente, se quedará en la retaguardia trabajando en una fábrica de armamento en Sagunto y, más tarde, en la localidad murciana de Cieza colaborando en la industria siderúrgica.
Tras el triunfo franquista, María se encontrará embarazada y tratará de pasar desapercibida; fue finalmente detenida el 23 de abril de 1939 por la Guardia Civil en Puerto de Sagunto, le afeitaron la cabeza y le hicieron desfilar por las calles. Después de negarse a ratificar una declaración con hechos falsos, será encerrada en prisión. Durante el proceso, a María se le acusó de “auxilio a la rebelión”, algo muy habitual en las tribunales franquistas tergiversando totalmente la historia; además, a María también se le culpó de “carácter libertino”, de ser una mujer exaltada, de quema de iglesias, asaltó a la prisión de Castellón (y de la muerte de varios guardias de la misma), así como del asesinato de varios sacerdotes, un diputado y hasta un consul boliviano, que al parecer nunca existió. Todo ello, a pesar de las declaraciones del director del Hospital de Valencia asegurando que María, en el momento de cometerse esos supuestos crímenes, se encontraba hospitalizada curándose de sus heridas de guerra, y de otras personalidades que aseguraron que no participó en crimen alguno.
El 4 de noviembre de 1939, en su cuarto mes de gestación, María será trasladada al Hospital Provincial de Valencia por problemas de salud. En enero de 1940, será dada de alta, después de haber tenido el niño; María nunca vio a su hijo, ya que se lo arrancaron de sus brazos nada más nacer. Como tantos otros casos durante el franquismo, no se volvió a saber nada de la criatura; como tantos hijos de presas en las cárceles franquistas, fue robado y entregado en adopción. María retornó a los calabozos del Gobierno Civil de Valencia y el 18 de enero será ingresada en la Cárcel Provisional de Mujeres del convento de Santa Clara; finalmente, tras tres años de continuos malos tratos, el 16 de enero de 1942 será trasladada a la Prisión Provincial de Mujeres de Valencia.
El 28 de julio de 1942, María fue juzgada en consejo de guerra y, sin poder probar ningún crimen, fue condenada a la pena de muerte por “adhesión a la rebelión” y “desafección al Movimiento”. María Pérez Lacruz, “la Jabalina”, a la edad de 25 años, fue fusilada el 8 de agosto de 1942 en el campo de Tiro de paterna junto a un grupo de seis hombres. Manuel Girona Rubio escribió la biografía Una miliciana en la Columna de Hierro: Maria “la Jabalina” donde se demuestra de manera fehaciente la inocencia de María refutando una a una todas las acusaciones lanzadas contra la joven anarquista y demostrando la falsedad de los cargos; un vil asesinato, como tantos otros producidos en los consejos de guerra franquistas sedientos de sangre y sin justicia alguna.
Además del libro mencionado, existe una novela sobre María escrita por Rosana Corral-Márquez, llamada de manera significativa Si me llegas a olvidar, y una obra de teatro escrita por Lola López, María La Jabalina (1917-1942) (también, dejo un enlace a un vídeo de la obra). Ha habido también homenajes por parte de asociaciones de mujeres y se ha conseguido que en Sagunto, en el Barrio de La Pinaeta, haya una calle con el nombre de María. Este mismo año 2023, acaba de publicarse también la novela gráfica María la Jabalina, de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou, que reavivan esta historia terrible a través de otro medio tan válido como cualquier otro; una historia como las de tantas otras de mujeres silenciadas en este país, que lucharon por un mundo mejor. Seguiremos presentando batalla cultural haciendo un ejercicio de memoria, que tanto se necesita en este país.