RADICAL CINE EDUCACIÓN

Radical, a propósito de cine y educación

Radical es una película producida en México en 2023, escrita y dirigida por Christopher Zalla, e interpretada por, al parecer, un popular actor de comedia en el país centroamericano (sin que la obra se convierta en un vehículo para su lucimiento, lo cual es de agradecer), que se ha estrenado en salas españolas el 15 de marzo de este año. Se trata de una historia, que podríamos calificar dentro del subgénero cinematográfico sobre pedagogía, o dicho de una manera más coloquial “sobre profesores y alumnos”, que aparece con el algo trillado crédito de estar basada en hechos reales y, es el caso de la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga o de algún galardón en Sundance, con algunos prestigiosos premios a sus espaldas. El argumento versa sobre un profesor de primaria, que llega como sustituto a un problemático colegio situado en una depauperada ciudad fronteriza del país mexicano, y que tratará de incorporar un innovador método educativo para motivar a sus estudiantes.

RADICAL CINE EDUCACIÓN

El titulo del film, así como la actitud antiautoritaria y revolucionaria del maestro, nos causa las mejores de la expectativas en un film que, en cualquier caso, merece la pena verse. No obstante, como nos esforzamos siempre en aplicar un espíritu crítico al consumo de todo producto cultural (y, en la sociedad en que vivimos, por ende también comercial) resultan convenientes unas reflexiones al respecto. De ese modo, en su valoración global, la historia resulta terriblemente ambivalente, principalmente sustentada en esa algo disparatada lectura, como se ha visto en algunas promociones del film, de que un radical sistema pedagógico propicia que una niña acabe convertida en ingeniera aeroespacial. No obstante, sería injusto considerar que nuestra película sea meramente una oda a la meritocracia y, recordemos, se basa en una historia real como bien se nos recuerda en los títulos finales, cuando la verdadera protagonista aparece como portada de una revista científica. La realidad, tantas veces supera a la ficción, pero vayamos con lo interesante de veras para una sensibilidad social y transformadora.

Y es que la actitud antisistema del maestro resulta, por supuesto, loable y no será el que suscribe el que niegue la necesidad de radicales e innovadores métodos pedagógicos, algo en lo que siempre insistieron los libertarios, para estimular conciencias y propiciar mentes críticas. No obstante, como uno de los principales méritos de la película, del que hablaremos más adelante, de poco sirve a nivel social esa esperanzadora actitud sin el cambio de estructuras tremendamente castigadas, plagadas de intolerables desigualdades, caldo de cultivo para el crimen y la marginación, así como de corrupción institucional. En el peso de la historia, insistiré, parece que la balanza se inclina mucho más en el imaginario colectivo hacia la mágica historia de una genial chica capaz, con su esfuerzo e inteligencia, de convertir sus sueños en realidad. No resulta extraño que la película haya resultado un éxito en los Estados Unidos de América, país aquel que gusta tanto de las historias de superación personal dentro de una sociedad individualista, en el peor sentido, y terriblemente capitalista.

Sin embargo, para ser justos, y como ya ha apuntado, también se encuentra presente en esta irregular y, al mismo tiempo, valiosa película ese tremebundo contexto social en el que, efectivamente, la puntual desobediencia al sistema de un educador da una oportunidad a un grupo de chavales. También, creo que dejando claro para quien quiera verlo que muchos de ellos no logran vencer el terrible determinismo social e, incluso, alguno ni siquiera tiene acceso a la propia educación. Sobre el innovador sistema educativo, poco se insiste en la historia, más allá de algún vídeo en YouTube que ha hecho reflexionar al protagonista. Y, empero, es quizá esta otra de las virtudes del film y por doble motivo. Por un lado, la paradoja de que algo habitualmente alienante para las nuevas generaciones, como es la sobreestimulación de imágenes gracias a las nuevas tecnologías, pueda ser a la vez también algo esperanzador capaz de propiciar un cambio. Por otro, sin hacer énfasis en grandilocuentes métodos pedagógicos, se insinúa que es tan sencillo y a la vez tan complejo como provocar la curiosidad intelectual de los educandos, empujar sin coerción a que se interesen por las cosas y permitir que se expresen libremente.

Como dije al principio, podemos hablar de todo un estimulante subgénero cinematográfico el de cine y educación donde, por supuesto, tendría siempre un lugar destacado el film de 1933 Cero en conducta, del anarquista Jean Vigo, donde se hace cierta analogía entre escuela y prisión; puede considerarse que la película recoge las propuestas pedagógicas de Francisco Ferrer Guardia, como base para una sociedad antiautoritaria, pero también se adelanta en su vitalismo, espontaneidad y apuesta por la educación de los sentidos a otras propuestas radicales más recientes de crítica a la escolarización. Sin duda, deudora de la película de Vigo es la también magistral Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut, aquella emotiva historia, todo un grito de rebeldía, protagonizada por Antoine Doinel, un chaval de 14 años, víctima de todo tipo de problemas sociales y familiares, así como de una educación represora, que idea un plan para conocer el mar con un bello y emotivo final.

Un film casi olvidado, y que yo considero muy reivindicable, es ¡Arriba Hazaña!, dirigido por José María Gutiérrez Santos en 1978, en el que en una escuela religiosa, regida con mano de hierro, claro símbolo de la dictadura franquista, unos chavales acabarán rebelándose hasta provocar la aparición de una autoridad más sutil dispuesta a realizar ciertas reformas para dejar atrás a los más radicales y que todo siga más o menos igual; es una clara metáfora de la Transición española con una fuerte carga crítica. El año 1999 nos trajo dos obras cinematográficas con temática educativa, una fue la española La lengua de las mariposas, situada en 1936 y protagonizada por el genial Fernando Fernán Gómez, que yo considero algo esquemática, pero que resulta efectiva al mostrar una amenaza fascista que acaba anulando la confianza en el proceso educativo y la transformación social. La otra fue Hoy empieza todo, de alguien con una filmografía tan interesante como el francés Bertrand Tavernier, una historia digna de Ken Loach en la que un director de una escuela infantil, alguien con una gran voluntad y férrea moralidad, en un barrio muy humilde se enfrentará a infinidad de problemas sociales para acabar mostrando un horizonte esperanzador con esa fe inconmovible en la educación. De 2008 es La clase, dirigida por Laurent Cantet, producción también francesa de estilo casi documental, en la que de nuevo tenemos a un profesor en un centro conflictivo con alumnos adolescentes, donde hay que lidiar con situaciones complicadas; resultan impagables los diálogos que se producen entre maestro y alumnos, dando el film voz de manera inteligente a todos y generando preguntas de difícil respuesta, no solo sobre la educación, sino sobre la vida en general.

Como es lógico, son muchas las obras del séptimo arte que tocan la primordial temática educativa y yo solo he querido mencionar algunas de ellas, que considero, no solo con calidad cinematográfica, también de interés humano y social. Ello, a propósito de una producción reciente, como la mexicana Radical, film que se encuentra ahora en la cartelera española y que merece la pena verse, también para producir reflexión y crítica sobre el mundo en que vivimos, en aras de un necesario cambio social.

Capi Vidal

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