Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Rodolfo Montes de Oca, autor del libro Contracorriente: la historia del anarquismo en Venezuela (1811-1998), una obra que ofrece una investigación de diez años sobre el recorrido de las ideas libertarias en la zona, sus conexiones poco exploradas con las figuras políticas del país, la silueta de sus agitadores y sus levantiscas acciones. Las preguntas han sido formuladas y recogidas por nuestro compañero Marcos Ponsa.
¿Cómo surge este proyecto?
Este proyecto surge hace diez años, cuando discutíamos en una asamblea sobre los antecedentes del movimiento anarquista en Venezuela. Ante la opacidad y la escasa información que existía, me dedique a ir hilando los distintos referentes que se conocían y buscar acuciosamente en las publicaciones para ver los antecedentes; del primer borrador de 20 páginas, con alegría entrego hoy un libro de 333 páginas.
Es importante recalcar que Contracorriente no solo saca a la luz los principales instigadores y actividades de la idea en Venezuela; es ante todo una lectura antiautoritaria de nuestro devenir como población caribeña. Por ejemplo, no se puede entender la política de extractivismo y de rentismo petrolero del proceso bolivariano si no comprendemos ni conocemos el proceso de extracción de perlas en Cubagua por los conquistadores españoles en 1517.
Por ello, este libro no solo es una sistematización cronológica de hechos y personas, es también una lectura y revisión de figuras históricas desde el caleidoscopio antiautoritario. Desde Bolívar hasta Chávez, este libro va revisando y reescribiendo la historia republicana de Venezuela.
En el libro haces un repaso de la historia del anarquismo venezolano ¿Qué destacarías de esa historia?
Lo primero que destacaría es la presencia de valores y prácticas afines a la idea, incluso antes de que los teóricos europeos habituales lo plantearan; en el libro la primera presencia anarquista es el discurso que diese Coto Paúl en la Junta Patriótica de 1811, con la opulencia propia de la época, hace odas por la anarquía como el sistema que debería tener la naciente república. Lo que pone de relieve que el anarquismo no es una teoría al margen de las dinámicas sociales, forma parte inmanente del ser humano.
Otra de las cosas que rescataría del libro es la solidaridad y la posición de los anarquistas con los sectores desfavorecidos del país. Por ejemplo: durante el golpe de Estado de 1945 que llevó adelante el partido Acción Democrática, dos hermanos españoles marxistas roban un contingente de armas para apoyar al gobierno, al que era afín el Partido Comunista. Al triunfar los insurrectos, los hermanos Trueba fueron detenidos y abandonados por el PCV a su suerte. Pero algunos militantes de la CNT se pronunciaron a su favor, dejando de lado las desavenencias ideológicas y haciendo presión en el nuevo gobierno, con el que tenían buenas relaciones, para lograr su liberación.
Otro caso que recuerdo fue el apoyo que brindaron los anarquistas del Grupo Malatesta y de la CNT en Venezuela a los anarquistas de la Asociación Libertaria Cubana (ALC) cuando fueron perseguidos y encarcelados por el gobierno de Fidel Castro, que contaba con el apoyo y la benevolencia de algunos sectores de los partidos gobernantes de la época.
Creo que son muchas las cosas que rescataría y que no solo abarcan el contexto regional de Venezuela, de hecho creo que del libro pueden salir algunas reflexiones para los compañeros españoles, que estuvieron presentes en Venezuela desde 1918.
Y la situación actual del anarquismo en Venezuela?
Compleja y difícil. Después de 17 años de un gobierno que secuestró el imaginario revolucionario, es engorroso mantener un discurso que hable de «revolución social» y de «milicias», cuando ambas figuras han sido usadas por el gobierno. No obstante, la actual crisis económica es un estímulo para seguir insistiendo en el sendero antiautoritario, usando una estética y discurso sui géneris, que llegue a los nuevos actores sociales y movimientos de base, tal y como se puede evidenciar en el periódico El Libertario.
¿Y cómo se ve desde el movimiento libertario la lucha entre bolivarianos y oposición?
Son caimanes del mismo caño; para los libertarios existen dos realidades, la de abajo y la de arriba. Para nosotros los bolivarianos y sus supuestos opositores, sobre todo sus directivas, son dos caras de la misma moneda, solo buscan hacerse y mantenerse en el poder para devengar los excedentes de la renta petrolera y las dádivas de proyectos extractivos.
Nosotros estamos con el pueblo que languidece en las colas para adquirir los pocos comestibles que puede comprar, con el detenido por protestar, con aquel que padece en estado deplorable enfermedades que se pueden curar. Y sobre esto último me quiero detener: actualmente hay gente que viene, tanto del chavismo como de la oposición, que busca nuevos referentes y que tiene propuestas interesantes, rompiendo así la visión maniquea que sobre el país se ha instaurado.
Como hemos dicho en otras oportunidades, la supuesta lucha entre los dirigentes del gobierno y la oposición partidista, es para ver quién se sienta en el Palacio de Miraflores, y por consiguiente nos tiene sin cuidado; nuestra lucha es contra el Estado y la desigualdad social. Si ellos son causantes de eso, contra ellos nos pronunciaremos.
El libro se ha editado en colaboración con compañeros de ambos lados del Atlántico.
¿Qué puedes contarnos de esta experiencia?
