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Decrecimiento Controlado sin Colapso Sistémico

Hace unos días leía un artículo de alguien en las redes del Colapso Energético. El autor o autora (en el anonimato) manifestaba que era ingeniero, y que por su oficio y experiencia, podía prever una serie de acontecimientos ineluctables: agotamiento de energía, metales raros, agua escasa, problemas financieros de inflación, encarecimiento de todo, crisis económica, desabastecimiento… Se resumía el panorama en lo siguiente:
Algo muy gordo y muy chungo, va a pasar.

Es algo que llevo escuchando décadas y décadas. Por eso yo, cuando viene alguna crisis, limpio mi estaca con el clavo en el extremo, y espero el levantamiento de las masas enloquecidas para sumarme al jaleo. Y al final, no pasa .

Sí hubo algo que me llamó la atención del artículo, que desgraciadamente no encuentro en el marasmo del face: el autor o autora, en lugar de pronosticar un brusco Apocalipsis, definía el Ragnarok como un proceso lento. La gente abandonaría progresivamente las ciudades a medida que la vida se hiciese insostenible en ellas, el Estado del Bienestar se iría al diablo, y la población descendería hasta los mil millones a finales de siglo XXI.

¿Qué significa esto? Pues más o menos, tal como yo interpreto ese escrito, que en unos cincuenta o sesenta años todos los que leéis esto, la habréis diñado. Y los que nazcan tendrán una vida corta. Los ricos mantendrán el control de la energía, la tecnología y la represión, los Estados seguirían mandado, y los habitantes del montón volverán a modos de subsistencia y producción propios del siglo XVIII, cuando la revolución agrícola inglesa. O sea: no habrá un colapso espontáneo, si no un decrecimiento controlado por los Estados.

Claro, esto no hay forma de comprobar que vaya a pasar. El profeta estará más que incinerado. Sabemos que a los adivinos, no se les suele reprochar que no acierten, así que poca responsabilidad le podría pedir yo –que espero vivir mil años– a un vidente muerto.

En mi opinión, todas esas profecías a lo que mueven es a la pasividad. Es como la llegada de un meteorito enorme. Si no se puede detener el pedrusco, hagamos lo que hagamos, ¿qué más da que Doñana se convierta en un desierto? Y más aún si la cosa va a ser lenta, porque total, el que venga detrás que arree.

En el foro ese hice una pregunta, que yo creo que es interesante y legítima, dirigida a esos ingenieros que predicen el desastre: ¿Qué hacemos? Y que yo sepa, no hay una respuesta –por ser moderado– clara. Veo gente que se dedica a acumular botes de fabada, o que se hace un búnker en la sierra. Veo a otros que se quejan y muestran augurios y señales del cielo. Nadie monta una ofensiva en contra del Estado y los capitalistas, para reordenar un poco la producción, la distribución, y el consumo.

Algo muy gordo, como siempre, pasará cuando menos te lo esperes. Y aquí seguimos. Por lo menos, hasta fin de siglo.

Acratosaurio rex

3 pensamientos sobre “Decrecimiento Controlado sin Colapso Sistémico”

  1. Muy acertado. Llevo años pensándo lo mismo. En concreto creo que la organización es la respuesta. Organización más allá de lo organizado hasta ahora. La gente no toma en serio la idea de hacer algo al respecto porque se siente sola y desconectada en dicha tarea, yo el/la primerx. Propongo empezar por crear sistemas de comunicación seguros y difundir la palabra… aunque claro, seguro que eso ya se ha intentado antes. Habrá entonces que intentarlo de nuevo, con más energía.

    Suerte compañerxs.

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