El Local Anarquista Motín lleva 3 años de andadura. Está situado en el número 47 de la calle Matilde Hernández, en la ciudad de Madrid, y abre de lunes a jueves de 18-21h, por si quieres pasarte a conocer el proyecto en persona. Si en cambio, quieres enviar alguna sugerencia o propuesta, puedes hacerlo a través del mail localanarquisamotin@riseup.net o si quieres consultar su web, a través de www.localanarquistamotin.noblogs.org
1.- ¿Quienes sois y porqué decidisteis empezar con un local anarquista en Carabanchel? ¿Cuánto tiempo lleváis? ¿Qué actividades se desarrollan en el local?
El local empieza a funcionar en diciembre de 2016, fruto de la confluencia de individualidades anarquistas y las Juventudes Libertarias de Madrid del período de 2012-2017, que tras el ciclo represivo que golpeó al anarquismo en los años de la crisis, decidieron emprender un proyecto de espacio anarquista. El objetivo era dotarse de una herramienta como un espacio que sirviera como lugar de reunión y expresión de las distintas sensibilidades que dieron vida al espacio, dentro de unas líneas comunes que sirvieran como base y nexo del proyecto.
Se eligió tener un local en régimen de alquiler frente a la posibilidad de okupar un espacio por tener la posibilidad de contar con un sitio más estable (a priori) y poder albergar en su interior proyectos que no tuvieran que empezar de cero tras un desalojo. Esto no significa, claro está, que tanto el proyecto de Motín como sus individualidades no apuesten por la okupación como fórmula y herramienta de ataque al orden social y a la propiedad. No reducimos nuestra actividad al local que, como decimos, es un proyecto y una herramienta que sirve a la lucha anarquista insertada dentro de un todo más grande.
Al local se le ha dado una doble utilidad: en primer lugar como lugar de difusión y encuentro de una serie de ideas y prácticas (charlas, debates, mesas de propaganda, puntos de información, biblioteca, archivos, etc.) y en segundo lugar como punto de reunión y encuentro de grupos, colectivos y otros proyectos.
Las actividades han sido muchas y variadas, desde charlas de apoyo a compañeros presos, experiencias anarquistas de otras geografías (hemos contado con compañeros de Francia, Argentina, Grecia, EE.UU., Chile), temáticas como el antimilitarismo, la okupación, el cuestionamiento del tecnomundo, el antinacionalismo, la crítica a la democracia, la presentación de publicaciones anarquistas, etc. hasta actividades insertadas en otros jornadas y actividades que trascendían el propio local, como las jornadas de “Fuck Fascism Fuck Democracy”, la “Primavera Libertaria”, el “Mundialito Antirracista de Carabanchel” y más recientemente, las jornadas que se organizaron en Motín y en el Espacio Anarquista La Emboscada de Tetuán “Un mar de posibilidades en el desierto de hormigón: ciudad, territorio e insurrección”. Como explicamos más abajo, estas actividades no parten de la asamblea gestora, sino que son fruto de la utilización del espacio como herramienta para otros proyectos.
2.-¿Cómo funciona el local? ¿Cómo lo gestionáis?
El funcionamiento del local es bastante sencillo. Los distintos miembros del proyecto forman una asamblea que se encarga de labores de gestión (biblioteca, permanencias, tareas de mantenimiento, etc.) y asuntos que afectan a todo el local, como puede ser la organización de las jornadas de aniversario, cuestiones de difusión genérica del local (como el boletín “Amotinadxs”) y otros proyectos vinculados a las posibilidades que te otorga tener un espacio a modo de herramienta. Esa asamblea también recibe las propuestas de actividades externas.
Sin embargo, en cuanto a las actividades organizadas por los miembros del local, no suelen pasarse por la asamblea. Es tan sencillo como reservarse la fecha en el calendario del local. Conocemos la línea discursiva del local, con la que todos estamos de acuerdo, y si la actividad se enmarca dentro de esa línea, no se trata en la asamblea. Si la persona que la propone cree que la propuesta puede causar “polémica”, se trata entre el resto de los miembros del local. El objetivo es reducir los tiempos asamblearios, que muchas veces sobrecargan e incluso pueden llegar a burocratizar y ritualizar la asamblea como herramienta.
3.- ¿Qué proyectos permanentes albergáis en el espacio?
Por un lado tenemos la Biblioteca Anarquista Agustín Rueda, que está abierta a cualquier persona que se pase por el local y quiera leer, necesite un libro para escribir un artículo, etc. Tenemos desde clásicos anarquistas a novelas que hemos considerado relevantes, pasando por todo un espectro de diferentes tipos de contenido.
