Murales feministas

Es increíble la cantidad de idiotas que reaccionan ante el avance que están llevando a cabo las mujeres. Esto es así que se acuñó el irritante término feminazis, y tiene bemoles que el facherío, o los que les hacen el juego, acuse a los demás de algo así para designar a un supuesto modelo de feminista «radical». Este tipo de mujer, que solo está en la cabeza de estos botarates reaccionarios, viene a considerar que todos los hombres son violadores en potencia. No es algo nuevo, desde hace muchos años se viene identificando cierto activismo con alguna suerte de extremismo fanático, que suelen usar como sinónimo de ese radicalismo que quieren estigmatizar. Una vez más, reivindicamos la condición de radical, ya que hay injusticias que sencillamente hay que extirpar de raíz. El caso del mural de Ciudad Lineal, finalmente vandalizado por unos malnacidos en la significativa fecha del 8 de marzo, resulta paradigmático. Los rostros de 15 mujeres venían a representar las luchas históricas por la igualdad, tal y como lo expresaban los creadores del mural; el concepto de «igualdad» tiene muchas connotaciones y lecturas, pero cualquiera que tenga bien oxigenado el cerebro comprende a qué nos referimos en este caso.

Como es sabido, los partidos de la derecha quisieron destruir este trabajo, ya que consideraban que tenía tintes políticos. Lo que no pudieron hacer por métodos «legales», lo consiguieron perros adiestrados con ideología muy similar. No ha sido el único caso, ya que la derecha y la extrema derecha de este inefable país, cuyas diferencias morales son mínimas, han hecho del activismo feminista uno de sus caballos de batalla. Creo que solo alguien muy inicuo o muy necio puede actuar de esa manera. Sobre las 15 mujeres representadas, se pueden decir muchas cosas, podemos identificarnos más con unas que con otras, y el que suscribe se alegra de que se encontraran entre ellas las buenas de Emma Goldman y Antònia Fontanillas, pero la decisión estuvo en la gente que participó en aquel proyecto. Insisto, solo alguien muy malnacido, en lugar de emprender su propio homenaje de representación, según su propio imaginario a mujeres que han llevado a cabo luchas históricas, quiere borrar a aquellas con las que no simpatiza. Afortunadamente, desde que aquel mural fuera cubierto de borrones negros, muchos otros se han levantado de diversos sitios, y no pocos han sido también agredidos.

Hoy, me entero de que el mismo colectivo que llevó a cabo aquel mural ha pintado otro en la localidad de Calahorra. No todas las mujeres, esta vez, coinciden con las de Ciudad Lineal. Me alegra ver a otra anarquista, Federica Montseny, paradójicamente, la primera mujer ministra en este peculiar país. Conozco la vida de Federica y, en no pocas ocasiones, discrepo con sus actitudes y decisiones; ¿y qué?, tiene su lugar en la historia, máxime en un lugar donde venció el fascismo. No obstante, hay otros rostros de este nuevo mural, que me congratulan igualmente y con los que, en principio, puedo no tener tantas cosas en común. ¿Y qué? Es el caso de Clara Campoamor, la primera diputada por estos lares, que hubiera discrepado con Montseny en muchos aspectos políticos y vitales. No pocas veces, personajillos de la derecha de este indescriptible país, ya se sabe, reaccionarios sin mucho a lo que agarrarse, aseguran que Campoamor, aventajada luchadora feminista, según ellos no era demasiado de izquierdas. Son las piruetas ideológicas de cierta gente, que quiere establecer una estúpida y maniquea barrera ideológica para justificar sus propias posturas, en un país donde triunfó la reacción más miserable, acusando a los demás de sectarios. A ver si tienen ahora narices de criticar que Campoamor figure en esta selección. Un nuevo mural diverso, como debe ser, con mujeres que llevaron a cabo grandes logros. Por supuesto, como es lógico, y cualquiera que no sea un bodoque lo puede entender, con las que no tenemos que simpatizar en todo.

Juan Cáspar

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