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¿Qué pasa en Macedonia?

El pasado 5 de mayo en Skoplie, capital de la República de Macedonia, alrededor de 3.000 personas se han concentrado frente al palacio del Gobierno en una protesta, convocada a través de las redes sociales, contra la brutalidad de la policía.


Para avivar la protesta, el partido principal de la oposición, la Unión Socialdemócrata de Macedonia (SDSM) había publicado una serie de conversaciones que demostraban las grandes responsabilidades del Gobierno de Nikolái Gruevski en ocultar la verdad sobre la muerte de Martin Neshkovski y en proteger a los agentes de las fuerzas especiales de la policía que lo asesinaron. El 6 de junio de 2011, en la plaza central de Skoplie en la que el partido todavía en el poder celebraba su victoria electoral (Organización Revolucionaria Macedonia – Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia, VMRO-DPMNE, partido nacionalista de derechas), las fuerzas especiales de la policía asesinaron a Martin Neshkovski, de 21 años, presente en la plaza y desarmado, y ocultaron el cadáver. El Gobierno y la policía negaron desde el principio cualquier responsabilidad en el homicidio, mientras en la calle se organizaban manifestaciones contra la violencia policial.

De manera que la publicación de las conversaciones ha reabierto el asunto del asesinato de Neshkovski, reavivando la rabia contra la brutalidad de la policía; pero también ha mostrado claramente la responsabilidad del Gobierno, llevando la protesta al terreno antigubernamental. El partido de la oposición que ha publicado las grabaciones, el SDSM, que preparó desde hace tiempo para el 17 de mayo una jornada de protesta contra el gobierno VMRO-DPMN, es verdad que ha jugado la carta de la interceptación para ejercer posteriores presiones sobre el Gobierno. Las protestas de los días pasados todavía no pueden ser consideradas solo en la dinámica de la confrontación entre los dos principales partidos políticos macedonios.

En los últimos años algunos procesos han incidido fuertemente en la sociedad macedonia, desarrollando un activo tejido social y formas de participación fuera de los partidos. Esto ha sido posible gracias también a la maduración de experiencias de lucha como la protesta de 2011 contra el asesinato de Neshkovski o como el movimiento estudiantil que el pasado invierno ha renacido con la ocupación de las facultades, declaradas Zonas Autónomas, para parar la reforma universitaria emprendida por el Gobierno.

La manifestación del pasado 5 de mayo “Contra el ocultamiento y las mentiras sobre el homicidio de Martin Neshkovski – Stop a la violencia policial” en Skoplie, ha reunido en la calle a millares de personas, sobre todo jóvenes, interpretando también un descontento más amplio.
Ya desde el 5 de mayo la protesta ha estado señalada por nuevas violencias policiales. La manifestación, que contaba con alrededor de 3.000 participantes, se inició de forma pacífica, si bien la tensión era alta; se gritaron consignas y los manifestantes rodearon el edificio del Gobierno, protegido por la policía antidisturbios, lanzando huevos, patatas y piedras. De pronto, la protesta asumió una clara connotación antinacionalista: aparecieron y se hicieron ondear banderas de Macedonia, Albania y Serbia atadas juntas.

Esta situación se alargó durante algunas horas, los manifestantes continuaban gritando consignas contra el Gobierno, la policía y el jefe de las fuerzas especiales, intentando de tanto en tanto acercarse al palacio.
La situación se precipita cuando llega un pequeño grupo de personas con la cara tapada y comienzan a lanzar piedras contra la policía. Muchos manifestantes se unieron al grupo lanzando piedras a su vez, y la policía reaccionó rápidamente empujando a los manifestantes a la calle contigua, empleando las tanquetas con manguera y lanzando gas lacrimógeno. Algunos manifestantes se tendieron en el suelo para parar a la policía, que avanzó pisoteándolos y moliéndolos a patadas.

Los manifestantes han intentado resistir formando barricadas con los contenedores de basura y arrojando a la policía todo lo que encontraban. Frente a esta resistencia, la policía ha cargado y perseguido con violencia a los manifestantes a lo largo de la calle, empujándolos hacia otra dotación de agentes y medios antidisturbios. Estrechados en la calle entre los dos dispositivos, los manifestantes han escapado por las calles laterales, dividiéndose en pequeños grupos. La policía entonces ha iniciado una auténtica caza al hombre, haciendo irrupción incluso en la biblioteca pública, persiguiendo a un manifestante y amenazando sin motivo a quienes se encontraban leyendo. Algunos grupos de manifestantes, junto a varios abogados voluntarios, se reunieron después frente al Parlamento y ante una de las comisarías de policía en la que se encontraban algunos de los detenidos durante los sucesos. Al final se han contado 50 detenidos, decenas de contusionados y heridos leves, y un manifestante ha tenido que ser hospitalizado.

