“Buñuel en el laberinto de las tortugas” o cómo descubrir la figura de Ramón Acín

“Buñuel en el laberinto de las tortugas” o cómo descubrir la figura de Ramón Acín

Aprovechando este estado de confinamiento he visionado una película que ganó el premio Goya a la mejor película de animación en 2019, “Buñuel en el laberinto de las tortugas”. Una película que tiene como protagonista al cineasta reconocido, Luis Buñuel, y como gran secundario al anarquista Ramón Acín. Una figura del anarquismo que no ha sido lo suficientemente reconocida en su labor por la sociedad. Un anarquista que apenas es conocido por las nuevas generaciones del movimiento libertario y que es digno de ser estudiado por la gran valía de su obra artística y el importante trabajo militante que desarrolló. Por eso, acaba siendo esta película un homenaje a la figura de Acín por su carácter, por su hacer y por su compromiso.

Esta película animada relata las peripecias que vivieron Buñuel, Acín y el equipo de cámara y sonido para rodar el documental “Las Hurdes, tierra sin pan” en 1933. Un documental que consiguió denunciar la situación de abandono y de tercermundismo de una zona de la España republicana que abogaba por dar cultura y pan a la población. Con simpleza y sin ambages recoge cómo Luis Buñuel quiere llevar a cabo un documental, asustado por lo que lee en un informe que le llega sobre la pobreza de esa zona de España y empieza a buscar financiación para poder ir a Las Hurdes a rodar. Visita a Dalí y lo rechaza. Acaba visitando a su amigo Ramón Acín en Huesca y, tras unos tragos y fiesta entre amigos, Ramón compra un décimo de lotería de navidad y le promete a su amigo, que si le toca la lotería, con ese dinero podría hacer el documental. Buñuel le había contado su proyecto y la situación ruinosa que en ese momento vivía por lo que no podía embarcarse en ese documental social y Acín, implicado en mil causas, no puede dejar de pensar en la posibilidad de ayudar a su amigo y con ello a las gentes de Las Hurdes.

Acín ya participaba en proyectos pedagógicos, había montado una escuela y su bonhomía era conocida en Huesca donde era apreciado. Pero Ramón Acín era también un artista, escultor, pintor e inventor. De hecho, cuando llega Buñuel a la casa de Acín y le comenta la ilusión que tiene por el proyecto, éste le habla sobre la situación económica que viven, desahogada por los dineros logrados por la venta de su última escultura pero que han sido invertidos en una escuela para los hijos de los obreros. No obstante, teniendo proyectos propios pendientes de desarrollar, cuando comprueba que le ha tocado el décimo que compró, tras los tragos tomados con Luis Buñuel, no duda en coger el teléfono y ponerse en contacto con su amigo y darle la buena noticia de que tiene dinero para poder llevar a cabo el rodaje del documental “Las Hurdes, tierra sin pan”.

Y gracias a la generosidad y compromiso del anarquista Ramón Acín, Luis Buñuel consiguió rodar en 1933 y estrenar el documental. En España, con el auspicio de la República, hasta finales de 1936 no fue estrenada y, posteriormente, prohibida por la mala imagen que transmitía del país. Eso sí, se le obligó a Buñuel a eliminar de los créditos a Ramón Acín por ser un conocido anarquista. En 1960 volvió a estrenar la película y recuperó el nombre de su amigo en los créditos y pudo devolver el dinero a Katia y Sol, las hijas de Ramón Acín y Conchita Morrás (fueron asesinados por los fascistas en agosto de 1936), que su padre le había ofrecido para poder rodar el documental.

En la película no hace falta que se diga que Ramón Acín era anarquista porque se define como tal por su forma de ser. La sensibilidad ante el sufrimiento y las penurias del pueblo queda reflejada en su malestar y en las críticas que le hace a Buñuel por forzar las situaciones que quería grabar sin tener en cuenta el dolor de las personas y animales a las que estaban rodando. No todo vale para conseguir el objetivo.

En resumen, aunque la película “Buñuel en el Laberinto de las Tortugas” es una película sobre el cineasta, la figura del anarquista pedagogo, escultor, poeta e ilustrador destaca a la misma altura que Buñuel o más. Porque en este mundo actual, como en su día imagino también, llama mucho la atención la actitud de Acín de poner el dinero que le podía garantizar el sustento durante años en pos de la cultura y de la denuncia social.

Os recomiendo ver el film de Salvador Simó porque tiene una sensibilidad especial y porque lanza un mensaje de amistad y de compromiso que no se ven en todas las películas de la cartelera. E, igualmente, os recomiendo buscar la biografía de Ramón Acín. Por cierto, la Casa de Cultura de Ruesta lleva su nombre como homenaje de la CGT a su persona.

Charo Arroyo

Tomado del periódico Rojo y Negro # 345, mayo 2020. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20345%20mayo_0.pdf

Vídeo de RTVE sobre la película y entrevista al realizador

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