En los últimos tiempos estamos asistiendo, como espectadores pasivos y manipulados, a una auténtica avalancha de tramas de corrupción que se ciernen sobre los políticos, sus partidos; sobre los sindicalistas, sus sindicatos; los empresarios, sus organizaciones representativas y sus empresas; los financieros, sus bancos y cajas; los funcionarios, sus administraciones; los jueces, sus órganos de poder; los militares, sus estructuras administrativas; los curas, su moral perversa y sus intereses económicos; los deportistas, sus intereses en ocultar ganancias; los clubes de fútbol, impagos de impuestos, Seguridad Social y contrataciones fraudulentas; las grandes multinacionales, con sus paraísos fiscales y sus pactos para defraudar al fisco; los Estados, facilitando la defraudación empresarial y sometiendo a los más débiles a situaciones de miseria; los nacionalistas, preconizando patrias y olvidando a las personas; las religiones, matando en nombre del más allá a los del más acá; los periodistas, dando lecciones de ética y diciendo medias verdades que suelen ser la peor de las mentiras; las universidades, que valiéndose de su poder formativo preparan el futuro para que todo encaje en el sistema; la enseñanza, que solo enseña aquello que es políticamente correcto y no educa para tener conciencia crítica; la globalización económica, que aboga por el libre comercio y la libertad económica pero que no duda en aceptar dar subvenciones a las empresas que no ganan lo que tenían previsto; la hacienda pública, que baja los impuestos directos a las empresas y sube los impuestos indirectos para que los trabajadores seamos los paganos del sistema; los….
Nos sacan las tramas de corrupción a cuentagotas, una al día, una cada dos días, una a la semana, dos cada mes, cien al año… y mientras, el sistema económico mundial sigue tejiendo sus redes para que la mayoría de la población mundial, los desheredados, los trabajadores, acabemos siendo esclavos, mano de obra barata, para que las grandes corporaciones mundiales tanto financieras o industriales, como comerciales saquen suculentos beneficios.
Nos han ido quitando la posesión de la tierra, de los medios de producción, de los medios de transmisión de conocimientos y de noticias, la experiencia humana para convertirnos en simples engranajes de un sistema económico que está esperando su quiebra total. Quiebra total provocada por su propia voracidad, por su propia avaricia, por su propia deshumanización que está a punto de provocar la destrucción irremediable del planeta que nos alberga a todos, ¿nadie ha oído hablar del cambio climático? ¿Nadie ha oído hablar de la contaminación de las grandes ciudades? Todo ello está siendo provocado por el sistema económico capitalista que es el depredador más peligroso que ha existido en la historia del planeta Tierra, desde el famoso Big Bang en el universo no ha existido algo tan devastador como el sistema capitalista, si obviamos el famoso meteorito que acabó con los dinosaurios en la tierra.
Lo malo y lo bueno de este sistema es que ha sido creado y elegido por los hombres, me explicaré: malo porque somos nosotros o nuestros semejantes quien están haciéndolo posible y quien está acabando con la vida; bueno porque si es cosa nuestra podemos acabar con el sistema capitalista y evitar la destrucción a la que estamos abocados.
Contando una historia
Para poder entender qué es el capitalismo y cómo funciona el sistema y cómo se comportan los empresarios actuales y los accionistas os lo contaré en forma de historieta:
Érase una vez, un lugar muy lejano pero muy próximo a todos. La vida transcurría como de normal, los árboles seguían ofreciendo sus frutos a animales y personas, los pájaros comían y cantaban, el resto de herbívoros iban recolectando y comiendo de lo que les daban los árboles y las plantas, pero había una serie de especies que no se conformaban con eso, que querían algo más, querían carne y se dedicaban a cazar y comerse a los pobres herbívoros, eran los leones.
Las leonas eran unos animales muy fuertes y dispuestos a trabajar para conseguir comer, por ello se empleaban en cazar, comer y dormir; había otros animales que siendo más vagos que las leonas, se dedicaban a comer los restos que les habían sobrado a los cazadores, eran los buitres que son carroñeros. En zoología, un carroñero o necrófago es un animal que consume cadáveres de animales sin haber participado en su caza. En definitiva son aquellos que llegan a apropiarse del trabajo de los primeros, sin participar en el proceso, en el trabajo.
