Hay gente que está frustrada por las cosas que nunca pudo hacer: normalmente por sacrificio. Por estar jodidos atendiendo padres, hijos, trabajos, cuñados, mascotas, propiedades… Yo no soy de esos. Yo estoy frustrado por las cosas que puedo hacer y no hago, porque no me da el cuerpo pa ello.
Yo hubiera querido ser marinero. Pues no pudo ser, porque la primera vez que me monté en barco de gasoil, en la procesión de la Virgen del Mar, me cogí tal mareo de muerte que desde entonces… Ni en pedaló me subo. Tres días dando vueltas todo, peor que en la Nochevieja del 63
Otra cosa que me hubiera gustado, es ser músico. Hoy, pasados más de ochenta o noventa años de mi primera guitarra, he decidido que tocarla no es lo mío. Aunque soy capaz de entonar canciones con un resultado que pa mí se queda, me he dado cuenta de que cuando llevo siete minutos tocando, me duermo. Y así es imposible progresar.
También me apasiona la ciencia. Pero es que resulta que a duras penas soy capaz de dividir con decimales. No entiendo ni el pijo de fórmulas, y si leo el enunciado de un problema de esos que empiezan con un «Juan tiene el doble de la edad de Pedro que cuando su padre cumpla cincuenta años, Pedro tendrá tres veces la de María…». ¡Mierda! ¡Yo qué sé de Juan, de Pedro y de sus muertos! ¡La hostia!
Y como eso, pues con todo. Me cogí El Capital con mucha ilusión, y al tercer o cuarto párrafo empecé a desvariar pensando en qué estaría haciendo mi amiga Manolita. Un desastre, o sea, muy poco proletario. Y hubiera querido ser un gran médico, pero no me dejaban saltarme lo de la Universidad. O salvar negritos en las misiones, pero no entiendo la teología. O hablar ruso, que me hice el curso básico y va y se hunde la URSS. O bombero, pero al parecer lo mío es quemar cosas y no apagarlas.
Pero todo el mundo tiene un don, joder. ¿Con qué cosa me dotó la naturaleza? Con la fuerza. ¿Tienes que levantar sacos, abrir agujeros, derribar paredes, cribar arena, cargar tubos, arrastrar pesos, cortar caña, subir calderos, limpiar escombros? Yo soy tu hombre. Y también, tengo una extraña capacidad para montar y desmontar máquinas. Y además poseo un aguante y una paciencia que te cagas. Y nada me da asco. O sea, que si hay alguna porquería enorme, ya sabéis quién la recoge.
¿Qué clase de don absurdo es ese? Mi cabeza me dice que en todo esto, hay un gran malentendido, un error muy gordo. Tengo otras vocaciones: de líder, de millonario, de deportista de élite, de escritor de renombre, de evasor de impuestos… Pues no sirvo pa eso. Y en ideología… Anarquista. Ay madre. ¿No es un chiste? ¿Por qué Dios mío, por qué, por qué no me hiciste liberal, o del PSOE, o de Ciutadans, o de la CUP, o de la polla en vinagre, por qué? No puedo ni venderme poniendo carteles de «estoy disponible para corromperme». Lo he intentado. Y no me compran. Desconfían de mí. Muy sospechoso.
En fin, todos tenemos frustraciones personales. Pero en mi caso, no me quejo, porque son mucho peores que las de ustedes, que no hacen lo que quieren hacer pudiéndolo hacer, porque siempre tienen algo que hacer.