Si me preguntas que es lo más bonito de haber editado Contracorriente, sin duda te diría que fueron las redes de solidaridad que se tejieron en torno a este proyecto; y que sin sus manos amigas no hubiese sido posible terminarlo. Contracorriente es una obra colectiva, que se realizó de forma independiente con el apoyo de muchas manos. Por ejemplo: la portada y portadillas fue obra del fotógrafo Nelson Garrido, la corrección y diagramación fue elaborada por Rafael Uzcátegui y su edición solo fue posible por los pacientes y solidarios compañeros de LaMalatesta. Sin ellos, este libro solo hubiese sido un borrador lanzado al ostracismo en algún cajón de mi cuarto.
Si me pusiese a nombrar la cantidad de compañeros que colaboraron y siguen colaborando, desde latitudes tan distantes como Buenos Aires, Santiago de Chile, París, Bogotá, México DF, California y Madrid, no habría suficientes páginas disponibles para publicar esta entrevista.
Este libro, desde que comenzó hasta que se imprimió, se realizó bajo la ética del apoyo mutuo y desde abajo, como se deben hacer las cosas. Aunque yo sea el titular del libro, es a todos los que colaboraron a los que deberíamos entrevistar.
¿Cómo ves esta recuperación de los lazos internacionalistas?
Pues interesante, pero no debe haber novedad sobre este punto: el reconocimiento y el apoyo entre anarquistas de diferentes latitudes y coyunturas debe ser una constante dentro de la tendencia antiautoritaria. En lo personal, gobierne quien gobierne en España, yo estaré con mis hermanos de ideas y no con aquel que augurando cambios es solo un canto de sirena. Si todos luchamos por un mundo donde el capital y el Estado queden suprimidos, no veo por qué debamos separarnos por absurdos regionalismos. En esta lucha estamos todos y todos debemos apoyarnos.
Sabemos que no es tu primer libro. ¿Qué más cosas tienes publicadas?
He tenido la oportunidad de publicar un par de libros de forma independiente, el primero de ellos fue Prometeos y Tántalos, una aproximación a los antecedentes del movimiento anarquista griego; y el segundo fue Reflexiones en torno a la prisión, que es una compilación de textos y entrevistas sobre la posición abolicionista del movimiento libertario.
Con referencia a los folletos, se han escrito varios, casi todos enfocados en la privación de la libertad y del activismo contra las cárceles. Algunos títulos son: Anarquismo y cárceles, La conjura de los indomables, Agitando el panóptico global. Todos ellos descargables por internet.
Se escribieron sin esperar nada a cambio, de forma artesanal, desde abajo y con el apoyo incondicional de personas que, como nosotros, creen en un mundo distinto.
¿Proyectos de futuro? ¿Más libros en mente?
Pues hay varios proyectos a futuro, uno de ellos es un libro llamado Ikariaia: las raíces anarquistas en el pueblo yanomami, que será un estudio interdisciplinario que abordará desde la antropología y el conflicto de leyes, la relación entre este pueblo transfronterizo del Amazonas con los gobiernos de Brasil y Venezuela. Algo de esto se ve reflejado en Contracorriente cuando se toca el tema de la presencia de valores y prácticas antiautoritarias en los indígenas, como son los pueblos piaroa y yanomami.
El pueblo yanomami se extiende a lo largo de la frontera de Venezuela y Brasil, siendo un pueblo de contacto tardío, lo cual lo llevo a mantenerse al margen del desarrollo occidental, preservando con recelo su modus vivendi, que es afín a ciertos postulados del anarquismo como por ejemplo el comunalismo, un desarrollo colectivo, liderazgo difuso y rechazo a la noción de propiedad.
Será un ensayo donde se intercala la antropología, la historia, el derecho y la geografía. Tomando como base los escritos de autores por todos conocidos como David Graeber, Pierre Clastres, Élisée Reclus, Marshall Sahlins, John Zerzan, Angel Cappelletti, Ricardo Flores Magón, Max Nettlau, Rafael Uzcátegui, Manuel González Prada, Murray Bookchin, Piotr Kropotkin; y otros no tan celebres como Ezequiel Urviola, Pedro Zulen y Wilfredo Kapsoli.
Otro proyecto es el de sistematizar la experiencia del movimiento anarquista durante los últimos quince años y su relación con el fenómeno bolivariano. Lo cual vendría a ser una continuación del libro Contracorriente. Muchas de estas experiencias han sido recogidas en El Libertario. No obstante sería interesante contextualizarlas cronológicamente y darles mayor contenido para que las generaciones futuras puedan entender cuáles fueron los principales riesgos y errores que cometimos.
Pero como he recalcado anteriormente, esto solo será posible si contamos con manos amigas y solidarias que nos ayuden en la edición de estos textos como pasó con Contracorriente.
¿Qué dirías para finalizar?
Pues que sigamos adelante, aunque parezca difícil continuar y en más de una oportunidad pensemos en claudicar. No hay vuelta atrás. Sigamos adelante construyendo autonomía y libertad en cada actividad que realicemos, desde el trato con nuestra familia hasta las iniciativas en las que participemos. No hay Mesías ni partidos que hagan realidad nuestros sueños. Estamos del lado correcto de la balanza, la historia es nuestra.
Publicado en Tierra y libertad núm.340 (noviembre de 2016)