Y así viven felices y comen perdices, colorín colorado este cuento ha acabado.
Del cuento pasamos a la vida de los hombres, a nuestra realidad o a nuestro cuento permitido.
Los trabajadores somos como las leonas que cazan para poder comer, comen lo que necesitan y los empresarios son como los buitres, los carroñeros que se aprovechan del trabajo que hacemos.
Hay una cosa que es diferente y que va en contra de los trabajadores y no en contra de las leonas. Las leonas se suelen comer las mejores partes de lo que cazan, del esfuerzo de su trabajo. Los trabajadores, como vivimos en una sociedad donde hemos cambiado la pieza cazada por dinero, con el engaño que así podemos tener otras cosas que no sean la pieza cazada (lo que producimos), no nos comemos la mejor parte, ya que el dinero lo gestionan los buitres que son los que recogen los desperdicios que no nos comemos (lo que producimos) y lo cambian, como por arte de magia, en dinero; se quedan todo lo que pueden, como los buitres (los carroñeros) que acaban con la pieza cazada, y nos dan a nosotros las sobras, normalmente no es suficiente para poder comer las mejores partes del animal cazado, como sí hacen las leonas.
La verdad es que la naturaleza es bastante lógica, tiene bastante sentido común, aunque los que intervienen, leones, son animales salvajes que no razonan, que no piensan, que no les importan sus semejantes y menos los de las otras especies. Consumen lo mejor de la producción de su trabajo y dejan para los vagos, los buitres, lo que les sobra.
Entre los animales “racionales”, los que somos listos y pensamos, somos solidarios (entendiendo solidaridad por caridad) con los demás, esto no funciona así, los buitres (empresarios) que no han trabajado, que no han intervenido en el proceso de ensuciarse, de cansarse para cazar (trabajo), se llevan la mejor parte y nos dejan a los trabajadores (leones) lo que ellos ya no quieren, lo que les sobra, para que continuemos cazando (trabajando) y ellos seguir llevándose el producto de nuestro esfuerzo.
¿Creéis que lo racional es lo nuestro o lo que hace la naturaleza?
Analizando y comparando, naturalmente
Si tenéis claro que la naturaleza es más racional que nosotros, también entenderéis que los empresarios, los accionistas, en definitiva los capitalistas, quieran acabar con la naturaleza para que no podamos tomar ejemplo de ella, para que no aprendamos de su raciocinio de su inteligencia, y acabemos haciendo lo que nos corresponde como leones, dejar a los buitres las sobras de lo que nosotros nos hemos ganado con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo.
¿No os parece que eso sí es racional, que sí es Justo?
Si os parece así ¿a qué estamos esperando para cambiarlo, para convertirnos en seres naturales? ¿Vamos a esperar que acaben con la naturaleza (el planeta) para no tener qué o dónde cazar (donde plantar-“trabajar” para comer), mientras ellos se buscan refugio en otro sitio (planeta)?
¿De verdad vamos a ser tan gilipollas de seguir sin darnos cuenta que los leones son los que tienen el poder, son los que pueden dominar a los carroñeros?
Quiero que seamos conscientes que los buitres (empresarios) tienen que comer después de los leones (trabajadores) como marcan las leyes de la naturaleza o, como máximo, comer al mismo tiempo que los leones (si trabajan), ¿No sería más justo, no sería más natural, no sería más racional?
A que nadie se puede imaginar, en la naturaleza, a los buitres obligando a las leonas a cazar o a dejarles morir de hambre por llevárseles la comida antes de que ellos se sacien. A que nadie puede imaginar en la naturaleza que los buitres esperen que sean los leones quienes limpien los deshechos que ellos no se comen, son los buitres quienes limpian los deshechos de los que trabajan y así se consigue que la mierda no rodee a los seres vivientes. A que nadie se puede imaginar que los buitres obliguen a cazar a las leonas, animales que no van a comerse para poder acumular carroña. A que nadie puede imaginar que las hienas se conviertan en los servidores de los buitres y obliguen a las leonas a cazar para ellos. A que nadie se puede imaginar un espacio cerrado propiedad de los buitres donde las leonas sean llevadas para cazar, por hordas de hienas, que les obliguen a dejar lo que cazan para que los buitres se queden con ello y después obliguen a las leonas a limpiar los desperdicios de los buitres.
