EMMA GOLDMAN ANARQUISMO

Emma Goldman, la mujer y la emancipación libertaria

La vida de Emma Goldman (1869-1940), como la de tantos anarquistas, es toda una novela de aventuras, con múltiples hazañas en Europa y América, tratando personalmente a numerosos personajes, protagonistas para bien o para mal de la agitada historia contemporánea de Occidente. Nacida en la Lituania ocupada por los rusos, en el seno de una comunidad judía con un severo patriarca, la cual emigraría a Estados Unidos cuando Emma tenía 17 años. El despertar definitivo de la rebeldía de esta mujer llegaría con la ejecución de los anarquistas de Chicago en 1886, producida por la revuelta de Haymarket, origen de la conmemoración del 1 de mayo; declararía la guerra a una sociedad en la que la justicia era una pantomima, que había permitido sacrificar a unos inocentes. Emma Goldman era una acérrima defensora de la libertad de expresión, enemiga tanto de lo que consideraba hipocresía democrática de las sociedades capitalistas como de cualquier tipo de dictadura y dio turno de palabra siempre a sus detractores en todas sus intervenciones. Consiguió que el mayor Estado del mundo la convirtiera en su enemiga solo por su furibunda actitud defensora de unas ideas y hay que reconocer que arrastró con ello a la mayor parte de la tradición liberal norteamericana. Otra propaganda frecuente era el antimilitarismo, lo que supuso para Goldman y su compañero Alexander Berkman años de encierro y su exilio final a la Unión Soviética.

Una luchadora irreductible frente al totalitarismo, ya fuese fascista o comunista, apátrida, enemiga de todo nacionalismo, pero no por ello menos comprensora del sufrimiento de su pueblo de origen, el judío. La revolución libertaria, iniciada en España tras el alzamiento militar del 18 de julio de 1936, fue una gran esperanza para Goldman y en ella volcó su esfuerzo. No había tardado demasiado en desengañarse del bolchevismo, una vez que pusiera el pie en Rusia y pasara cerca de dos años en aquellas tierras, y la enorme maquinaria represiva y centralista que habían iniciado Lenin y Trotski sería perfeccionada años más tarde por Stalin con funestas consecuencias también para el proletariado español. Fueron tres los viajes que Emma realizó a Barcelona, y la CNT-FAI le encargaría poner en marcha en Londres una oficina de propaganda de los hechos acaecidos en España. Si su primer viaje fue en plena efervescencia revolucionaria, con toda la ilusión confirmada en la práctica, el último lo realizó cuando ya lo estalinistas habían traicionado la revolución y las tropas fascistas avanzaban inexorablemente. Respecto a la intervención del movimiento libertario, CNT-FAI, en el gobierno republicano, Emma Goldman lo expresa tal vez de manera inmejorable cuando alude a que el anarquismo español se encontró en la encrucijada de afrontar dos caminos que transgredían sus principios: imponer sus ideas como organización mayoritaria, e instaurar algo parecido a una dictadura, o la intervención gubernamental. No hay que olvidar que la intervención libertaria en el gobierno y la posterior militarización de las milicias, tal vez fuera un fenómeno casi inevitable, pero que acabó con la defenestración de los logros revolucionarios y con el triunfo de Franco.

Mención aparte merece la cuestión emancipatoria de la mujer, de la que se ocupó Emma Goldman, tanto desde un punto de vista libertario, como analizando las grandes transformaciones sociales de su época. Frente al liberalismo, y su preservación de una esfera privada a salvo de la intervención estatal y social, Goldman advertía que la verdadera liberación de la mujer, al igual que en general el proyecto de sociedad libertaria, suponía mucho más que las meras “conquistas de derechos”, en clara alusión a un feminismo proveniente de las ideas liberales o del socialismo. Goldman, por el contrario, puso el foco en la necesidad de transformar el modo en que se dan las relaciones en la intimidad, criticando la intromisión estatal, el matrimonio y la familia nuclear tradicional, así como la educación y la ignorancia instrumentalizadas como método de control de la fertilidad en la mujer. Parece que esta mujer libertaria adquirió conciencia desde temprana edad sobre el control de la natalidad y su relación sobre el control de la fertilidad femenina, y también sobre los derechos sobre la propia sexualidad, todo ello clave para la verdadera emancipación de la mujer. Si la libertad se conquista en base a liberarse, tanto de fuerzas opresoras externas (Dios, Iglesia, Estado, sociedad, marido, familia…), como de pseudocreencias morales y religiosas, así como de prejuicios sociales, donde es muy original y adelantada a su tiempo Goldman es al añadir el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.

El siguiente pasaje nos da una idea de su pensamiento acerca de la prostitución y del matrimonio: «La única diferencia entre ella (la mujer de la calle) y la mujer casada es que una se ha vendido a sí misma en esclavitud de por vida (…) y la otra se vende a sí misma por el largo de tiempo que desee».

Para la autora, ambos modelos son degradantes para la mujer al no existir la posibilidad de elegir sobre su cuerpo y reducir su condición a mercancía sexual o a actividad reproductora. Las ideas de Goldman sobre amor y sexualidad son increíblemente transgresoras para su época, y es posible que para la confusa actual también. Se manifiesta en contra de la imposición estatal y/o social de modelo alguno, aceptando la monogamia solo como una posibilidad más. El matrimonio, como acuerdo legal o eclesiástico, se relaciona con un tipo de esclavitud. La denuncia de la educación de la mujer, como hipócrita y restrictiva, que pone su foco en la contención de las emociones y en la represión de los deseos, se vincula con la religión cristiana y su modelo de pureza y castidad tan pernicioso. Como buena anarquista, la Goldman parece reclamar una comprensión profunda de la naturaleza, concretado en esta ocasión en el significado y en las funciones del cuerpo humano, siendo el uso de los anticonceptivos y la prevención de enfermedades de transmisión sexual otros de los campos de batalla de esta autora. Donde entronca de manera más evidente toda esta diatriba contra el matrimonio con la ideas antiautoritarias es cuando se recuerda, a pesar de la apariencia de no intromisión, que el Estado protege a través de las instituciones civiles un modelo de familia patriarcal y desigualitario. En definitiva, para Goldman la emancipación de la mujer solo será posible cuando se establezca su libertad reproductiva y sexual, anulando todos los obstáculos que la imposibilitan (educación diferencial, instituciones, prejuicios, ignorancia…) en una sociedad con doble opresión: la producida por el Estado, el capital y la religión, y la motivada por una moral hipócrita que promueve inhibir la propia sexualidad: «(…) A menos que tengamos una mujer libre, no podemos tener madres libres, y si ellas no son libres, no podemos esperar que la joven generación nos ayude en el logro de nuestro propósito, que es el establecimiento de una sociedad anarquista».

Capi Vidal

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