Recientemente, se ha difundido un vídeo en el que puede comprobarse cómo dos agentes de la policía nacional agreden violentamente a dos hombres negros, que en ningún momento se les ve mostrar resistencia alguna. Puede verse a uno de los maderos inmovilizar a una de estas personas por el cuello y todos sabemos cómo acabó una situación parecida en Estados Unidos, pero esta vez hablamos del barrio de Lavapiés en la capital de este inefable Reino de España. Mientras el tipo le axfisia, su compañero golpea al detenido en la pierna con la porra y no tarda en arremeter contra el otro hombre, que se mostraba tranquilo pegado a una pared, golpeándole en la traquea. La actitud de los dos agentes, por lo que puede verse, es extremadamente violenta, aunque no una excepción, sencillamente esta vez ha quedado grabada en vídeo. Afortunadamente, a diferencia de los que todos lo justifican en nombre del «algo habrá hecho», vecinos de Lavapiés, hartos del hostigamiento policial, han denunciado este uso «excesivo» de la fuerza. Hay quien ha señalada lo intolerable de semejante actuación policial, que han tildado de racista, en un sistema «democrático», pero uno se pregunta si no es lo habitual en una sociedad jerarquizada y clasista.
El barrio madrileño de Lavapiés es habitualmente testigo de este tipo de intervenciones policiales, lo sé de modo directo porque viví en él durante varios años. Ya se ha señalado en otras ocasiones que la difusión de estas imágenes pueden impresionar e indignar a los biempensantes, pensando que son más propias de Estados Unidos que de este indescriptible país, pero a estas alturas deberían estar acostumbrados a poco que fuera críticos con el sistema que habitan. Aunque pueda hablarse de brutalidad policial, como ya he dicho en otras ocasiones, puede verse en realidad un ejemplo del día a día de la fuerzas armadas del Estado, que algunos aseguran estar para protegernos de nosotros mismos. Mucha gente considera que la policía está sobre todo para combatir el crimen, pero habría que preguntarse si fuera de esa manera de qué delitos hablamos y, especialmente, de qué clase social. La verdad es que las fuerzas represivas están, principalmente, para mantener el orden; por supuesto, un orden estatal y capitalista, barnizado de «liberal» y «democrático», pero en verdad vertical, jerarquizado, clasista y con obvios privilegios para una minoría. Una vez más, recordaremos la definición del Estado como «monopolio de la violencia», que no la dijo ningún desalmado ácrata, sino uno de los padres de la sociología.
Por supuesto, poco podía esperarse de grupos y sindicatos policiales, algunos de los cuales han definido Lavapiés como un nido de droga y delincuencia, etiquetando como la peor escoria a aquellos que les criticamos, e incluso han definido lo ocurrido como una «cacería» a los propios agentes. Es posible que esos colectivos de las fuerzas del orden sean solo una minoría ultraderechista, pero uno no lo tiene tan claro y, mejores o peores personas, los policías acuden raudos al corporativismo. Recordaremos otros casos en que personas que han sido extremadamente críticas han acabado sufriendo una querella por parte del propio cuerpo policial. Y es que sí lo habitual es que se difunda en los medios exclusivamente las versiones de las fuerzas del orden, qué ocurre en un caso tan flagrante como este en el que un vídeo nos hace ver la realidad y refuta cualquier otra lectura. Pues que, aunque sí ha habido medios generalistas que han criticado, al menos, los «excesos policiales», muchos otros han abundado en la ignominia y, a pesar de las evidencias, simplemente se hacen eco de lo que asegura la policía inventado, incluso, algún delito inexistente. Será cosa de la ausencia de deontología periodística, cada vez más extendida, y desgraciadamente síntoma del sistema que sufrimos.
Juan Cáspar
https://exabruptospoliticos.wordpress.com/2024/04/03/nuevas-agresiones-policiales-si-pleonasmo/