Durante estos últimos años, especialmente, lo que lleva transcurrido este 2019, hemos observado como desde los medios de comunicación, empresas multinacionales y diversas instituciones estatales, ha habido una exacerbación de la preocupación ambiental; concretamente se ha oído hablar de la emergencia climática, lo que ha ido acompañado de la promoción de productos etiquetados como ecológicos, tecnologías verdes e, inclusive, ha servido como promoción de diversos partidos políticos. Esto ha generado diversas dudas ¿Porqué esta exaltación de la emergencia climática? ¿Es el ecologismo un nuevo mercado a explotar? ¿Son las tecnologías verdes una solución factible a esta problemática? ¿Pueden nuestras aportaciones individuales frenar esto?
Situación climática actual y aclaraciones respecto a la problemática ambiental
Para poder hablar con propiedad del cambio climático es necesario entender la diferencia entre tiempo atmosférico y clima. El tiempo son las variaciones de temperatura, precipitación, etc. en un periodo temporal de horas o días, mientras que el clima son las variaciones de los fenómenos atmosféricos en un periodo extenso (años, décadas…). Atendiendo a estas definiciones el cambio climático es un cambio estable y durable en la distribución de los patrones del clima en periodos de tiempo que van desde décadas hasta millones de años y que puede afectar a una región concreta o a toda la superficie terrestre. Según esto el cambio climático sería algo natural y progresivo de manera que el ecosistema podría adaptarse a él, sin embargo, el problema al que nos enfrentamos es al cambio climático abrupto, es decir, a una variación de los patrones del clima que se produce de forma repentina como consecuencia del calentamiento global (un aumento de la temperatura terrestre como consecuencia de la excesiva liberación de gases de efecto invernadero).
Actualmente negar la existencia de un problema ambiental serio es pecar de ingenuo o de imprudente pues hay evidencias desde hace más de 10 años como son; el elevado aumento de las temperaturas desde 1850, afecciones diversas en los océanos, desequilibrios entre temperatura y presencia de CO2 (100 ppm más en la atmósfera). Existen más evidencias y, a su vez, diversos daños producidos a consecuencia de este sistema y su máxima producción. Por ejemplo, la tala indiscriminada de árboles, acompañada a su vez de un aumento de las emisiones de dióxido de carbono, da lugar a la acidificación de los océanos, pues los árboles cumplen la función de sumideros de carbono, al igual que diversos organismos presentes en las masas de agua. Pero éstos se han visto desbordados, ya que se ha superado su capacidad de absorción y dicho CO2 se libera en el agua y reacciona con la misma provocando diversas problemáticas como la eutrofización, salinización y un aumento del vapor de agua, lo que contribuye al efecto invernadero. Con este ejemplo lo que se pretende explicar es que un ecosistema esta conectado en todos los aspectos y al generar un desequilibrio en alguno de ellos indirectamente lo estamos provocando en todos.
¿Qué está provocando dicho problema? ¿puede la acción individual solventarlo?
Actualmente vivimos en un sistema democrático con un sistema económico capitalista, esto implica que vivimos en un sistema de poder donde unos gobiernan y dominan (aunque no a puño de hierro pero si de forma más sutil) todos los aspectos de nuestra vida. Este sistema se caracteriza por ver el mundo como una mera cifra de productores, consumidores y recursos, de manera que las decisiones van mediadas por esta lógica. La mayoría de la devastación ambiental deriva del elevado desarrollo industrial, la conformación y mantenimiento de grandes ciudades, la agricultura extensiva (destinado un 70% al alimento de ganado), la minería y la producción de energía (suponiendo ésta un 31,7% de la emisiones). Durante mucho tiempo desde el Estado se ha tratado de reducir la preocupación ambiental dándonos a entender que nuestras acciones individuales pueden frenar ésta problemática. Pero la realidad es que las emisiones y desechos que generamos no son ni el 20%, cifra a la que se ha comprometido la ONU de cara al 2050 pese que la realidad es que para poder frenar el cambio climático abrupto sería necesario reducir en un 80% las emisiones y desechos, y aun así, la mayor parte de los paisajes deteriorados no podrían recuperarse. Desde el sistema, y principalmente los grupos de izquierda, se está promocionando la inversión en tecnología para poder resolver y mitigar dicho problema. Sin embargo, no se tiene en cuenta el elevado impacto que esta suponiendo la producción de dicha tecnología ni se está cuestionando la lógica sistémica que nos ha puesto ante esta problemática.
