Muchas veces, los anarquistas han criticado el culto a la personalidad común a las dictaduras de signo diverso, pero coincidentes en la exaltación paroxística del jefe. Si “Mussolini siempre tiene razón” era el eslogan que identificaba en el Duce al régimen fascista, otras frases similares rodeaban a las figuras de Hitler o de Stalin. Seguir leyendo Guerra y anarquismo. Durruti y el laberinto bélico