En el mundo —dice Federico Nietzsche en el prólogo del libro El Ocaso de los Ídolos— hay más ídolos que realidades. ¡Cuánta verdad, que digo, belicosidad hay en esta frase! Me atrevo a decir que quizás esto sea lo más sensato que se ha dicho en occidente. Por lo general lo más importante, lo más valioso, es lo que menos atención recibe del ser humano. Me asalta de repente esta cuestión: ¿Habrá algo más valioso que la vida?
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