También tenemos un archivo de fanzines y publicaciones que está disponible para leer mientras el local esté abierto o para fotocopiar, así como otra serie de archivos que están en proceso de catalogarse. Por otro lado tenemos distintas distribuidoras anarquistas, donde tenemos diferentes publicaciones, periódicos (como este mismo que está entre tus manos), panfletos, pegatinas, libros, camisetas, etc. Y por último disponemos de un espacio de información sobre compañeros presos y represaliados alrededor de todo el globo, que mantenemos lo más al día posible con la información que tenemos al alcance, direcciones para escribirles etc.
4.- ¿Qué opinión tenéis sobre el actual panorama político: gentrificación, gobierno del cambio, mayor control social, etc? ¿Y cómo pretendéis incidir con esta herramienta en concreto?
La ciudad de Madrid está siendo atravesada por profundos cambios estructurales, cambios que vienen de la mano de las nuevas tecnologías y su hiperconectividad para hundirnos aún más en la alienación que sufrimos por el simple hecho de vivir en una metrópoli, siempre arrastrados por los ritmos de las mercancías (trabajar para conseguir dinero, conseguir dinero para poder consumir, consumir para aguantar el trabajo).
Esta realidad mercantil se impone de mejor manera con la quiebra de los lazos comunitarios que han sufrido su golpe de gracia con la utilización en masa de redes sociales y servicios de mensajería móvil, y esta mentalidad del nuevo siglo en la cual sólo importa lo inmediato y lo superficial. Pero la alienación y el control también necesitan de la reestructuración urbana, modificando los barrios como si de construcciones de Lego se tratase, siempre buscando el mayor beneficio. Las calles ya no son lugares de reunión sino de consumo o tránsito, y lo podemos ver con la constante apertura de negocios modernos y poco asequibles para la mayoría de la población en las avenidas principales, acompañado siempre del acoso policial y las cámaras de vigilancia. De ésta manera, el control social se hace cada vez más general, las actitudes y acciones que escapan de los ritmos de las mercancías son erradicadas con mayor facilidad. Por eso los alquileres suben cada vez más, se derriban casas, las inmobiliarias se esparcen como malas hierbas y vamos viendo cómo poco a poco nuestro barrio, nuestra ciudad, no está hecha para nosotros sino para gente con dinero, turistas y empresarios. En Madrid, el llamado “Ayuntamiento del cambio” ha jugado un papel clave en este proceso de gentrificación. Poniendo su foco en el centro, más concretamente en los barrios de Malasaña, Chueca y Lavapiés, han convertido esta zona en una atracción turística: locales modernos y ecológicos, una Gran Vía peatonal que le ha dado aún más carácter de centro comercial, represión policial y muchas cámaras que den seguridad a los visitantes. Por su parte la Operación Chamartín es una conversión de esa zona en un centro neurálgico de la ciudad (lo dicen tal cual en el proyecto https://distritocastellananorte.com/elproyecto/) para fomentar la imagen de Madrid como una metrópoli moderna y tecnológica y así atraer negocios. La realidad sigue siendo que mientras se vende un Madrid “chachi” y “cuqui”, la gran mayoría de la gente que vivimos aquí nos arrastramos por un trabajo mal pagado (o más de uno) con el que no llegamos ni a pagar los alquileres en alza por este proceso gentrificador. El nuevo Ayuntamiento del PP hará más de lo mismo, pero con un tono menos guay y menos inclusivo, porque al final la política no es más que un teatro donde interpretar distintos papeles para mantener la esencia del Estado y la autoridad. Las subvenciones perdidas de unos convertidas en llanto no nos conmueven, nuestra guerra es contra cualquier fuerza política que pretenda gobernarnos y regir nuestras vidas. Tener un local anarquista abierto en un barrio como Carabanchel, barrio obrero afectado por las garras de la gentrificación y su consiguiente control social, nos parece muy importante. Queremos incidir en esta realidad que nos ha tocado vivir, tener un espacio de donde salga un mensaje combativo contra el orden establecido, donde reunirse y poder pararse a reflexionar. Un espacio de lucha, un lugar desde donde partir para crear proyectos e iniciativas. Luchar contra la ciudad desde la ciudad, tomar Madrid para nosotros en nuestros términos.
5.- Carta blanca: os dejamos que comentéis lo que os apetezca y os mandamos un fuerte saludo. Esperamos que sean muchos años más de Local Anarquista Motín.
Motín es una herramienta al servicio de los y las anarquistas. Como proyecto, hemos ido aprendiendo y sorteando muchas situaciones a lo largo de nuestra andadura, siempre con la mentalidad de contribuir desde la humildad al conflicto y a la revuelta contra este mundo de miseria. Es algo que tenemos muy claro: Motín funciona como herramienta dotada de un contenido que emana de los principios y prácticas anarquistas que buscan socavar los pilares de este mundo de explotación y miseria, al margen de todo cauce negociador y conciliador con el Estado y sus representantes. Esperamos que sirva para todo tipo de luchas y frentes que se enfoquen dentro de los marcos de la lucha contra el Estado y alejados de cualquier signo de autoridad y jerarquía.
Poco más que decir, aquí estamos. Viva la anarquía.