¿Pasa lo mismo en la “racionalidad” de los humanos?
Pues va a ser que no, el sistema “racional” de los humanos se ha montado siendo los buitres quienes obligan a los trabajadores, valiéndose de las hienas (cuerpos de seguridad de su Estado), a trabajar para ellos, quedarse con lo que producen, sacarle el rendimiento y después dejarles la mierda (los restos de producción contaminantes) para que los trabajadores los limpien a través de unos aparatos de control (gobiernos) defendidos por las hienas que obligan (a través de impuestos indirectos) a limpiar la carroña que les sobra a las hienas.
Que me perdonen los buitres y las hienas por la comparación que hago entre ellos y los empresarios y las fuerzas represivas que hacen de la vida algo ilógico y sin sentido.
Nadie que no haya perdido la razón se puede imaginar un mundo donde lo racional sea lo menos normal y lo irracional sea la normalidad. Nadie se lo puede imaginar pero todos lo aceptamos día a día como lo más natural.
¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no somos racionales?
¿Qué es más racional trabajar para comer o comer para trabajar? ¿Qué es más natural trabajar para que otros acumulen o trabajar para que todos puedan comer? ¿Qué es más racional que los que trabajan puedan comer para seguir trabajando o que los que no trabajan acumulen y dejen sin comida a los que producen para que ellos puedan seguir comiendo?
Con todo esto sólo espero que nos pongamos a reflexionar y que podamos llegar a darnos cuenta que no podemos seguir como sociedad, como especie y como animales “racionales” de la forma en que nos estamos comportando. Que seamos capaces de darnos cuenta que si los trabajadores, que somos la inmensa mayoría, nos rebotamos podemos darle la vuelta al sistema y hacer un mundo más natural donde todos contribuyamos a garantizar la vida de la especie y del planeta. Si esto no lo hacemos rápidamente los buitres de nuestra especie acabaran con la riqueza natural del planeta y, al tiempo, con la vida, incluida la suya.
Todo esto no podemos hacerlo aceptando las reglas del juego que nos impone el sistema generado por los buitres, para conseguirlo tenemos que destruir el sistema y cambiarlo por otro que esté en consonancia con el medio natural en el que vivimos y que no permita que unos sean parásitos de otros, sino que todos con el apoyo mutuo seamos capaces de darnos una vida de calidad sin explotación del hombre por el hombre y sin la necesidad de acabar con toda la riqueza natural para poder acumular riquezas (beneficios) que solo contribuyen a esquilmar lo necesario para que unos vivan del esfuerzo de la mayoría para poder holgazanear y controlar las vidas de esa mayoría.
Cuando hace un tiempo se gritaba por las calles aquello de “no nos representan”, se decía con mucho sentido ya que nadie puede representar a una persona, que sabe pensar y tiene ideas y propuestas, para olvidarse de los intereses comunes y solo pensar en los intereses propios o de los que dominan la situación.
Recordemos que toda sociedad que no es capaz de darse cuenta que está acabando con la riqueza natural que posee, está condenada a sucumbir. Para poder seguir viviendo se ha de ser capaz de no acabar con todo, hay que guardar, hay que cuidar, hay que preservar.
Tenemos que procurar que nuestra casa común, nuestra patria –el planeta– no sea destruido por algunos que no quieren que la humanidad sea una gran familia que pueda vivir con dignidad y con calidad. O lo cambiamos todo o nos quedaremos sin familia y sin casa.
Por la libertad, por la vida, por la anarquía.
Manuel Vicent
Publicado en Tierra y libertad núm. 317 (diciembre de 2014).