Las protestas continuaron al día siguiente, 6 de mayo, pero los manifestantes que se dirigían al palacio del Gobierno han encontrado todas las calles bloqueadas por la policía y se han dirigido al Parlamento, donde se había colocado la policía para proteger el edificio. Los manifestantes, temiendo que un desarrollo de la protesta pudiese provocar una reacción todavía más violenta por parte de la policía, han intentado aislar y parar a los provocadores, que llevaban bolsas llenas de piedras, algunos de los cuales eran miembros conocidos de la organización juvenil del partido del Gobierno, el VMRO-DPMNE, o de grupos ultras del fútbol, todos nacionalistas y algunos abiertamente nazis. Los provocadores al final llegaron a atacar a la policía. En ese momento, la manifestación se disolvió para evitar sufrir la represión brutal del día anterior.
El 7 de mayo la gente volvió a la calle, si bien la manifestación fue menos numerosa. La policía nuevamente bloqueó las calles del palacio del Gobierno y los manifestantes se dirigieron a la Fiscalía General del Estado para “denunciar” al ministro del Interior por la violación de la Constitución, desde el momento en que el dispositivo de la fuerza policial impidió manifestarse frente al palacio del Gobierno. También allí los manifestantes encontraron un potente dispositivo de agentes antidisturbios y se dirigieron hacia el Parlamento.

Las manifestaciones de ese día fueron, de hecho, espontáneas, y no solo se produjeron en la capital, sino también en otras ciudades como Bitola y Ohrid. El partido opositor SDSM solo ha declarado un tímido apoyo a la protesta, haciendo un llamamiento a participar en la movilización convocada por el partido para el 17 de mayo. Ante la dura reacción represiva del Gobierno, el 9 de mayo se celebró una asamblea para discutir cómo relanzar la protesta y qué estrategia adoptar.

La situación se ha complicado por los enfrentamientos a tiros que se han producido en la ciudad de Kumanovo, cercana a la frontera con Kosovo y Serbia, y a 40 kilómetros de Skoplie. La ciudad está habitada por una considerable minoría de etnia albanesa, que constituye cerca de un cuarto de la población, aparte de una minoría serbia. Al amanecer del 9 de mayo, la policía macedonia inicia una vasta operación en el barrio de Nivo Naselje, en el que residen sobre todo macedonios de etnia albanesa. El objetivo de la operación, según fuentes gubernamentales, era “detener a un amplio grupo terrorista bien organizado que estaba preparando ataques a objetivos estratégicos”. Siempre según fuentes oficiales, se trataría de un grupo infiltrado por Kosovo para desestabilizar Macedonia; por su parte, los directivos de la policía kosovar de fronteras desmienten la noticia del paso de hombres armados hacia territorio macedonio. En el curso de la operación, que ha durado 30 horas y ha finalizado la mañana del 11 de mayo, han sido evacuados centenares de vecinos y, además de numerosos heridos, han muerto 8 policías y 14 civiles armados; otros 24 civiles armados fueron detenidos, todos menos uno resultaron ser ciudadanos macedonios de etnia albanesa.

Durante la operación, el partido opositor SDSM ha pedido a la población que suspendiera las protestas, mientras que el Gobierno acusaba a la oposición de querer agudizar las tensiones por no haber anulado la movilización del 17 de mayo. No obstante, a pesar de la situación del país y el silencio mediático impuesto por el Gobierno, las protestas no han cesado e incluso los días de los sucesos de Kumanovo se han sucedido las manifestaciones antigubernamentales en las principales ciudades del país.
El gobierno nacionalista del VMRO-DPMNE ha explotado y alimentado siempre los contrastes interétnicos para mantenerse en el poder, por lo que no habrá que infravalorar la hipótesis de que la operación de la policía macedonia pueda haber sido organizada para distraer la atención de la población de las protestas, y para minar el carácter antinacionalista de las manifestaciones.

Por ahora, el carácter espontáneo de la protesta, la amplia participación y la presencia de componentes libertarios y radicales han hecho que el movimiento antigubernamental que se está desarrollando no pueda ser ni sofocado por el Gobierno ni recuperado por la oposición del SDSM, partido socialdemócrata heredero de la Liga de los Comunistas de Macedonia del periodo yugoslavo, que representa fuertes intereses económicos y ha gobernado el país durante algún periodo entre los años 90 y el 2000.
Finalizada la emergencia de Kumanovo, se tratará de ver si el naciente movimiento antigubernamental se mantendrá, en un contexto tan difícil, para adoptar una estructura y una estrategia que le permitan mantenerse autónomo con respecto a las aspiraciones de poder de la oposición parlamentaria y no ser derrotado por el Gobierno. Solo en las próximas semanas se podrá entender cómo evolucionarán las cosas, si las protestas continúan y qué dirección tomarán. Cierto es que la situación merece que la sigamos con atención, no solo por los procesos políticos internos del país, sino también porque el desarrollo de los acontecimientos en Macedonia podría influenciar a toda la zona.

Dario Antonelli

Publicado en el periódico Tierra y libertad núm.323 (junio 2015).

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