Desde comienzos del siglo XX, los estudios sobre la correlación entre inteligencia y religiosidad se suceden. Las conclusiones a día de hoy, sin que sean un factor determinante en cualquier caso, y con muchos matices como veremos más adelante, parecen ser que las personas más inteligentes acaban apartando definitivamente la religión y la idea de Dios (o de dioses).
Insistiremos, una vez más, en que existen mecanismos que explican que gente inteligente (y empleamos este apelativo de manera generalizada) crea en cosas absurdas y acabe realizando, de una manera u otra, actos más bien necios. Cómo es posible que existan tantas estupideces en la sociedad, al alcance de cualquiera y que las personas las acaben consumiendo. Se dice que inteligencia y racionalidad son cosas diferentes; es decir, uno puede ser extremadamente racional y no ser especialmente inteligente, y vicecersa.Seguir leyendo Aprendiendo la racionalidad→
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general