El semanario francés Charlie Hebdo, una vez más, nos ha abierto el camino de la lucidez a través del siempre agradecible humor satírico; con doble mérito, dado el tema, si ellos mismos fueron víctimas de los fanáticos violentos religiosos. A propósito de la llegada al poder en Afganistán de los repulsivos talibanes, la publicación gala nos obsequia con una imagen, acompañada de la leyenda «Talibanes. Es peor de lo que pensaba», en la que puede verse a mujeres afganas con burka y, en la espalda, con el número y nombre del astro futbolístico Lionel Messi. Los profanos en enajenantes cuestiones balompédicas, como es mi caso, requieren tal vez una explicación y, por supuesto, os la voy a dar. El fenómeno argentino ha fichado recientemente por el club galo Paris Saint Germain (en adelante, PSG), cuyo dueño es desde 2011 el multimillonario qatarí Nasser Al-Khelïfi, cuya fortuna creo que adquiere proporciones tan astronómicas como la del propio Messi. Lo que nos expone lúcidamente Charlie Hebdo es un argumento que se sostiene desde hace muchos años y es que Qatar, mediante dinero y armas, financia el terrorismo islámico a veces concretado en forma de regímenes.
Al-Khelïfi, presidente del PSG, tiene vínculos con la familia del emir de Qatar; ergo, el Estado qatarí parece ser la mayor fuente de financiación de dicho club. Hay quien ha dicho que el fichaje del astro argentino, que al parecer puede ser la mayor estrella futbolística de todos los tiempos, ha sido principalmente una estrategia política y un lavado de imagen por parte de Qatar. Recordemos también que, como parte de este proceso, el PSG ya había fichado a no pocas estrellas mundiales; una de las cuales este año ha sido el inefable defensa hispalense Sergio Ramos, hasta hace poco perteneciente al Real Madrid, cuyo todopoderoso presidente es líder en este indescriptible país amañando contratos. No dejemos de lado que Qatar, cuyo régimen no es muy amigo de los derechos humanos y ha sido acusado de financiar el terrorismo islámico, será la sede del próximo mundial de fútbol en 2022. El PSG no es el único club de fútbol vinculado a regímenes y empresas de Oriente Medio, entre ellos lo han sido algunos españoles de gran capital en forma de patrocinadores, por lo que este inefable país nuestro apoyó la candidatura de Qatar como sede del Mundial.
Diversas organizaciones internacionales llevan tiempo denunciando la cruenta explotación de trabajadores inmigrantes en Qatar, fundamental para edificar las infraestructuras que harán posible los alienantes enfrentamientos balompédicos, así como la situación de discriminación de las mujeres y personas de diferente condición sexual. A todas estas denuncias ya mencionadas sobre Qatar, se une la del soborno a personalidades de la FIFA, la federación internacional futbolística que organiza los condenados mundiales estos. Una vez más, el deporte de masas y su peculiar universo de botarates mediáticos, estrechamente vinculado con regímenes detestables y con una globalización capitalista que sume en la necesidad a gran parte de la población mundial; todo ello, para mantener entretenido a gran parte del personal, más bien papanatas y acrítico, y que se muestre incapaz de percibir el horror cotidiano. Recordemos también que Qatar es un pequeño país de enorme riqueza, basada en un petroleo que terminará por agotarse, por lo que resultan lógicas sus planificadas estrategias para diversificarse, tanto en lo económico como en lo político. En este campo, Qatar ha sabido mantenerse en un delicado equilibro, siendo aliado de unos Estados Unidos, en supuesta guerra contra el terrorismo islámico, que acaba de dejar Afganistán en manos de los talibanes. Creo que todo dicho y explicado.
Juan Cáspar