Entonces ¿Porqué la preocupación ambiental está a la orden del día en instituciones, empresas multinacionales…? Esto es debido principalmente a 2 cosas. Primero, la necesidad de generar métodos que permitan seguir produciendo a estos niveles independientemente de la escasez de recursos, además que a través de las tecnologías verdes pueden tener más producción por un coste menor y en segundo lugar debido a la necesidad de generar nuevos nichos de mercado y potenciarlos como es , por ejemplo, el mercado ecológico. Otro de los intereses presente es aumentar la confianza y la dependencia tanto del sistema, pues actualmente desde las instituciones se está extendiendo la idea de que solo el gobierno puede solventar dicho problema , sin embargo, la mayor parte del problema es producido por éste .
Además desde el gobierno durante un largo periodo de tiempo se han ocultado o variado datos , por ejemplo, en las leyes de contaminación atmosférica se establecen unos valores límite que técnicamente no pueden superarse ya que serían dañinos para la salud humana , sin embargo, si comparamos los valores que se establecían hace 30 años y los actuales podemos observar como a nivel legislativo estos valores han sido aumentados a medida que los niveles de contaminación aumentaban demostrándose así que el sistema no le importa los daños que pueda generar en el ecosistema o inclusive la salud humana siempre y cuando se pueda generar beneficios económicos.
Otra demostración de como la problemática ambiental provocada por este sistema está siendo aprovechada por el mismo para generar beneficios económicos ha sido el famoso dilema de los coches… ¿contamina más el diésel o el gasolina? La realidad es que los coches diésel emiten más NO2, sustancia peligrosa para la salud humana, mientras que el gasolina produce más CO2, de ahí viene el dilema de cual sería el menos contaminante. No podemos negar que el caso de los coches ha sido bastante mediatizado pero.. ¿con que lógica? Con la lógica evidente de promocionar por un lado los coches eléctricos , que es verdad que durante su uso no emiten, pero no olvidad que la batería contiene litio lo que requiere de una fuerte actividad minera. Y para promocionar la “share movility”; esta esta generando un amplio beneficio económico a 21 empresas, además permite dar un paso más en el control de nuestros movimientos , es decir, a través del transporte se puede conocer los movimientos de la población a partir de ahí se establecen rutas por patrones de edad y esa información permite , por ejemplo, colocar la publicidad de forma más estratégica. Tambien bajo el halo de la “ share mobility” se contribuye a generar un atractivo turístico bajo el lema de ciudad ecológica cuando la realidad es que la producción de las 4.520 motos, 8.609 patinetes eléctricos y los 750 coches han supuesto un elevado impacto y deterioro del ecosistema.
¿Existe alguna solución o simplemente la espera a que el sistema colapse?
Teniendo en cuenta la información aportada tenemos claro que dentro de un sistema autoritario basado en la máxima producción solo se podrá postergar el problema o sustituirlo por una artificialización del mundo. Por tanto, la única solución factible es negarse a la imposición de este sistema y su lógica rompiendo con el entendimiento de nuestra vida y el medio como una fábrica de la que obtener recursos y que es propiedad del Estado y entenderlo como un ecosistema en el que debemos vivir en equilibrio, del que no nos podemos apropiar, pero sí debemos custodiar. Para lograr esto podemos comenzar difundiendo información no influenciada por las instituciones y los medios de comunicación y a través de la acción individual o grupal contra el sistema.