Durante la dictadura militar que sufrimos cuarenta años, a los vencidos se nos secuestró, asesinó y encarceló durante largos períodos en sus sombrías cárceles. La de Carabanchel fue una de sus atrocidades más duras, la edificaron los presos que terminarían entre sus muros. Y durante la democracia vigilada que padecemos, que dura otros tantos años, nos han arrebatado la memoria.
La Fundación Aurora, que defiende la ideología anarquista, de larga tradición en España, en su afán de recuperar esa memoria histórica secuestrada los últimos ochenta años, ha decidido no solo colaborar, sino también editar este libro que hace un recopilatorio extenso sobre lo que fue la represión de la dictadura durante la existencia de lo que denominaron Tribunal de Orden Público (TOP). Orden Público, palabras que muestran una perversidad enorme en sus bocas.
En este periodo los trabajadores afiliados a las organizaciones libertarias, comunistas, socialistas, y nacionalistas vascas y catalanas, han sufrido una represión atroz por defender los derechos básicos de libertad sindical, asociación, opinión…
El autor de este libro, con el que compartimos años de prisión, ha desarrollado una extensa y laboriosa labor de recopilación, y ha conseguido que ideologías que han estado enfrentadas se puedan unir para un objetivo común: la recuperación de un periodo que algunos tratan de ocultar. Si no conoces tu historia es difícil que no se vuelvan a repetir los mismos errores.
Bien es sabido que los anarquistas hemos estado en posiciones contrapuestas a las de diversas organizaciones que apoyan este libro, pero nos parece fundamental que quienes hemos sufrido la dictadura defendamos el derecho a que se conozca una historia ocultada.
Coincidimos en que la dictadura nos reprimió a todos por igual. La izquierda, con sus enfrentamientos ideológicos y ese afán cainita de buscar siempre lo que la divide en vez de aquello que la une, ha perdido muchas veces de vista el objetivo fundamental. Que el enemigo es otro. Este libro puede ser un pequeño ejemplo para que podamos colaborar en situaciones y objetivos concretos.
Hoy existen grupos políticos pertenecientes a la derecha que se nos presentan con discursos democráticos, cuando lo que intentan es volver al pasado. Tenemos que recordar que el Partido Popular, heredero de Alianza Popular, fue fundado, entre otros, por seis ministros de la dictadura cuyos gobiernos firmaron sentencias de muerte.
No nos mintió el general. Al día siguiente del fallecimiento en cama del dictador, que ya nos avisó de que TODO ESTABA ATADO Y BIEN ATADO, los mismos jueces, policías y militares que nos habían perseguido, siguieron juzgándonos y deteniéndonos como si nada hubiese cambiado. Hasta que en 1977 se decretó la Ley de Amnistía y gran parte de los presos políticos fueron excarcelados. Pero esta salida estaba condicionada también a la Amnistía de todos los crímenes que el régimen había cometido.
Se dejaba sin resolver el tema de los miles de desaparecidos y muertos en las cunetas. Después de Camboya, somos el país del mundo con más enterrados en fosas comunes sin que las víctimas hayan sido identificadas ni sepultadas dignamente por sus familias.
La recuperación de nuestros muertos en las cunetas es casi imposible. La judicialización de las fosas comunes o del nombre de las calles dedicadas a golpistas y asesinos, se ha dejado en manos de unos jueces intocables que pasaron de fieles servidores de la dictadura a servidores de la democracia, y dictan sentencias según sus propias ideologías. En muchos de los casos en que han sido retiradas de las calles esas placas, sentencias judiciales las han repuesto considerando que se PODÍA DAÑAR A LAS FAMILIAS y su honor… mientras olvidaban la memoria y el honor de los asesinados. Nos queda mucho por hacer. Que la luz salga del túnel para los perseguidos.
Eloy Martín Nieto Ex preso político
Representante de Memoria Histórica de la Fundación Aurora