ANARQUISMO INTELIGENCIA ARTIFICIAL

La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco)

No deja de sorprenderme la facilidad e inconsciencia con la que nos entregamos a todo aquello que tiene que ver con lo digital, lo cibernético, lo algorítmico en cualquiera de sus modalidades. En este caso, estamos ante un libro en el que Miguel Benasayag y Ariel Pennisi dialogan sobre la Inteligencia Artificial (IA)1.

Ahí van algunas notas sobre el libro que me parecen lo suficientemente motivadoras como para generar interés por el libro y por la reflexión sobre cómo afrontar los cambios que supone la IA en las luchas y las resistencias que debemos impulsar si no queremos acabar como zombis siervos de las máquinas.

La hipótesis del libro es que hay una singularidad de lo vivo y que una de las principales diferencias con el funcionamiento digital y algorítmico, es que la singularidad de lo vivo no está dada por el nivel de información que puede manejar una inteligencia, sino por el principio orgánico de autoafectación, entre otros aspectos. El principio de autoafectación es un principio de roce a partir del cual es posible pensar continuidades materiales y discontinuidades de funcionamiento como formas concretas de generación de conocimiento sensaciones y, en el fondo, sentido. La máquina no puede autoafectarse.

El cerebro humano no piensa, no secreta el pensamiento; el cerebro y el cuerpo entero, con todas sus relaciones, desde el biotopo intestinal hasta el contexto histórico, participan de la interfaz, ya que ninguno de los vectores produce por sí mismo al pensamiento simbólico.

La IA funciona como un mecanismo sin frotamiento, que no tiene relación con la experiencia. Mientras más vayamos en la dirección de la delegación de funciones en la máquina, más avanza el aplastamiento del cuerpo. La máquina coloniza el «campo biológico» y cuando lo hace empobrece la capacidad de comprensión (que es un fenómeno corporal, es con el cuerpo que se comprende, mientras la máquina maneja información).

Tenemos que entender la vigilancia a través de la IA como una nueva arma de poder que cambia por completo el paisaje, el terreno y la situación. Es un reto para todas las formas de protesta, la vigilancia algorítmica exhaustiva y el reconocimiento facial generalizado parecen echar por tierra cualquier atisbo de resistencia. La crítica por la izquierda tiene que comprender que cuando estamos en el mundo algorítmico ya no estamos en el mismo mundo en el que creímos estar.

La virtualización de la vida tanto como la desmaterialización nos debilitan. Conforme menos estímulos sensoriales tenemos, menos comprendemos y estamos en peores condiciones para establecer diferencias entre lo verdadero y lo no verdadero.

Tenemos que construir un mundo de acuerdo a nuestra naturaleza, con los cuerpos, el deseo y también la idiotez. Tenemos que asumir la complejidad de lo vivo, donde no hay un hombre nuevo que valga, teniendo en cuenta el desastre que fue el racionalismo y que nosotras necesitamos una sociedad con despelote, porque sin despelote, la transparencia y la calculabilidad de la máquina no son vivibles para nosotros.

Laura Vicente
https://pensarenelmargen.blogspot.com/2025/06/la-inteligencia-artificial-no-piensa-el.html?m=1

  1. Miguel Benasayag/Ariel Pennisi (2024-4ª edición): La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco). Buenos Aires, Prometeo. ↩︎

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